EJERCICIOS ESPIRITUALES CON JESÚS EUCARISTÍA (EJERCICOS DADOS A LAS CARMELITAS DE MOLLERUSA. 2003)

GONZALO APARICIO SÁNCHEZ

EJERCICIOS ESPIRITUALES

EUCARÍSTICOS

PARROQUIA DE SAN PEDRO.-PLASENCIA.- 1966-2018

EJERCICIOS ESPIRITUALES CON JESÚS EUCARISTÍA

(EJERCICOS DADOS A LAS CARMELITAS DE MOLLERUSA. 2003)

(VSTEV) EJERCICIOS ESPIRITUALES EUCARÍSTICOS

PARA CONOCER Y AMAR A JESÚS EUCARISTÍA

INTRODUCCIÓN

EXPOSICIÓN DEL SEÑOR: ¡ADORADO SEA EL SANTÍSIMO SACRAMENTO DEL ALTAR!  Y REZO DE LA ESTACIÓN MAYOR

       QUERIDAS HERMANAS:Todos sabemos, por clásica, la definición de Santa Teresa sobre oración: “No es otra cosa oración mental, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama” (V 8,5). Parece como si la santa hubiera hecho esta descripción mirando al sagrario, porque allí es donde está más presente el que nos ama: Jesucristo vivo, vivo y resucitado. De esta forma, Jesucristo presente en el sagrario, se convierte en el mejor maestro de oración, y el sagrario,  en la mejor escuela.

       Tratando muchas veces a solas de amistad con Jesucristo Eucaristía, casi sin darnos cuenta nosotros, Ael que nos ama@nos invita a seguirle y vivir su misma vida eucarística, silenciosa,  humilde, entregada a todos por amor extremo, dándose pero sin  imponerse... Y es así como la presencia eucarística se convierte en la mejor escuela de santidad, de unión y vivencia de los sentimientos y actitudes de Cristo. Esto me parece que es la santidad cristiana. De esta forma,  la escuela de amistad pasa a ser escuela de santidad. Finalmente y  como consecuencia lógica, esta  vivencia de Cristo eucaristía, trasplantada a nosotros por la unión de amor  y la experiencia, se convierte o nos transforma en llamas de amor viva y apostólica: la presencia eucarística se convierte en la mejor escuela de apostolado.

       Pues bien, de esto voy a tratar entre vosotras estos días; estas meditaciones o charlas quieren ser una ayuda para recorrer este camino de encuentro con Jesucristo Eucaristía en  trato de amistad, pero de forma directa y vivencial, de tú a tú, a pecho descubierto, sin trampas ni literaturas. No quieren ser charlas teóricas sobre Eucaristía, oración, santidad…quieren ser meditaciones de vida sobrenatural, quieren ser itinerario de  encuentro personal con Jesucristo Eucaristía.

       Por eso, el título de todo lo que os diga en estos días podía ser EUCARÍSTICAS, VIVENCIAS EUCARÍSTICAS, que  es el nombre, que, hace más de cuarenta años,  puse en la primera página de un cuaderno de pastas grises y folios a cuadritos. Me lo llevaba siempre a la iglesia, en los primeros años de mi sacerdocio, porque así me lo habían enseñado - contemplata aliis tradere, - para anotar las ideas,  que Jesús Eucaristía me inspiraba desde el Sagrario, para predicar luego a mis feligreses lo que había contemplado. Más bien eran vivencias, sentimientos, fuegos y llamaradas de corazón, que yo traducía luego en ideas para predicar mis homilías . De aquí el nombre que puse a mi primer libro: EUCARÍSTICAS (VIVENCIAS).En definitiva no hacía otra cosa que imitar su comportamiento, cuando al empezar su vida pública en Palestina,  llamó a los que quiso, a los Apóstoles, como nos dicen los Evangelios, para que estuvieran con Él y enviarlos a predicar.”

       Desde el Sagrario he escuchado muchas veces al Señor que me decía, nos dice: AVosotros sois mis amigos@, Ame quedaré con vosotros hasta el final de los tiempos@, Aya nos os llamo siervos, porque todo lo que he oído a mi Padre, os lo he dado a conocer, a vosotros os llamo amigos,” Ayo doy la vida por mis amigos@ANadie ama más que aquel que da la vida por los amigos@.

       Esta amistad salvadora para con nosotros ha sido el motivo principal de su Encarnación y de la Eucaristía, que es una encarnación continuada. Y esto es lo que busca siempre en cada misa y comunión y desde cualquier sagrario de la tierra: salvarnos desde la cercanía de una amistad recíproca. Y esto es también lo que pretendo recordaros en estas conversaciones: que Jesucristo está vivo, vivo y resucitado en la Eucaristía y busca nuestra amistad, no porque Él necesite de nosotros, BÉl es Dios, )qué le puede dar el hombre que El no tenga?Bsino porque nosotros necesitamos de Él, para realizar el proyecto maravilloso de eternidad dichosa y feliz, que la Stma. Trinidad tiene  proyectado sobre cada uno de nosotros y por el cual existimos y por el cual existe la Eucaristía y Jesucristo se quedó con nosotros en el Sagrario y hacia el cual caminamos y será nuestro primer tema de meditación.

