LA ORACION O ADORACION EUCARISTICA (TOMADO DE CONCEPCION GONZALEZ: LA ADORACION EUCARISTICA.)

LA ORACION O ADORACION EUCARISTICA

 (TOMADO DE CONCEPCION GONZALEZ: LA  ADORACION EUCARISTICA.)

LA FE CATOLICA en la presencia real y substancial de Nuestro Señor Jesucristo bajo las apariencias sacramentales del pan y del vino eucarísticos tiene como consecuencia la adoracion de este misterio, objeto primordial y sentido de la Adoracion Nocturna. Para legitimar esta adoración ante el Santísimo Sacramento, a la vez que afirmar que la oración ante Jesús Sacramentado es el modo supremo y cumbre de toda oración, quiero, en primer lugar, explicar un poco desde la teologia bíblica y litúrgica este misterio, para que la Presencia Eucarística del Señor sea más valorada y vivida por los que nos sentimos verdaderamente  privilegiados al haber vivido siempre junto al Señor, confidente y amigo de toda la vida.

"¡Oh eterno Padre, exclama S. Teresa, cómo aceptaste que tu Hijo quedase en manos tan pecadoras como las nuestras! ¡Es posible que tu renura permita que esté expuesto cada día a tan malos tratos! ¿ Por qué ha de ser todo nuestor bien a su costa? ¿No ha de haber  quien hable por este amantísimo cordero? Si tu Hijo no dejó nada de hacer para darno a nosotros, pobres pecadores un don tan grande como el de la Eucaristía, no permitas, oh Señor, que sea tan mal tratado. El se quedó entre nosotros de un modo tan admirable...."

Y aquí el alma de Teresa se extasía... Ya sabéis que la mayor parte de sus revelaciones o visiones: "me dijo el Señor, ví al Señor... " las tuvo Teresa después de haber comulgado o en la presencia del Señor Eucaristía. Por esto, cuando Teresa define la oración mental parece que la define como oracion eucarística, como si estuviera mirando al Sagrario: "Que no es otra cosa oración mental sino estar a solas, estando muchas veces tratando a solas, con quien sabemos que nos ama."

Todas las liturgias orientales y occidentales rodean la consgración del pan y del vino, junto con la epíclesis y la anánmesis (explicarlo) de signos externos de adoración. Y el Concilio Tridentino recuerda que, si bien la eucaristía ha sido instituida por Cristo "ut suñmatur", estoes, para ser recibida como alimento, esto no quita en absoluto la legitimidad y la coherencia de la adoración u oración eucarística. El mismo Vaticano II insiste en esta línea en la Constitución sobre la Sagrada Liturgia, cuando dice

En los últimos siglos, la adoración eucarística ha constituido una de las formas de oración más queridas por los cristianos en la Iglesia Católica. Iniciativas cono la promoción de la "visita al Santísimo Sacramento", la Adoración Nocturna, la Adoracion Perpetu, la Cuarenta Horas...ertc. se han multiplicado y san constuido una especia de constelación de prácticas devocionales que tendría su centro en la celebración del Corpus Christi.

Junto a estas prácticas del pueblo cristiano, otra serie de iniciativas ha surgido con fuerza: las cogragaciones religiosa que, como elemento fundacional y fundamental de su forma de vida y carisma religioso, dedican una gran parte de su tiempo a la Adoración del Santísimo Sacramento.

El sacerdocio católico dice relación directa y esencial a la Eucaristía. Sin sacerdotes no hay Misterio Eucarístico. Por eso, cuando un sacerdote habla de esta presencia, lo hace desde la teología y liturgía, pero también desde la propia experiencia de tocar y vivir esta realidad maravillosa. Sinceramente es tanto lo que debo a esta presencia eucarìstica del Señor, a Jesús sacramentado bajo el pan y el vino, confidente y amigo, que quisiera compartir con vosotros  un poco mi gozo y alegría, desde la humildad, desde reconocimiento de quien se siente agraciado y agradecido a esta presencia, pero a la vez deudor, limitado, necisitado de su fuerza y ayuda.

La renovación litùrgica ha tenido como consecuencia restablecer en su identidad propia los diversos momentos de la eucaristía; si se quiere, podemos decir, que ha reequilibrado los acentos y los tres aspectos principales de la Eucaristía como sacrificio, la Eucarístía como comunión y la Eucarístia como presencia. Y así, por ejemplo, ya no se da aquel desfase de hacer primero la Exposición del Señor, para lo cual había que haber celebrado en privado la misa, y luego al final de la Adoración Nocturna, con la llegada del día, celebrar la santa misa y despedirnos. Algunos de la antiguos adoradores hemos conocido este desequilibrio. Al principio, este reequilibrio ha podido parecerle a alquien una pérdida de sentido de la adoración. Es evidente que tal impresión no tiene ningún fundamento teologico ni pastoral, y para que todos nos convenzamos de ello, conviene dar unas pequeñas nociones de estos tres momentos de la Eucaristía para que cada uno tenga su estimación y su sitio en la piedad cristiana. Veremos así la continuidad entre la celebración eucarística, en la cual hallamos la presencia sacramental del misterio de adoración y de alabanza de Cristo al Padre, que es su Pascua, la santa misa, que luego comulgamos y como nos gusta tanto y el tiempo ha sido breve, lo seguimos celebrando y comiendo y remeditando y dialogando prolongando ante ese mismo Jesucristo que ha muerto y hemos comulgado, y que está

"lleno de gracia y verdad", como nos dice S. Juan.(Jn.1,14)

El Papa Juan Pablo II, con fecha del 4 de diciembre del 1988, ha publicado la carta apostólica "Han pasado venticinco años" para conmemorar el aniversario de la Constitucion Sacrosantum Concilium. En uno de su párrafos dice así:

"Puesto que la lturgia es el ejercicio del sacerdocio de Cristo, es necesario mantener constantemente viva la alfirmación del discípulo ante la presencia misteriosa de Cristo: "¡Es el Señor"!(Jn.21,7) Nada de lo que hacemos en la liturgia puede aparecer como más importante que lo invisible, pero realmente, Cristo hace por obra del Espíritu Santo. La fe vivificada por la caridad, la adoración, la alabanza al Padre y el silencio de la contemplación serán siempre los primeros objetivos a alcanzar para una pastoral litúrgica y sacramental." (nº 10)

Todo esto y más afirma el Adorador Nocturno, cualquier orante de la Presencia Eucarística de Cristo en el pan consagrado: "Es el Señor, sigue ofrecíendose al Padre por la salvación de los hombres, me invita a que comulgue con su vida y actitudes, quiero permanecer en silencio, adoración y alabanza al Padre en favor de mis hermanos, los hombres." Esta sería como la espiritualidad del Adorador Nocturno o Diurno. Entendiendo y viendo esto en nuestros adoradores, todos nos sentimos más animados para acercarnos al Señor vivo, vivo y resucitado, os lo digo yo, en el Sagrario. Tratazlo bien.

