Lunes, 11 Abril 2022 11:32

PASTORES DABO VOBIS, ACTUALIDAD Y DESAFIOS Juan Esquerda Bifet

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            PASTORES DABO VOBIS, ACTUALIDAD Y DESAFIOS

 

                                             Juan Esquerda Bifet

 

1. Valoración de PDV, aspectos hoy más sobresalientes

 

     Pasados unos años de la publicación de "Pastores dabo vobis", cada vez se aparecen más claros e interesantes sus contenidos. Se han realizado estudios científicos (Tesis), se han publicado exposiciones amplias y el documento se ha convertido en tema de reuniones y diálogo. Leyendo este arsenal ya publicado en esto últimos años, pueden apreciarse algunos aspectos más sobresalientes que continúan incidiendo en la vida sacerdotal.

 

     Resalta principalmente la referencia a la persona de Jesucristo, como alguien que acompaña y comparte la propia vida sacerdotal. "El que nos ha llamado y nos ha enviado sigue junto a nosotros todos los días de nuestra vida, ya que nosotros actuamos por mandato de Cristo" (n.4).

 

     El sacerdote no siente el peso de serlo, sino la alegría de ser "imagen viva de Jesucristo Cabeza y Pastor" (n.42). No es un peso, sino una posibilidad. "La referencia a Cristo es, pues, la clave absolutamente necesaria para la comprensión de las realidades sacerdotales" (n.12).

 

     El documento es "vivencial" y "relacional", en el sentido de invitar a vivir la propia realidad de gracia en el ejercicio del ministerio (como relación personal y sintonía con Cristo y seguimiento suyo), al servicio de los hermanos (n.24), en el contexto del Presbiterio de la Iglesia particular y en una línea de disponibilidad hacia la Iglesia universal.

 

     La exhortación apostólica postsinodal traza un "proyecto" o itinerario exigente y, al mismo tiempo, asequible, invitando a hacerlo realidad. La línea de la "caridad pastoral" llena todo el documento a partir del título ("os daré pastores": Jer 3,15). Se hace referencia continua al Buen Pastor (Jn 10), a su "corazón" (nn.49, 82) y a sus "sentimientos" sacerdotales (Fil 2,5).

 

     La relación personal con Cristo se convierte en sintonía con su Iglesia, dentro de una "eclesiología de comunión", que "resulta decisiva para descubrir la identidad del presbítero, su dignidad original, su vocación y su misión en el Pueblo de Dios y en el mundo" (n.12). La Eucaristía (celebrada y adorada) fomenta esta perspectiva relacional con Cristo y comprometida en la misión (PDV 1,, 23, 26, 38, 46, 48).

 

     Por ser "expresión" o "signo" de Cristo y "representación sacramental" suya (n.15), el sacerdote se hace servidor de la Iglesia misterio, comunión y misión en el mundo de hoy (nn.12,16,59,73). La referencia a Cristo, "el rostro definitivo del presbítero" (n.5), acentúa la importancia de la actitud de sintonía con sus sentimientos o amores sacerdotales.

 

     La cercanía al hombre concreto en su situación sociológica, cultural e histórica, es una consecuencia de la encarnación del Verbo. El sacerdote ministro participa y prolonga la misma cercanía de Cristo Sacerdote y Buen Pastor a todos los hermanos.

 

     Se nota en todo el documento un tono de esperanza, como indicando que es posible vivir la alegría de ser sacerdote hoy. Se vive el gozo de ser "representación sacramental de Jesucristo Cabeza y Pastor" (n.15), por el hecho de participar en su ser o consagración, para prolongar su misma misión (Lc 1,18-19; Is 61,1-2).

 

     La caridad pastoral es el resumen del estilo de vida de Cristo Buen Pastor y, consiguientemente, de la vida del sacerdote ministro. En ella se inspira la espiritualidad "específica" sacerdotal, que incluye el seguimiento evangélico, al estilo de los doce apóstoles (cfr. nn. 20, 23-25).

 

 

2. Aspectos que no han encontrado suficiente acogida e integración (¿cuáles, por qué?)

 

     El "proyecto de vida" que pide el documento parece una asignatura pendiente. Son pocos los Presbiterios que han respondido a esta invitación: "Hacer un proyecto y establecer un programa, capaces de estructurar la formación permanente no como un mero episodio, sino como una propuesta sistemática de contenidos, que se desarrollo por etapas y tiene modalidades precisas" (n.79).

 

     Es necesario que los futuros sacerdotes durante el período de formación, así como las posibles vocaciones sacerdotales que empiezan a repuntar, vean que el Presbiterio se mueve con un proyecto de vida entusiasmante. Los mismos sacerdotes necesitan encontrar en el Presbiterio todos los medios necesarios para su misión y vida espiritual.

 

     Probablemente la razón por qué esta invitación del Papa (el año 1992) haya encontrado menguada respuesta, puede ser debida a cierta alergia a "reglamentos" y a nuevas obligaciones. Pero en el caso presente, no se trata ni de nuevas reglas ni de nuevas obligaciones, sino de redactar lo que ordinariamente ya se hace en los cuatro niveles de la formación permanente: humano, espiritual, intelectual, pastoral.

 

     Para la perseverancia sacerdotal y para la pastoral vocacional, este proyecto sería uno de los medios más adecuados. La dificultad que proviene de no saber cómo elaborar este "proyecto" de vida, puede superarse fácilmente con estas tres indicaciones: ideario (un resumen muy breve de PO y PDV), objetivos (los cuatro niveles de formación permanente), medios según cada nivel, personales y comunitarios. No se trata de nuevas obligaciones, sino de una programación práctica y entusiasmante de lo que ya está en el ambiente.

