Lunes, 11 Abril 2022 11:33

JUAN PABLO II PASTORES DABO VOBIS *

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                               JUAN PABLO II

 

                            PASTORES DABO VOBIS*

 

Exhortación Apostólica Post-Sinodal sobre la formación de los sacerdotes en la situación actual

 

                              (25 - III- 1992)

 

      A veinticinco años del concilio Vaticano II, tuvo lugar la celebración del Sínodo de los Obispos (1990) para tratar del tema sacerdotal, y de modo particular de la formación inicial y permanente de los sacerdotes. Acerca de la identidad sacerdotal había ya tratado el Sínodo de 1971, con un documento sinodal de orientaciones adecuadas al momento crítico de los años setenta. Ambos Sínodos se fundamentaron en la doctrina conciliar del Vaticano II, contenida especialmente en "Presbyterorum Ordinis" y en "Optatam totius", para poder responder a situaciones muy distintas.

 

      La exhortación post-sidonal recoge toda la documentación del Sínodo (especialmente sus proposiciones finales) y ofrece amplias orientaciones sobre el tema. Se quiere "poner en práctica la doctrina conciliar y hacerla más actual e incisiva en las circunstancias actuales" (n.2). No se trata de responder a dudas sobre el sacerdocio, sino de proponer líneas de renovación evangélica en todo el proceso de formación.

 

      Los diversos capítulos tienen un título bíblico muy significativo, como indicando el "evangelio de la vocación" (n.34). La situación actual de la sociedad (cap.1) hace recordar que el sacerdote es un hombre "tomado de entre los hombres" (Heb. 5,1), puesto que Dios sigue llamando a personas que deben ser formadas para las circunstancias de la época. La naturaleza y misión del sacerdote, su identidad (cap.2), se presenta a partir de la consagración y misión de Cristo, comunicadas al sacerdote ministro para prolongarle en la Iglesia: "Me ha ungido y me ha enviado" (Lc 4,18). La espiritualidad o vida espiritual del sacerdote (cap.3) es vida según el Espíritu: "El Espíritu del Señor sobre mí" (Lc 4,18), que invita a imitar el mismo estilo de vida del Buen Pastor y el "seguimiento evangélico" de los Doce. La pastoral vocacional (cap.4) está centrada en la invitación de Jesús: "Venid y lo veréis" (Jn 1,39); se señalan objetivos, contenidos, medios y responsables para esta pastoral que "es esencial y connatural en la pastoral de la Iglesia" (n. 34). La formación inicial de los candidatos (cap.5) es como la continuación de la labor de Jesús respecto a sus discípulos: "Instituyó doce para estuvieran con él" (Mc 3,14). Se señalan cuatro niveles armónicamente relacionados: humano, espiritual, intelectual, pastoral. La formación permanente de los sacerdotes equivale a poner en práctica la recomendación de San Pablo: "Te recomiendo que reavives el carisma de Dios que está en ti" (2Tim 1,6); esta formación es una exigencia del sacramento del Orden y un derecho de la comunidad eclesial.

 

      A partir de la figura de Cristo Sacerdote, Cabeza, Buen Pastor, Esposo y Siervo, y de la configuración del sacerdote ministro con Cristo, se destacan unas líneas de fuerza que aparecen en todos los apartados del documento: actitudes relacionales de encuentro con Cristo para el seguimiento y la misión; acción permanente del Espíritu Santo en la vida y ministerio sacerdotal; servicio a la Iglesia como misterio, comunión y misión; caridad pastoral como participación en los amores de Cristo Buen Pastor; seguimiento evangélico al estilo de los Apóstoles; esperanza gozosa apoyada en la presencia de Cristo resucitado; cercanía al hombre concreto y a la situación sociológica e histórica. El itinerario formativo (inicial y permanente) es integral y armónico en sus cuatro niveles: humano, espiritual, intelectual, pastoral. Ello reclamará un proyecto de vida sacerdotal en el Presbiterio diocesano.

 

      La "identidad" no se presenta como duda, sino como profundización en los aspectos evangélicos de llamada, encuentro, seguimiento, fraternidad eclesial y misión. Para formar "signos personales del Buen Pastor", hay que partir de la configuración con el ser sacerdotal de Cristo, que capacita para prolongar su misma misión y que hace posible y urge a vivir su mismo estilo de vida. Se trata de presentar un "proyecto" o "propuesta" vocacional, un "itinerario" y "programa" formativo, que abarque toda la vida, desde el despertar de la vocación hasta el final (nn.2-3; cfr. n.79).