LA ADORACION.

La adoración es una actitud religiosa del hombre frente a Dios grande y santo que manifiesta su dependencia total de El y se expresa través de ciertos gestos y palabras.

En la economía de la nueva alianza la adoración de Dios tiene como centro, origen y modelo el misterio pascual de Cristo, que constituye a su vez el centro de la liturgiay de la vida cristiana.

La adoración del Padre, el reconcimiento de su santidad, de su señoría absoluto sobre la propia vida y sobre el mundo, ha sido ciertamente el móvil, la razón propulsora de toda la existencia de Cristo Jesús.

Pero así como la vida terrena de Cristo culminó en el misterio de su muerte y resurrección, así este misterio pascual se convierte en el supremo acto de adoración al Padre por el Espíritu; la adoración más perfecta, la única. "Todo honor y toda gloria" que la Iglesia quiera tributar a Dios, tendrá que pasar "por Cristo, con El y El..."

JESUS, ADORADOR DEL PADRE EN LA OBEDIENCIA HASTA LA MUERTE

La carta a los Hebreos pone en boca del Hijo de Dios, "al entrar en este mundo" las palabras del samo 40,7-9, en las que Cristo expresa su voluntad de adhesiòn plena y radical al proyecto del Padre: "No has querido sacrificios ni ofrendas, pero en su lugar me has formado un cuerpo..... No te han agradado los holocasutos ni los sacrificios por el pecado. Entonces dije: Aquí estoy yo para hacer tu voluntad, como en el libro está escrito de mì." (Heb.10,5-7)

Jesús "leerá" los hechos de su vida y de su muerte en la òptica de las Escrituras, que tendrán el El su cumplimiento. En efecto, Jesús descubre en la Escritura la presencia del Dios de amor, el Padre, que lleva adelante su plan de salvación según su voluntad. Ante esa voluntad del Padre, Cristo, el Hijo, vive una actitud de absoluta sumisión y obediencia a todo el proyecto divino sobre su vida. Y esta actitud la vivió en todo momento.

Ante el tentador, proclama sin ambages, que sólo Dios es digno de adoración verdadera: "Retírate, Satanás, porque está escrito: Al Señor tu Dios adorarás y a él solo darás culto."(Mt.4,10) La inmediata respuesta a la propuesta del diablo demuestra la verdad en la vida y en conciencia de Jesús: sólo Dios es importante; sólo Dios es Dios. Ante El sólo debe postrarse el hombre.

La fidelidad de toda la vida de Jesús al Padre y a la misiòn que le ha confiado(cf.Jn.17,4) tiene su momento culminante en la aceptación voluntaria de su pasión y muerte aceptada ...." para que el mundo conozca que yo amo al Padre y que hago lo que el Padre me ha ordenado". (Jn.14,30.31)

En efecto, Cristo no aceptó la muerte de forma pasiva, sino que consintió en ella con plena libertad.(Jn.10,17) A sus ojos, la muerte no es algo fatal, como si Dios la hubiese querido directamente; es necesaria para Jesús como inevitable conscuencia de su fidelidad a Dios y a los hombres. La muerte, par Cristo, es la coronación de una vida de fidelidad plena a Dios y de solidaridad con el hombre. El tiene conciencia de que el Padre le pide que persevera hasta el extremo en la misión que le confió. Y, como Hijo, se adhiere con amor al proyecto del Padre y acepta la muerte como el camino de la fidelidad radical.

El Padre había dispuesto que el Hijo se pareceiese en todo  a los hombres menos en el pecado. (cf.Heb 2,17) Y en este proyecto entraba el que Cristo, a gravés del sufrimiiento, conociese el valor  de la obedicneicay la sumisión al Padre. Jesús prende, pues la obediencia filial mediante una educación dolorsa: la sufrida expreiencia de la sumisión al Padre. Y con su obediencia, Cristo se opuso a la desobediencia del primer hombre.(Cf.Rom.5,19) y a la de los esraelitas(3,4-7) Pero esta fidelidad al proyecto del Padre no le resultó espontánea ni fácil a Cristo.

En el Huerto de los Olivos confiesa el deseo más profundo de la naturaleza humana: el de no morir y mucho menos de una muerte cruel y violenta. En la narración de los Señópticos(Mt.26,36-47; Mc.14,32-42 y Lc.22,40-45) aparece la profunda realidad de la laceración estridente que produe en Jesús el conflicto entre el institnto vital y la voluntad de permanecer fiel al Padre hasta el final. Y así, "aunque era hijo, en el sufrimiento aprendió a obedecer." (Heb.5,8) El autor de la crarta a los Hebreos subraya con fuerza cuánto le ha costado a Cristo esta obediencia: "El, en los dís de su vida mortal, presentó con gran clamor y lágrimas oraciones y súñplicas al que podía salvarle de la muete..." (5,7)

" Todo el ser huamano de Cristo se había visto comprometido en esta ofrenda suplicante, hecha con un respeto profundo a Dios y el resultado de ello había sido la sumisión a la acción transformadora de Dios a través de los padecimientos." (VANHOYE A. : SACERDOTES ANTIGUOS, SACERDOTE NUEVO SEGÚN EL N.T.,pag.206)

Humanamente, Jesús no puede comprender la muerte, que parece la negación misma de su obra de instauración del reino de Dios. El rechazo por parte de los hombres, el comportamiento de los mismos discípulos ante su agonía y pasión, sumergen a Cristo en una espantosa soledad; toca con sus propias manos la profundidas del fracaso más absurdo. Sin embargo, incluso ante la oscuridad más desoladora, Jesús sigue repitienco la oración dirigida con inmensa angustia y ternura al que es "Abb- Padre."

Comenta con viveza A. Vanhoye: "Loa acontecimientos trágicos que ponían en cuestión toda la obra de Jesús, su misiòn y su personalidad misma, esos episodios que amenazaban tragárselo por entero en la muerte, provocaron en él una oracion intensa, que constituyó una ofrenda sacerdotal."

La obediencia radical de Cristo al Padre es la ctitud que <Pablo evidencia con fuerza en himno cristologico de Filipenses 2,6-11, sobre todo el versículo 8: "Se humillò a sí mismo haciéndose obediente hasta la muete y muerte de cruz" " se anonadóa" para soñmeterse toatlamente la proyecto  del Padre hasta las consecuencias extr3mas : la muerte y muerte de cruz.