       Ya no podemos renunciar a este proyecto, porque si existimos, ya no dejaremos de existir; los que tenemos la dicha de vivir, ya no moriremos, somos eternidad, aquí nadie  muere ya, somos eternidad iniciada en el tiempo para fundirse en la misma eternidad de Dios Trino y Uno. De aquí la gravedad de los abortos y de la increencia y del pecado y de la lejanía de Dios y de equivocarse en el camino que nos conduce al encuentro con el Dios eterno, porque el que se equivoque, se va a equivocar para siempre, para siempre, para siempre. Es que somos eternos. Mi vida es más que esta vida, el hombre es más que hombre, es un misterio, que sólo Dios Trino y Uno conoce, porque nos ha creado a su imagen y semejanza y todo esto nos lo ha revelado por la Palabra hecha carne, que es su propio Hijo, enviado para llevarnos a esta plenitud de vida en Dios Trino y Uno.

       (Qué grande ser hombre, existir, conocerlo por la fe, amarlo y esperar el encuentro con Él por la esperanza sobrenatural, que el culmen de la fe! (Qué suerte, qué predilección de Dios, qué grandeza para los llamados!  AEn Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres@. Ahora comprendo la Eucaristía, ahora comprendo lo que vale cada hombre, no he sido yo, ha sido Dios quien ha puesto el precio y qué alto: toda la sangre y la vida de Cristo; la Eucaristía es el precio que yo valgo, el proyecto y el amor que Dios tiene al hombre, el amor de Cristo a los suyos, todos los hombres, con amor extremo, hasta dar la vida, en obediencia total al Padre....Por eso, meditando todo esto, con qué amor voy a celebrar la eucaristía, con qué hambre y sed la voy a comer, con qué ternura y piedad y cuidado voy a tocar y  venerar a Cristo vivo, vivo y presente en cada Sagrario Esta amistad, como todas, tiene un itinerario, unas etapas, unas exigencias, una correspondencia, un abrazo y una fusión de amor y de unión total. Con toda  humildad y verdad  esto es lo que quiero desarrollar y describiros, en la medida de mis conocimientos y posibilidades, en estos días.

       Supuesto el fundamento bíblico-teológico-dogmático de la Eucaristía, sobre lo que hay mucho escrito y algo diremos nosotros, para poner cimiento firme a estas meditaciones eucarísticas, yo he querido más bien hablar de Jesucristo Eucaristía en línea de experiencia de amistad particular con Él, sentida y vivida por medio de la oración eucarística, personal y litúrgica, porque es lo que me interesa y necesitamos todos, vosotros y yo, el mundo y la Iglesia. )Para qué quiero tener una licenciatura en Teología, un doctorado incluso en Cristología, en Eucaristía, si no tengo experiencia de Él, si no sentimos  su presencia y su amor, que nos demuestren que Cristo verdaderamente existe y es verdad, si no siento dentro de mí su misma vida y sentimientos, viviendo así en plenitud nuestra fe y cristianismo, nuestro injerto bautismal, nuestro sacerdocio, nuestra vida religiosa, nuestro compromiso y misión,  nuestro  presente y eternidad?

       Este camino tiene sus particularidades y singularidades; la mayor de todas, tal vez, es que se trata de un amigo, que está invisible para los ojos de la carne, lo cual, para un primerizo, es una gran dificultad, pero si se deja guiar por otros, que ya hayan hecho el recorrido, resulta más fácil caminar en esta no visibilidad primera de la persona amada, en la oscuridad de la fe, único camino para encontrarnos con El, porque la fe es la luz de Dios, es como un rayo del sol,  dirá infinidad de veces S. Juan de la Cruz, que supera nuestro entendimiento y facultades, y si le miramos de frente, directamente, nos ciega, por la abundancia y exceso de luz. 

       Para el encuentro eucarístico, para la oración eucarística, como para todo camino, es bueno tener guías, que hayan hecho este recorrido verdaderamente, no sólo teóricamente, y que nos vayan orientando, especialmente en etapas de oscuridad de la fe y de la esperanza en el desierto de la vida, que necesariamente tenemos que atravesar  hasta llegar a la amistad total, a la tierra prometida;  en fin,  se trata de recorrer un camino verdadero, no meramente imaginativo, sino de fe y de vida, recorrido ya por mucha gente cristiana, desde los primeros tiempos, desde la misma presencia de Cristo en Palestina. Por eso, lo primero de todo será la fe, fe eucarística; lo será siempre, pero, sobre todo, en los comienzos de esta amistad; esta fe hay que pedirla y cultivarla mucho, hay que pasar de una fe heredada de nuestros padres, sacerdotes, superiores, a una fe personal, que nos lleve a la experiencia del misterio eucarístico. Y todo esto por la oración personal, en encuentros continuos con Jesús Eucaristía, en diálogo permanente de amistad con Él desde el Sagrario, donde tantas cosas nos está diciendo en silencio, en humildad, sin imponerse, sólo con su presencia de amor.