 

     Faltaría también estudiar "Pastores dabo vobis" en relación con "Presbyterorum Ordinis" y con el "Directorio para el ministerio y la vida de los presbíteros". Me refiero a un análisis comparativo y complementario de los contenidos.

 

     Todavía se notan carencias respecto a la espiritualidad específica del sacerdote ministro, especialmente del sacerdote diocesano. Los contenidos de PDV son muy claros, pero no suficientemente conocidos ni estudiados a fondo. De la exhortación postsinodal se pueden entresacar contenidos muy explícitos respecto a la relación con el propio Obispo, la pertenencia al propio Presbiterio y el servicio en la propia Iglesia particular o desde ella. Esta espiritualidad específica no se contrapone a otras concretizaciones complementarias, que pueden provenir de asociaciones o de la vida consagrada.

 

     La exhortación apostólica PDV necesita tiempo para ser asimilada. Los documentos de esta categoría se comprenden mejor con el pasar de los años. Pero han escaseado los formadores apasionados por el sacerdocio ministerial y por su espiritualidad específica. Frecuentemente he encontrado, durante Ejercicios impartidos a ordenandos, candidatos que no han leído PDV.

 

     Tal vez ha habido comentarios que han producido alergia a la lectura y estudio del documento. Me refiero a reflexiones sobre puntos más secundarios o más disciplinares (por válidos que puedan ser), que, debido a su tono polémico, han marginado o infravalorado los grandes principios de la PDV.

 

 

3. Actualidad... Eco entre nosotros

 

     Me parece que uno de los puntos más entusiasmantes y menos estudiados de PDV es el de la imitación de la vida de los Apóstoles por parte de los sacerdotes ministros (como "sucesores") (PDV 5, 15-16, 22, 24, 42, 46, 60). La "sequela" evangélica, de la que habla PDV, corresponde a la llamada "vida apostólica" al estilo del seguimiento evangélico de los Apóstoles: seguimiento radical, vida comunitaria y disponibilidad misionera (PDV 8-10, 13, 20, 30, 34, 36, 40, 60, 63, 65-66, 70, 72, 81-82).

 

     Tengo la convicción de que el despertar de las vocaciones y especialmente el redescubrimiento de la propia identidad sacerdotal, pasa por la vivencia de la sequela evangélica, al estilo de los Apóstoles, vivida en relación con el carisma del propio Obispo, en el propio Presbiterio y en la propia Iglesia particular (en comunión misionera con la Iglesia universal).

 

     He constatado en algunos Seminarios españoles y de América Latina, un gran interés por el estudio de PDV en relación con los documentos conciliares y postconciliares. Es un signo de esperanza. Concretamente es de alabar e imitar el esfuerzo del CELAM a nivel de América Latina, por preparar formadores a nivel de formación inicial y permanente, incluso con especialización académica sobre la "pastoral sacerdotal" (cursos en el ITEPAL). Hay iniciativas parecidas a nivel español, en vistas a la formación inicial y permanente.

 

     Los estudios especializados y universitarios han dedicado ya alguna atención a PDV, por medio de cursos peculiares (sobre el sacerdocio ministerial y su espiritualidad) y también por la elaboración de Tesis. Creo que queda todavía mucha materia por estudiar y también muchas posibilidades para sistematizar mejor la doctrina sacerdotal.

 

     Algunos temas de PDV han sido retomados con profundidad en la exhortación postsinodal sobre los obispos, "Pastores Gregis". Las citas de PDV (y de PO) son abundantes, puesto que la doctrina es común en los puntos fundamentales del sacerdocio ministerial (de Obispos y presbíteros). Me refiero especialmente a la vida evangélica o "vida apostólica", de la que el Obispo no es sólo imitador, sino garante y agente en relación con sus presbíteros (Pastores Gregis nn.10, 13, 18, 21-22, 37, 39, 47-48). Sin la referencia activa al carisma episcopal, no sería posible la puesta en práctica adecuada de los contenidos de PDV. Tal vez ahí está la solución para poder elaborar el "proyecto de vida" sacerdotal en el Presbiterio, como pide PDV 79.

 

     El respiro de misión universal es otro punto de actualidad y de esperanza. Entre otros muchos números, ver especialmente PDV 16-18 y 31-32. No se trata sólo de la disponibilidad misionera propia del sacerdocio, como ya había subrayado PO 10, sino de que el presbítero, por el hecho de estar incardinado a una Iglesia particular, asume la responsabilidad misionera que corresponde a la misma, siempre en dependencia de la responsabilidad misionera universal del propio Obispo (cfr. PDV 31-32, 64). Pero ello supone que la Iglesia particular y el Presbiterio asuman de verdad esta responsabilidad misionera.

 

     La referencia sencilla y frecuente a María, Madre de Cristo Sacerdote en PDV, es una nota de garantía, como modelo ayuda materna para la fidelidad a las nuevas gracias de Dios en el camino vocacional (PDV 36, 38, 45, 82). En la perspectiva mariana de la vocación, de la vida y del ministerio sacerdotal se descubre mejor la dimensión cristológica y eclesiológica, aprendiendo una cercanía de maternidad eclesial (imitada de María), para insertarse en las situaciones humanas concretas. La unidad en el "cenáculo" del  Presbiterio necesita la presencia sentida y vivida de "la Madre de Jesús" (Hech 1,14).

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