La carta a los Hebreos y el himno cristiologico  de la carta a los Filipenses viene, pues, a decri una cos sola: si la muerte de Cristo produjo el florecimento de una vida nueva y lo llevó a la glorificación plena en la resurrección y ascensión, esporque fue un acto de obediencia filial a Dios y de solidaridad con los hombres. Por el Espiritu Cristo ofrece al Padre la verdadera adoración, ofreciéndose a sí mismo en sacrificio.

Esta Salvación es permanente, porqeu su sacerdocio es eterno en contraposición al del A.T.Porque Jesús posee un sacerdocio perpetuo, ejerce continuamente su ministerio sacerdotal: " estando siempre vivo para intrceder en favor de aquellos que por él se acercan a Dios." (Heb.7,25) Cristo está en el cielo junta al Padre y ejerciendo su mediación sacerdotal en favor de sus hermanos. La cicatrices gloñriosas de su pasión son seguramente un intercesión permanenete ante el Pare y una súlpica omnipotente, ofreciendo el fruto de su obediencia adorante. De todo esto resulta que "la ofrenda de Cristo- elemento esencial de una inmolación para que sea sacrifico- no se concluyó en el Calvario, sino que permanece inmutable en el cielo. El sacerdote eterno conserva para siempre su voluntad de oblación. Sigue, pues, ejerciendo su sacerdocio. Es decir, la redención está siempre en acto.

EL CRISTIANO, ADORADOR EN ESPIRITU Y EN VERDAD.

Como la vida de Cristo, el Hijo, así la vida de los cristianos, los hijos en el Hijo, ha de estar toda ella en referencia al Padre por el Espìritu. A través de la fe y del bautismo, los cristianos, por el Espìritu, somos insertos en Cristo, en su ritm pascual. Y presisamente porque somos insertos en él, no sólo aprendemos de Jesús cómo hay que adorar, sino que efectivamente adoramos en Cristo mismo. Nuestra adoración no puede ser sino la adoración del Hijo. De tal forma, el culto cristiano, cuando es verdadero, compromete radicamente al hombre entero en su comunión con la obediencia y el amor existencial de Cristo al Padre y a los hombres. Y esto no por una actitud moral de imitacion sino en virtud de nuestra insercion sacramental en Cristo, que nos hace, en la raiz de nuestro ser, y no solo en nuestro comportamiento, adoradores del Padre en Cristo, continuadores en el tiempo de la obediencia del Hijo.

2.-LA EUCARISTIA, SACRAMENTO DE LA "ADORACION"-SACRIFICIO DE CRISTO AL PADRE.

La Eucaristía, la ser memorial de todo el misterio de Cristo, pero especialmente de su pasiòn, muerte y resurrecciòn, es el sacramento de la Aoraciòn-sacrifico de Cristo al Padre en favor de los hombres. Participar en la Eucaristia es tener parte tambièn en esta actitud fundamental de Cristo al Padre. La clave de la lectura de la paradoja de la pasiòn y muerte de Jesús no está en la corteza exterior de los acontecimientos, sino en las actitudes interiores que animaron a Cristo: la obediencia y docilidad total a Dios y el amor fraternal los hombres. Actitudes éstas que crecieron en un ámbito constante de oraciòn. El sacrificio de cristo, como toda su existencia, nace y se consume en la oraciòn. El autor de la Carta a los Hebreos pone en los labios de Cirsot una oraciòn sálmica y presenta la pasiòn de Crito a lavez cono una oracióny una ofrenda.

Y muere orando. Comenta Leòn-Dufour X.(JESUS Y PABLO ANTE LA MUERTE) " En este momento dramàtico, por vez primera y ùnica en los evangelios, Jesùs llama a Yave´Dios, nño Padre. Todo ocurre como si, en quella hora últiima, la experiencia de filiación cediera a la de criatura... Jesús grita su angustia, pero en forma de diálogo: proclama aún su confianza -Dios mìo- la certeza de que su Dios está presente a pesar de todas las apariencias... Aunque Dios parezca ignorar a Jesús, la realciòn subisste. Precisamente en esa tension está el mksterio de esta última palabra de Jesús."

3.- LA EUCARISTIA, SACRAMENTO DE LA ADORACION SACRIFICIO DE LA IGLESIA.

La Eucaristia es a la vez sacramento del sacrifico de Cristi y de la Iglesia. Porque el sacrificio de Cristo atrae a su esfera a la Iglesia y la transforma, haciéndola cada vez màs comunidad de culto que se ofrece y es ofrecida por Cristo al Padre.ç

La Iglesia, al celebrar la eucaristía, desde siempre, ha querido cumplir el mandato de Jesús: "Haced esto en memoria mìa" (1Cor. 11,24-25) Por explícito mandato de Cristo los discípulos tiene que hacer lo que él hizo en la Cena de despedida con los suyos. El "esto" a que se refiere Cristo va más allá del simple rito, aún estando incluido en lo que se cotenìa en aquel rito.

Para comprender el profundo contenido de ese "esto" hay que tener presente todo lo que hemos dicho hasta ahora.

En la eucaristía, haciendo anámnesis del acontecimiento pascual de Cristo, la Iglesia, con Cristo y por Cristo, ofrece su propio sacrificio. Porque tambièn los discípulos de Jesús están llamados a hacer de la propia vida un sacrificio, en la adhesiòn total al proyecto de Dios. La alabanza, el sufrimiento y el sacrificio de la propia vida, en obediencia a la voluntad del Padre, serán el verdadero sacrificio de los seguidores de Cristo, como lo fueron de su Maestro y Señor.

Cristo no realizó en la última cena un simple gesto ritual, sino que anticipò en los signos del pan y del vino al Padre por la salvaciòn de los hombres. Ofreció el sacrificio de "eucaristía", de acciòn de gracias como anticipo de la futura resurrecciòn y leberación definitiva de la muerte. A través del pan y del vino, el discìpulo se ofrece a sí mismo, dispuesto a que Cristo diga sobre su cuerpo y sobre su vida entera: "Esto es mi cuerpo entregado... ésta es mi sangra derramada..." De tal forma, el sacrificio de la Iglesia viene integrado en el mismo sacrificio de Cristo, "para completar lo que falta a la Pasión de Cristo." /1Col 1,24) Por medio del signo sacramental, el sacrificio espiritual de la Iglesia se identifica y llaga a formar una cosa soba con el sacrifico del Señor.

El discípulo, la Iglesia, renuevan así, en sí mismos y no solo en el pan y en el vino, el sacrificio de su vida, que se ofrece en plena disponibilidad al proyecto del Padre para salvaciòn de los hombres.