       De todo esto hablaremos en estos días. Unido a la fe, va el amor, la oración, la conversión... Estos tres verbos ORAR-AMAR-CONVERTIRSE tienen para mí casi el mismo significado y se conjugan igual y el orden tampoco altera el producto, pero siempre en línea de experiencia de Cristo vivo, vivo y resucitado, principalmente, en relación con la Eucaristía como Misa, como Comunión y como Presencia de amistad.

       En uno de mis libros digo algo que sirve para todo lo que escriba o hable de Cristo, especialmente de Cristo Eucaristía: estas meditaciones que os dirijo, estas páginas que escribo fueron escritas  mirando al sagrario. Me gustaría que, si fuera posible, así también fueran leídas o meditadas: a los pies del Maestro, como María en Betania. Es que tengo la impresión de que ahí radica toda su fuerza. Este libro quiere ser una sencilla ayuda para el encuentro con Jesucristo Eucaristía. Si os sirven para esto, (adorado sea el santísimo sacramento del altar!

       Recuerdo como si fuera hoy mismo la primera AEucarística@(vivencia), que escribí junto al sagrario de mi primer destino apostólico, un pueblo pequeñito de mi Diócesis de Plasencia: ASeñor, Tú sabías que serían muchos los que no creerían  en Ti, Tú sabías que muchos no te seguirían ni te amarían en este sacramento, Tú sabías que muchos no tendrían hambre  de tu pan ni de tu amor ni de tu presencia eucarística, Tú sabías que el sagrario sería un trasto más de la Iglesia, al que se le ponen flores y se le adorna algunos días de fiesta ... Tú lo sabías todo... y, sin embargo, te quedaste;  te quedaste para siempre en el pan consagrado, como amor inmolado por todos, como comida de amor para todos,  como presencia de  amistad ofrecida  a tus sacerdotes, a tus seguidores, a todos los hombres..... Gracias, Señor, qué bueno eres, cuánto nos amas... verdaderamente nos amaste hasta el extremo, hasta el extremo de tus fuerzas y amor, hasta el extremo del tiempo, del olvido y de todo.

       Muchas veces te digo: Señor, si Tú sabías de nuestras rutinas y faltas de amor, de  nuestros abandonos y faltas de correspondencia y, a pesar de todo, te quedaste, entonces, Señor, no mereces compasión.., porque tu lo sabías, Tú lo sabías todo...y, sin embargo,  te quedaste... Qué emoción siento, Señor, al contemplarte en cada sagrario, siempre con el mismo amor, la misma entrega...eso sí que es amar hasta el extremo de todo y del todo. Qué bueno eres, cuánto nos quieres, Tú sí que amas de verdad, nosotros no entendemos de las locuras de tu amor, nosotros somos más calculadores... nosotros somos limitados en todo.

       Señor, por qué me amas tanto,  por qué me buscas tanto, por que te humillas tanto, por que te rebajas tanto... hasta hacerte no solo hombre sino una cosa , un poco de pan por mí... Señor, pero qué puedo  darte  yo que Tú no tengas...qué puede darte el hombre.... Si Tú eres Dios, si Tú lo tienes todo... no me entra en la cabeza, no encuentro respuesta, no lo comprendo, Señor, sólo hay una explicación: AHabiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el extremo.@

       Nos amaste hasta el extremo, cuando en el seno de la Santísima Trinidad te ofreciste al Padre por nosotros: APadre, no quieres ofrendas y sacrificios, aquí estoy yo para hacer tu voluntad@y la cumpliste   en la Ultima Cena, anticipando tu pasión y muerte por nosotros,  cuando temblando de emoción, con el pan en las manos, te entregaste en sacrificio y comida y presencia permanente por todos:  “Tomad y comed, esto es mi cuerpo... Tomad y bebed esta es mi sangre....”

       En tu corazón eucarístico está vivo ahora y presente todo este amor, toda esta entrega, toda esta emoción, Bla he sentido muchas veces,B  la ofrenda de tu vida al Padre y a los hombres, que te llevó a la Encarnación, a la pasión, muerte y resurrección, para que todos tuviéramos la vida nueva del resucitado y entrar así con El  en el círculo del amor trinitario del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.... y también para que nunca dudásemos de la verdad de tu amor y de tu entrega. Gracias, gracias, gracias, Señor...Átame, átanos para siempre a tu amor, a tu Eucaristía, a la sombra de tu sagrario, para que comprendamos y correspondamos a la locura de tu amor.