 

      La persona de Jesús es el punto de referencia, como "el rostro definitivo del presbítero" (n.5), para comprender el sentido de la vida y del ministerio sacerdotal. Por esto se puede apuntar, con lógica interna, a las exigencias evangélicas (consejos evangélicos) que derivan de la caridad del Buen Pastor (n.30). De este modo, el sacerdote podrá representar al Buen Pastor, Cabeza, Siervo y Esposo de la Iglesia "no sólo en la Iglesia, sino también al frente de la Iglesia" (n.16). "El sacerdote ministro es servidor de Cristo presente en la Iglesia misterio, comunión y misión" (n. 16).

 

      El documento post-sinodal da mucha importancia a la participación del sacerdocio ministerial (de los presbíteros) en la sucesión apostólica. La sucesión apostólica o del ministerio apostólico une estrechamente Obispos y presbíteros, que forman parte del mismo Presbiterio, presidido por el Obispo (n.16; cfr. n.42).

 

      A partir de la caridad pastoral y de la participación en la vida apostólica de los Doce, se van señalando las exigencias, las etapas de formación y los medios para la vida comunitaria, el seguimiento evangélico y la disponibilidad misionera. Se señalan algunas características específicas que derivan de la caridad pastoral: santificación en los mismos actos del ministerio (nn.24.25), seguimiento evangélico expresado en los llamados "consejos evangélicos" como imitación de la "vida apostólica" (nn.27-30), disponibilidad para la misión en la Iglesia particular y universal (nn.16-18, 31-32). La pertenencia a la Iglesia particular en unión con el propio Obispo y con los demás sacerdotes del Presbiterio, expresada en la "incardinación", es un hecho de gracia especial y una "realidad sobrenatural" para los sacerdotes diocesanos (nn.31-32, 74).

 

      En el documento postsinodal se acentúa esta actuación del carisma episcopal en todas las etapas de la formación y de la vida sacerdotal, tanto para la espiritualidad como para la pastoral y las expresiones de vida práctica (nn.4, 28, 31, 35, 41, 50, 65, 74, 79, 80). Esta actuación es imprescindible para hacer realidad la "vida apostólica" (vida fraterna, seguimiento evangélico, disponibilidad misionera) en el Presbiterio de la Iglesia particular. "La fisonomía del Presbiterio es la de una verdadera familia" (n.74; cfr. CD 28; PO 8). Pero esto no será realidad mientras no actúe o no se deje actuar el carisma de quien preside la Iglesia particular y su Presbiterio. "Dentro de la comunión eclesial, el sacerdote está llamado de modo particular, mediante su formación permanente, a crecer en y por el propio Presbiterio unido al Obispo" (n.74; cfr. CD 15-16; PO 7).

      La invitación de Juan Pablo II indica las pistas de un "Cenáculo" permanente, en el que, gracias a la presencia activa de María, "Madre de los sacerdotes" y "Reina de los Apóstoles", tenga lugar "una extraordinaria efusión del Espíritu de Pentecostés... La Iglesia está dispuesta a responder a esta gracia" (n.82).

 

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* AAS 84 (1992) 657-804.

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                    Exhort. Apost. "Pastores dabo vobis"

 

AA.VV., Os daré pastores según mi corazón (Valencia, EDICEP), 1992.

 

- Commentaria in Adh. Apost. "Pastores dabo vobis": Seminarium 32 (1992) n. 4; 33 (1993) n. 3.

 

- Pastores dabo vobis. Etudes et commentaires: Bulletin de Saint Sulpice 19 (1993).

 

- Studi sull'Esortazione Apostolica "Pastores dabo vobis" di Giovanni Paolo II: Salesianum 55 (1993) n. 1-2.

 

- Sacerdoti per una nuova evangelizzazione. Studi sull'Esortazione Apostolica Pastores dabo vobis (Roma, LAS, 1993).

 

- Vi darò pastori secondo il mio cuore, Esortazione Apostolica "Pastores dabo vobis"..., Testo e commenti (Lib. Edit. Vaticana 1992).

 

E. BORDA, La formazione pastorale dei sacerdoti nell'esortazione apostolica "Pastores dabo vobis", "Annales Theologici" 6 (1992) 289-318.

 

M. CAPRIOLI, Esortazione Apostolica Postsinodale "Pastores dabo vobis": Teresianum 43 (1992) 323-357.

 

COMISION EPISCOPAL DEL CLERO, La formación humana de los sacerdotes según "Pastores dabo vobis" (Madrid, EDICE, 1994).

 

S. GAMARRA, La formación permanente en "Pastores dabo vobis": Scriptorium Victoriense 40 (1993) 261-278.

 

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