Se hace realida plena la eucaristía como sacramento de la "adoración-sacrificio de Cristo y de la Iglesia. Se trata de un único sacrificio que une inseperablemente la adoracion de Cristo al Padre y la adoración del cristiano, de la Iglesia, "en espìritu y en verdad." Como Cristo se ofrecio a sí mismo en virtud de su sacrificio espiritual de adhesiòn plena a la voluntad del Padre, así la Iglesia. Y esto "por Cristo, con El y en El..." es decir, la ofrenda de la Iglesia pasa por la intercesiòn del Sumo Sacerdote. El acto supremo del sacerdocio de Cristo tiende integrarnos en el ejercicio de un sacerdocio participado; por eso, la misa es el vínculo sacramental de la inmolacion cruenta de Cristo con los sacrificios espirituales de su cuerpo mìstico.

Con la eucaristiìa se llega a la perfecciòn del culto,mediante una celebración litùrgica, en la que reacordamos el acto salvífico de Cristo y , por su medio, la irrupción pascual del señorío real de Dios en la hsitoria a través del sacramento de la Iglesia.

LA PRESENCIA DEL MISTERIO PASCUAL EN LA EUCARISTIA FUNDAMENTA LA ADORACION A CRISTO JESUS.

La presencia de Cristo en la Iglesia y en el mundo se hace "presencia real" por antonomasia, sacramento permanente en el misterio eucarístico. De esta presencia ha tenido conciencia clara la Eglesia de siempre.

En efecto, aunque en los primero siglos de la era cristiana no se hablase de "presencia real" ni hubiese ritos especiales de culta a la eucaristía fuera dela misa, sin embargo es evidente la fe los cristianos en la realidad del cuerpo y de la sangre de Cristo. Ellos saben bien que lo que comen y beben en la celebración eucarística "no son pan y bebida comùn... les han enseñado que, después de que ha sido dicha la eucaristía sobre el pan y el vino, oración que viene de Cristo, el pan es carne y el vino es sangre de Jesús." (San Justino, APOLOGIA,1,66)

La teologìa de la "presencia" no parece que haya sido elaborada de modo sistemático durante los primeros siglos: estaba entonces simplemente calcada sobre las f´romulas de la institución. Pero imposible que, a la larga, la fe de la Iglesia no se fijase en las "especies scramentales", que permanecían despues de la soversión eucar´stica y que se consevaban parala comunión delos enfermos. Esta atención fue dando origen a un leguaje nuevo. Mientras se seguìa afirmando que la eucaristía es cuerpo y sangre de Cristo, se añadía que las especies del pan y del vino son "imagen, símbolo, misterio, sacramento" del miso cuerpo y de la misma sangre de Cristo. Este lenguaje es familiar al teologìa de los Padre, como expresión relativa a todo el mundo sacramental y no sòlo a la eucaristía.

La eucaristía es la celebraciòn del misterio pascual de Cristo, su paso de este mundo al Padre. Es éste el "acontecimiento" central que la eucaristía renueva y representa: es decir, que hace continuamente presnte a través de los siglos.

Por medio del pan y del vino, Cristo se hace presente en la totalidad de su misterio y en el momentos uulminante de la muerte y de la resurrecciòn. Esto lo comprendió la Iglesia desde sus orígenes. Pablo, al narrar la instituciòn de la eucaristía, afirma. "Siempre que coméis este pan y bebéis este cáliz anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva." 1Cor. 11,26)La Eucaristía es, pues, memoria permanente del acontecimiento salvìfico por excelencia: la inmolación de cristio, triumfante ante el trono del Padre. Desde los comienzos de la historia cristiana, la plegaria eucarística evidenciará esta fe de la Iglesia al hacer memoria conjuntamente de la muerte-resurrecciòn de Cristo(Cf. por ejemplo, la Traditio Apostolica de Hipólito)

La misma eucaristía "celebrada por una traciciòn apostólica que tiene su origen del mismo día de la resurrección de Cristo... cada ocho días, en el día llamado con razón "día del Señor" o "Domingo".. (SC.106) quiere ser momorial y testimonio perenne de la resurreccion del Señor. Es el sacramento de la resurreccioon de Cristo entre sus discípulos, tal como l señala Lucas en el relato de los discípulos de Emaús, cuando el Señor se manifieiesta a los dos "en la fracciòn del pan"(Lc.24,35) Si Cristo se ofrece, necesita estar presente. Porque "la eucaristía no es simplemente una referencia a la persona de Cristo, sino su misma persona viviente, operante, orientada al Padre y en donaciòn salvìfica para los hombres con la fuerza de su resurrecciòn comunicadora del Espíritu."

La Eucaristía es, pues, el Cristo pascual presente entre nosotros. El Cristo en su actual existencia celestial de resucitado, sobre quien la muerte no tiene ya señorío(Rom 6,9) El se hace sacramentalmente presente por medio del pan y del vino. La eucaristía es la presencia de Cristo en su forma de existencia actual a la derecha del Padre: resucitado y glorioso, intercediendo como sumo sacerdote por sus hermanos los hombres.

Así como las mujeres que "el primer día de la semana fueron a embalsamar el cuerpo de Jesús" tuvieron que dar el salto de la fe del Cristo histórico al Cristo pascual, al Cristo glorioso y transfigurado, de la misma manera la Iglesia está llamada a pasar cada día de lo que ven sus ojos, de lo que tocan susmanos_ los signos del pan y del vino- a la fe en la presencia verdadera del Cristo resucitado. Naturalmente, el salto de la fe no es fácil. El, con sus apariciones tomó la iniciativa. Ahora tambien. Y este reconocimiento, la adoraciòn del Señor, en las apariciones y en la eucaristía, transforma a las mujeres, a los discipulos y a la Iglesia en anunciadores del gran evento salvífoco destinado a salvar a todos los hombres. Porque la Eucaristía es Cristo transfigurado que renueva sus apariciones en nuestro mundo terrno: "es una forma permanente de la aparición pascual. Es la fidelidad de Jesús a la promesa hecha a sus discípulo: "Volveré a vosotros... volveré a veros y vuestro corazón se alegrará y nadie podra´quitaros vuestra alegría." (Jn.14,18.28) Por eso los creyentes verdaderos de todos los tiempos no pueden vivir sin Eucaristía. "sine dominica non possumus..." Los primeros cristianos vivían en el gozo de renoñvar el encuentro con el Señor resucitado. Así la eucaristia es la pascua de Cristo y el cuerpo entregado del resucitado se hace cuerpo eucarístico y transmite al creyente la misma vida de Dios, la energía de su ser, la luz de su gloria. La eucaristia es, por lo tanto, plenamente el sacramento del Cristo Pascual, del Cristo que se hace presente en la Iglesia en el misterio de su muerte y resurrecciòn.

LA PRESENCIA EUCARISTICA NO ES EL FIN PRIMERO DE SU INSTITUCION

El Vaticano II y los documentos posteriores sobre el misterio eucarístico, al colocar la celebración eucarística como "origen y fin del culto que se le celebra fuera de la misa" EM3) y, en la celebración, la comuniòn como la participalción más perecta(SC55) han que rido volver a la lìnea seguida por el Nuevo Testamento y por la patrística. Ha  sido ésta como la coronación de los esfuerzos de muchos teólogos y del movimiento litúrgico que urgían el desplazamiento de acento insistiendo en lo que los escolásticos llamaban la "res sacramenti"; desplazamientos que repercute en la misma concepción de la presencia eucarística como presencia interpersonal de Cristo en el corazón de los fieles, en la comunidad cristiana, presencia de persona a persona. La presencia eucarística no está aislada. Ya no decimos simplemente "el Señor está aquí" sin preguntarnos a la vez por quièn y por qué esta presente. El Cristo glorioso, presente a través de la sacramentalidad del pan consagrado, quiere entrar en comunión profunda y transformante con el que le adora y le recibe en sí.

Cristo está presente como presencia ofrecida "praesentia oblata" que debe ser aceptada por el fiel. Y sólo cuando es aceptada, la presencia ofrecida se hace  "presencia recíproca": Este es el fín de la Eucaristía. La presencia continúa  su ofrenda al Padre y nosotros, por la presencia, entramos en comunión interpersonal profunda con la identidad misma de Jesucristo que entrega su vida por nosotros.

CONSECUENCIAS PARA LA ADORACIÓN EUCARISTICA

Los fines por los que dicha "presencia real" de Cristo se conserva en el tabernáculo son expresados de forma clara por el Ritual de la sagrada comunión y del culto del misterio eucarístico fuera de la misa en estos términos: QRin primario y primordial es la administración del Viático; los fines secundarios son la distribución de la comunión fuera de la misa y la adoración de Nuestro Señor Jesucristo presente en el Sacramento." (5)

En el Tabernáculo, en la hostia consagrada, Cristo está presente realmente por el misterio de la trnsustanciación. La fe en su presencia urge y fudamenta la adoraciópn del creyente, de la Iglesia, a Cristo Señor.

El enfoque de la "presencia Real" como "presencia ofrecida", destinada a transformarse en "presencia interpersonal", comporta innegable consecuencias para la adoración eucarística, dentro y fuera de la celebraciòn.

Por la fuerza del Espíritu Santo, el Cristo pascual está presente en la eucaristía, no como en un trono, sino como víctiam pascual que se nos ofrece para que participemaos en le scarificio de la nueva alianza, que es vida para todos nosotros.

La meta de la presencia real y de la sonsiguiente aodración es siempre la participación en el sacrificio existencia de Cristo, la comunión con El, con sus actitudes de obedicencia y adoración al Padre, por el Espíritu.

La adoración eucarística uténtica es adoración "en espíritu y en verdad" y, por consiguiente, comunión con la misma adoración de Cristo al Padre, al tiempo que es adoración al mismo Cristo presente en su misterio pascual, misterio de adoración.

El la carta a los obispos de la IGlesia sobre el misterio y culto de la eucaristía,"dominicae coeneae" Juan Pablo II afirma: "Tal culto está dirigido a Dios Padre por medio de Jesucirsto en el Esñiíritu ´Santo" Y prosigue>:

"Se dirige también el el Espìritu Santo a aquel Jijo encarnadao, según la econñomía de la salvación, sobre todo en aquel momento de entrega suprema y de abandono total de sí mismo, al que se refieren als palabras pronunicadas en el cenáculo: "esto es mi Cuerpo que será entregado por vosotros.....", "Este es el cáliz de mis sangre... que será derramada por vosotros.."

Al proclamar a la vez su resurrección, abrazamos en el mismo actos de veneración a Cristo resucitado y florificado 2a la derecha del Padre" así mo la perspectiva de su "Venida con gloria". Sin embargo, es su anonadamiento voluntario, agradable al Padre y florificado con la resurrección, lo que, al ser celebrado sacramentalmente junto con la resurrecciòn, nos lleva a la adoración del Redentor que se "humilló, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." (nº3)

Esta adoración no es fín en si misma. Tiende a la comunioon con Cristo en su misterio pascual de muerte y resurrección. Comunións que tiene por fin nuestra plena configuración con Cristo, hasta el punto indicado por Pablo en la carta a los Gálatas: "Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí".(2,20) Entonces será cuando la adoración eucarística se convertira de veras en la adoraciòn transforadora en Cristo, santificadora en la actitudes sentimientos en Cristo, en adoración en Cristo, adoración "en espíritu y en verdad2, anticipolo de la presncia yde la adoración escatológica en el cielo. (S. Teresa, S. Juan de la Cruz, Teresa de Calcuta...)

Todo esto será posible por "obra del Espíritu SAnto." El Espíritu que la Iglesia invoca en la plegaria eucarística sobre los dones del pan y del vino para transformaarlos en "sacramento" del cuerpo y de la sangre de Cristo, y sobre la comunidad participante en la misma celebración de la eucaristia, para que "llenos del Espíritu Santo, formemos en Cristo un solo cuerpo y un solo espìritu." (Ple.Eu.III)

Es siempre el Espíritu el que introduce en el misterio de Cristo, el que nos lo hace reconocer como nuestro Dios y Señor(cf.1-Cor.12,3) y el que , en consecuencia, nos empuja a postrarnos y a adorarle.

"La acción del Espíritu Santo permite comprender en qué cosiste la presencia real de cristo entre nosotros al final de su pascua, aunque esta presencia desborde infinitamente lo que la relfexioon teoógica puede expresar. Se trata, en todo caso, de una presencia espiritual, un preencia hecha pisoble en toda su realidad por el Espíritu -Santo. Esta presencai es la del SEñor glorificado con su cuerpo: su cuerpo de hombre, nacido de la Virgen María, pero convertido por el poder el Espíritu en cuerpo transfigurado; no ya cuerpo psíquico, sino cuerpo pneumático! 1-Cor.15,45-49).. un cuerpo vínculo de la comunión definitiva entre Dios y los hombres." (Congreso Eu. de Lourdes)

LA ADORACION EUCARISTICA FUERA DE LA MISA

Aunque cuando hablamos de "adoración eucarística" estamos acostumbrados a referirnos al culto fuera de la misa, "la adoraciòn tiene que impreganar ya la participaciòn en el sacrifico y en la comunión. Desde el momento enque se hace presente en el altgar del sacrifico, el Salvador pide que se le adore. Sin esta adoración, el sacrificio no podría ser reconocido en su sublimidad y el ganquete de comuniòn no podrá adquirir todo su valor.... El autèntico culto de la presencia eucarística no se puede concebir sino en íntima relación con la misa." (Galot)

recismente esta adoración en la misa la que suscita los verdaderos adoradores en espíritu y en verdad. De este anonadamiento y obediencia de Cristo en la celebraciòn eucarística aprendemos a someternos y a adorar al Padre, en Cristo, con sus mismas actitudes: en la celebración y fuera de ella.

Por esto, todo culto eucarístico está intimamente vinculado con la celebración de la eucaristía y es importante que sea viva en conexión y como prologación de la celebración misma. Nunca será un sustitutvo de la celebración eucarística; el sacramento prologa la presencia del Señor y su sacrificio, suscita el deseo de la plena comunion sacramentl, actualiza y profundiza la gracia de la participación litúrgica.

Todo esto nos lleva a afirmar que la adoración eucarística no es tanto un" momento extracelebrativo" cuanto la actitud que correspond a todo acercamiento a la eucaristía, partiendo del momento de la misma celebración.

La adoración, que por circunstancias históricas se desarrolló en occidnete sobre todos a partir de la edad media fuera de la misa, subrayando mucho más el elemento de la presencia que el de la celebración, está profundamente arraigada en la celebración eucarística, como testimonian los gestos de inclinación y de genuflexión que en ella se hacen.

Si se pierde el sentido de adoración en el interior de la celebración, dificilmente se concontrará justificaciòn para promorverla  fuera de ella. En Occidente como en Oriente la adoración de la Eucaristía ha nacido en la celebración misma y en ella está arraigada.

La Eucaristía presente en el tabernáculo es un testimonio de que allì se ha celebrado la divina liturgia, el memorial del Señor. Este memorial quedará siempre como centro del culto cristiano; en él, el mismo Cristo se hace nuestro mediador y, através de nosotros, su cuerpo, expresa al Padre su adoración filial.

La Iglesia se une a esta adoración de Cristo en el corazón mismo de la liturgia sacrificial.

Todos los demás actos, momentos de adoración y contemlación, ha de ser considerados como derivación de la adoración central en el sacrificio y como preparación al mismo. Porque la adoración eucaristica, vista en su autentica línea y perspectiva, es una puesta en acto de la espiritualidad que tiene su origen en el sacrificio de la eucaristia.

No siempre fué así y ya hemos expresado alguna vez la exageraciones o desenfoques cel culto eucarístico dentro incluso de la misma Adoración Nocturna, donde la Presencia llegó en algùn caso a tener- por lo menos en las formas externas y no siempre sólo en ellas- una importancia y relieve superior a la misma celebración litúrgica. (Que lo recuerden los antiguos adoradores..) Por eso, la celebración del memorial de Cristo en la eucaristica debe ser la clave de la lectura de la eucaristia como misa, como comunión y como presencia. De este modo, la adoración eucarística debe convertirse en una mistagogia del misterio pascual celebrado, corazón de todos los aspectos de la Eucaristía. El "sacramentum permanens" es una mistagogia de cuanto se ha celebrado, la ocasión permanente de crear en el cristiano adorador las mejores disposiciones para celebrar el Memorial del Señor, para recibir el fruto más pleno de comunión e identificación con Cristo,a quien tiende la comunión en el sacrificio.(EM50)

Se comprende así el sentido de la adoracón de la eucaristía fuera de la misa en la tradicion católica.El pan consagrado se conserva en el tabernáculo "para extensión de la gracia del sacrificio." (EM3) Esta extensión se realiza principalmente por la Comunión y por la adoración de la Humanidad muerta y glorificada del Señor, realizada aen la misa. Por eso su presencia eucarística no es estática sino dinámica en dos sentidos: que cristo sigue ofreciendose y que Cristo nos pide nuestra identificación con su ofrenda. Así es como el cristiano tiene una ocasión más y permanente para entrear realmente en el interior de la plenitud de la Pascua.

La eucaristiía en efecto, no se agota en la celebración de lamisa, aunque esta sea su expresdión central, auque la centralidad de la misma pide que todo haga referencia a ella.

Por eso, teologicamente hablando es absurdo concebir la presencia eucarística como un absoluto en sí sin una relación esencia al sacrificio eucaristico del cual depende en su nacer y en las actitudes que le deben acompañar, que por esto mismo será siempre de victimación, obediencia y ofrenda con Jesús.. un cuerpo entregado y una sangre derramada...

La liturgia que recibió un indudable enriquecimiento con las diversas formas de culto y adoración eucarísticas, debe purificarlas y centrarlas. Es la mejor formas de enriquecerlas a su vez. Porque la adoración eucarística, en contemplación adorante, asimila entonces y se enriquece con los frutos de la celebración del memorial y de la pascua del Señor, para entrar así, a nivel tanto de conocimiento como de vida, en la plenitud de la riqueza del misterio eucarístico.

Entonces la oración ante la Eucaristía no se sitúa en el plano liturgico-sacramental, sino en el de la oración cristiana.

( Exponer aquí las cuatro actitudes fundamentales de la espritualidad de la misa que tengo ya eleboradas.)

LA ADORACION EUCARISTICA ORACION EN CRISTO

La adoración de Cristo presente en la eucaristia nace en la celebracion eucarística, de la que es verdaderamistagogia y tiende a la comunión con Cristo.

"La exposión de la santísima eucaristía, sea en el copón sea en la custodia, lleva a los fieles a reconocer en ella la marvillosa presencia de Cristo y les invita a la comunión de corazón con El. Así fomenta muy bien el culto en espìritu y en verdad que le es debido."(EM60)

A esta comunión hace referencia el número siguiente del Eucharisticum Mysterium, de paso, mientras prohíbe la celebración de la misa ante el Santísimo expuesto: ".. la celebración del misterio eucarístico incluye de una manera más perfecta aquella comunión interna a la cual pretende llevar a los fieles la exposión..." (EM.61)

Queda claro,pues, quela presencia está finalizada a la participación en la vida de Jesús. Participación que incluye el dinamismo de la presncia, pero situándle dinámicamente, y no como un dato aislado y estático.

Esta comunion de vida con cristo, como fruto de la adoración eucarística, pone de relieve la condición de que en la adoración de la eucaristiía han de prevalecer las actitudes propias de la plegaria eucarística: acción de gracias, oferta de la vid, intercesión por la salvación de los hombres.... esta comunión de vidahace que Cristo comprometa a los que están ante él en sus mismas actitudes hacie el >Padre por el don de su espiritu.

LA ADORACION ES MISTAGOGIA DE LA CELEBRACION EUCARISTICA NO TANTO PORQUE REPITA LAS FORMAS PROPIAS DE ELLA(COSA NO SIMRPE POSIBLE NI CORRESTA>) CUANTO PORQUE INTENTA HACER VIVIR LA ACTITUDES PROPIAS DE cRISTO EN LA ACCIÓN EUCARISTICA. SON ESTAS ACTITUDES LAS QUE CREAN Y CARATERIZAN EN PROFUNDIDAS UNA ESPIRITUALIDAD EUCARISTICO-LITURGICA. nO SIEMPRE SERÁ OPORTUNO INSERIR EL CULTO EUCARISTICO EN EL ESQUEMA LITURGICO DE LA CELEBRACIÒN, PERO SIEMPRE SERÁ NECESARIO CULTIVAR LAS ACTITUDES QUE SE EXPRESAN EN LA PLEGARIA EUCARISTICA.

Esta es la relaciòn lógica entre celebración y culto eucaristico. Se trata de hacer nuestras las actitudes y los sentimientos de Cristo y de sintonizar con ellos.

Es claramente esta la finalidad por la ue la Iglesia, "apelando a sus derechos de esposa.. ha decidido conservar el cuerpo del señor ante ella, incluso fuera de la misa, para prolongar la comunión orante."  Es como una presencia intermedia entre la terrestre y la celeste.. es Cristo que baja desde la casa eterna del cielo, como anticipo y se hace presnte en la comunidad de la tierra. La Iglesia acoge esta presencia que la visita...Somos uno con Cristo, insertos en el ritmo de su misterio pascual, no tanto ni solo a nivel de imitación, sino de realidad sacramental ontologica. Es una experiencia privilegiada de una comunión profunda con Cristo.

Porque en la adoración naturalmente, la relación, el diálogo no se establecen con la hostia, con el sagrario. La hostia sagrda mediatiza locliza la presncia y la hace visible, aunque sea bajo el velo del pan que a la vez que revela encubre tambien esa presencia.La oración eucarística es comunión, encuentro personal con Cristo, verdadero término de la presencia a través de los síbolos del pan y del vino.

Por esta razón "es necesario que toda práctica eucar´stica que quiera ponernos en contacto con Cristo parta siempre de una volunta de sintonizar con los sentimientos de Cristo: porfudización del misterio de la redención, en el momento exremo de anonadamiento voluntario del hombre-Dios; profundizaci´n de aspecto de intercesión, que Cristo presente en el sagrario sigue realizando; profundización de la presencia real en el sagrario, per en relación con el altar."

Con su presencia eucaristica yo me hago contemporáneo de Cristo. Ella me hable de la actualidad de Cristo en mi historia personal, pronuncia para mí su evangelio y me hago presente a su misterio pascual de muerte y resurrección. Cristo, que vive resucitado y glorioso a la derecha del Padre, permanece en el sacramento a través del tiempo y del espacio de la Iglesia, para asociarla a su oración y a su sacrificio.

LA ORACION EUCARISTICA NUNCA  ES INDIVIDUALISTA

El número 90 del Ritual de la Sagrada Comuniòn y del culto a la eucaristía fuera de la misa habla de la adoración comunitaria y de sus beneficios, y al final sostiene también la oportunidad-muy digna de alabanza, segùn el texto- de conservar la adoración eucarística individual, en la que uno o dos miembros se turnan.

Y dice: "También de esta forma, según las normas del Instituto aprobado por la Iglesia, ellos adoran y ruegan a Cristo, el Señor, en el sacramento, en nombre de toda la comunidad y de la IGlesia.

Ningún acto del cristiano tiene un valor exclusivamente individual: somos "Cuerpo de Cristo y sus miembros cada uno por su parte" 1Cor12,27) Y vivimos en la comunión de los santos, por la que el bien y el mal de los unos repercute sobre los otros.Cristo Eucaristia es obediencia al Padre hasta la muerte por los hermanos, que, según la carta a los Hebreos, ahora vivo y resucitado ejerce como sumo sacerdote ante el trono del Padre,mostrándele las cicratices gloriosas de su pasión e intercediendo así en favor nuestro.

Nuestra adoración, adoración en espíritu y en verdad, tanto en la celebración como fuera de ella, para que sea acepta al Padre, tiene que ser ofrecida "por Cristo, con Cristo y en Cristo". El adorador cristiano debe sintonizar con los sentimientos y las actitudes de Cristo; y estos sentimientos serán siempre fundamentalmente la glorificación de dios y la salvación de los hombres, las finalidades de la encarnación y del misterio pascual.

He aquí por qué el quiere "Adorar al Padre en espiritu y en verdad" ha de levantar ente todo la mirada al Padre, en un pleno reconcimiento de su santidad, de su señorio absoluto sobre todi, y al mismo tiempo ha de dilatar el ánimo intercediendo, reparando adorando en Cristo por sus hermanos.

Cristo, el hombre plenamente solidario con todos los hombres, conforme al mensaje de la carta a los Hebreos, nos introduce, como sumo sacerdote, en su misma adoración e intercesión y da, por consiguiente, a nuestra aodración las dimensiones universales de su oración y ofrecimiento.

El adorador no se encierra en su intimismo individulaista sino que identificándose con Cristo se abre a toda la Iglesia y al mundo entero: adora y da gracias como El, intercede y repara como El.

LA ADORACION NOCTURNA ES MAS QUE LA SIMPLE DEVOCION EUCARISTICA.

ES UN APOSTOLADO QUE OS HA SIDO CONFIADO PARA QUE PENSEIS EN TODA LA IGLESIA Y EN TODOS LOS HOMBRE CON CRISTO Y EN CRISTO, OFRECIENDOADORACIÓN Y ACCIÓN DE GRACIAS, REPARANDO Y SUPLICANDO POR TODOS LOS HERMANOS."

Un adorador eucaristico tien que tener muy presente su parroquia, los niños de primera comunión, todos los jovenes, los matrimonios, las familias, los que sufren, las misiones, los enfermos, la escuela, la televisiòn y la prensa que tanto daño hacen, todos los meidios de comunicación, las vocaciones , los sacerdotes... Mientra un adorador esta orando los fruto de su oracioon se tiene que extender al mundo entero. Y así a la vez que evita todo individualismo  evita también toda dicotocmì entre oración y vida, porque  vivirá la oración con las actitudes de Cristo, con las finalidades de su pasión y muerte, de su Encarnación:glorificación del Padr y salvación de loshombres. Y así Adoración e Intercesión se complementan.

Y esto hay que decirlo a la gente, en la parroquia.... Por la noche no pienso en mi ni en mi familia tan solo, pienso en todo el pueblo , en la parroquia, en la diócesis.... Y así surgiran adoradores...y sera maa estimada vuestra oración, más valorada.

Y saldréis de la oscuridad a la luz, y del individualsimo a la intercesión por todos... y el mundo os valorará. Y seréis aprecidados y mejor conocidos... y vendran otros a orar con vosotros... siempre que esto esté bien acentuado, asimilado y cultivado en vuestros turnos de vela.  Y así no es que yo me santifico... no es queyo..oro, sino que yo oro con Cristo y en mi ora su Espíritu por todo el pueblo. Y en ese momento yo soy ciudadano del mundo, auqnue este solo ante el SAntísimo.

Y el Seminario dira´que receis... y las parroquias diran que tengais presente a los hiños y jovenes.... y los parroquianos, al conoceron¡s mejor os encomedanran su necesidades espritiuales ymateriales...

LA ADORACION EUCARISTICA ANTICIPO DE LA ADORACIÓN ESCATOLIGICA:ANTICIPO DEL CIELO: LOS SANTOS.

Quizás un fallo es hablar de la eucaristia como un anticipo del cielo, como fue para muchos santos y santas, pero olvidando que antes hay que recorrer todo el camino de inmolación y muerte de nuestro yo, de nuestra pascua del pecado a la vida nueva.

¿Por que el mismo que sacia a los bienavanturados en el cielo no me sacia a mí? Ha faltado pedagogia y mistagogia y propedeutica eucaristica. Sin embargo, la adoración eucaristica debiera ser un anticipo del cielo.

Jesús Castellano dice en el nuevo diccionario de Liturgia: "La comunidad apostolica entendió la eucaristía, a la luz de las palabras y de los gestos de Jesús, como un memorial que representa y sintetiz todo el misterio de Cristo, como recapitulación de la historia de la salvación y como prensa de los bienes futuros que esperamos y que se nos daran  con sus con su segunda venida...La eucaristia remite al banquete escatologico, los anticipa en la fe y lo hace deseable en la esperanza."(664)

Esta orientación escatológica ha sido fuertemente subrayada por S. Pablo: "Cada vez que coméis este pan y bebéis este cáliz anunciais la muerte del Señor hasta que vuelva" (1Cor.11,26)

Lo expresamos después de la consagración: " Anunciamos tu muerte..  Entre la resurrección y la venida gloriosa al final de los tiempos, tenemos la eucaristía, como memorial y anticipación, como presencia cierta de Dios con nosotros y como deseo ardiente de su venida definitiva.

La Iglesia del Vaticano II ha expresado con fuerza la misma tensión, especialmente el el número 8 de la Constitución sobre la liturgia: "En la liturgia terrena pregustamos y tomamos parte en aquella liturgia celestial que se celebra en la santa ciudad de Jerusalén, hacia la cual nos dirigimos como peregrinos y donde Cristo está sentado a la diestra de Dios como ministro del santuario y del tabernáculo verdadero.(Ap.21,2; Col.3,1; Heb8,2); cantamos al Señor el himno de gloria con todo el ejército celestial...(cf. también LG.48-51)

El aspecto eucarístico más evidente en el cielo sará el de la adoraión. Allí no necesitaremos signo y símbolos, la presencia de Cristo no estará mediatizada por el pan y el vino: nuestra adoración se dirigirá directamente "al que está sentado en tron y al Cordero" (Ap.5,13)

Ya no habrá renovación del sacrificio sino un 9ninterrumpida alabanza y adoración: " repiten sin descanso día y nñoche: "Santo, santo, santo Señor Dios todopoderoso. Aquel que era, que es y que va a venir".(Ap.4,8)

En definitiva, en el pan y en el vino adoramos al Cristo glorioso. Este pan y este vino están ahí como testimonios del cielo nuevo y de la tierra nueva, ya que lo que ha sucedido en ellos es precisamente fruto de estafuerza escatológica.

La presencia del Señor en la eucaristia recuerda el "futurae gloriae nobis pignus datur: la escaristia es la prenda de nuestra gloria definitiva en el cielo. Es la realizaciòn de la promesa de Jesús: "El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna y yo lo resucitará en el ´ltimo día."(Jn.6,54)

Los Padres de la Iglesia insistían mucho más de los que lo hacemos nosotros, en la relación entre la eucaristía y la resurrección de los muertos. Citamos  entre otros un hermosos texto de San Irineo: "Nuestros cuerpos, meced a la participación en la eucaristía, ya no son son corruptibles, pues poseen la esperanza de la resurrección para la eternidad."

Y dijimos que la motivaciòn fundamental de la reserva eucaristica es el Viático: alimento para la vida eterna.Es junto, por esto razón, que la adoración eucarística, en continuidad con la celebración, posea en común con ésta el aire "celebrativo" de la fiesta: El Señor resucitado, que ha vencido definitivamente las barreras de la muerte y que las vence en todo cristiano, sobre todo en el momento del "tránsito" nos da la alegría escatológica, la alegría que tanto caracterizaba a las comunidades primitivas.(He.2,46)

La adoración eucarística anticipa, pues, la adoración escatolígica descritapor Juan en el Apocalipsis. Es figura de la adoracioon de toda la humanidad redimida en unión con los ángeles al final de los tiempos, en el cántico de la perfecta alabanza.Y por eso ya nos entrenamos cantando aquí abajo el mismo canto: SANTO, SANTO, SANTO.

FRENTE A TU ALTAR, SEÑOR, EMOCIONADO

VEO HACI EL CIELO EL CALIZ LEVANTAR.

FRENTE A TU ALTAR, SEÑOR, ANONADADO

HE VISTO EL PAN Y VINO COSAGRAR.

 

FRENTE A TU ALTAR, SEÑOR, HUMILDEMENTE

HA BAJADO HASTA MI TU ETERNIDAD.

FRENTE A TU ALTAR, SEÑOR, HE COMPRENDIDO

EL MILAGRO CONSTANTE DE TU AMOR.

 

¡QUERER TU QUE MI BARRO ESTA CONTIGO

HACIENDO TEMPLO A QUIEN TE HA OFENDIDO!

¡LLORANDO ESTOY FRENTE A TU ALTAR, SEÑOR!

(TANTO OLVIDOS, INDIFERENCIAS, RUTINAS INCREYENTES.. LLORANDO ESTOY FRENTE A TU ALTAR, SEÑOR)

 

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