1ª MEDITACIÓN

    “DIOS ES AMOR…”

       Queridas hermanas: Estos días quiero hablaros de Jesucristo Eucaristía; de Jesucristo, sacramentado por amor en el Sagrario. Este amor de Jesucristo a los hombres existió ya antes de encarnarse en el seno purísimo de la Hermosa Nararetana, de la Virgen bella, de nuestra Madre el alma: María. Porque Jesucristo es el Hijo de Dios y el amor de Jesucristo aquí presente y hecho sacramento de Amor es el amor que como Dios y como hombre nos tiene, o si queréis, es el amor que nos tiene desde el Seno de la Santísima Trinidad. Fue ese amor divino de Espíritu Santo el que le llevó a encarnarse en carne humana para salvarnos y llevarlos a la amistad total con su Padre Dios. El Hijo de Dios vio entristecido al  Padre, porque el hombre había roto por el pecado de Adán el proyecto de eternidad dichosa y feliz con Dios, y por amor a su Padre y por amor a los hombres le dijo: “Padre, no quieres ofrendas y sacrificios, aquí estoy yo para hacer tu voluntad…” Y la voluntad del Padre es la que nos expresa muchas veces Él en el Evangelio: “Yo he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad sino la voluntad del que me ha enviado. Esta es la voluntad del que me ha enviado, que no pierda nada de lo que me dio sino que lo resucite en el último día; Esta es la voluntad de mi Padre, que está en el cielo, que todo el que ve al Hijo y cree en Él tenga vida eterna y yo lo resucitaré en el último día.” “Yo he bajado del cielo no para hacer mi voluntad sino la voluntad del que me ha enviado…”

Él sabía muy bien cuál era esta voluntad del Padre, para eso había venido a la tierra,  y por eso fijaos bien, cuando Pedro quiere apartarle de esta voluntad del Padre, Cristo llama Asatanás@a Pedro por quererle alejar del proyecto del Padre, que le lleva a pasar por la pasión y la muerte para llevarnos a todos a la resurrección y la vida eterna. Son los evangelios de estos domingos 21 y 22 del ciclo A:

AY vosotros, )quién decís que soy yo? Tomando la palabra Simón Pedro, dijo: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y Jesús, respondiendo, dijo: Bienaventurado tú, Simón Bar Jona, porque no es la carne ni la sangre quien esto te lo ha revelado, sino mi Padre, que está en los cielos. Y yo te digo  a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia....

Segunda parte: Jesús comienza a explicar a sus discípulos en qué consiste ser el Mesías liberador y salvador de los hombres, que ellos, como todo el pueblo judío, concebían un Mesías político y puramente terreno: Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para sufrir mucho de parte de los ancianos, de los príncipes de los sacerdotes y de los escribas, y ser muerto, y al tercer día resucitar. Pedro, tomándole aparte, se puso a amonestarle, diciendo: No quiera Dios que esto suceda. Pero Él, volviéndose, dijo a Pedro: Retírate de mí, Satanás; tú me sirves de escándalo, porque no sientes las cosas de Dios, sino las de los hombres. Entonces dijo Jesús a sus discípulos: El que quiera venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la hallará@(Mt 16,16-25).

       En el Evangelio que acabamos de leer está muy clara la intención de Mateo: demostrar que Jesús es el Mesías que cumple la voluntad del Padre. Pero su mesianismo no es de poder político, religioso, económico, es una mesianismo de amor y paz y amor entre Dios y los hombres; el reino de Dios que Él ha venido a predicar y realizar es un reino donde Dios debe ser el único Dios de nuestra vida, a quien debemos adorar y someternos con humildad a su voluntad, aunque ésta nos lleva a la muerte del Ayo@.

       El proyecto del Padre, la voluntad del Padre que Jesús ha venido a realizar es “tanto amó Dios al mundo que entregó (traicionó) a su propio Hijo para  que no perezca ninguno de los que creen en Él sino que tengan vida eterna… porque Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo sino para salvar al mundo, a todos los que crean en Él.”

       Por eso, en el Sagrario, en la Eucaristía, está también el amor del Padre que nos envía al Hijo, todo el amor del Hijo que realizó su voluntad y proyecto de amor, y ese amor en mayúscula es Amor de Espíritu Santo, es el Espíritu Santo; está, por tanto, toda la Trinidad, que es Amor. Y esto no es devoción personal, esto es teológico, litúrgico y evangelio verdadero.

       Y por eso y para esto vino Cristo, y por esto se encarnó, y  vivió, predicó y murió y resucitó y por eso permanece aquí en el Sagrario y en la Eucaristía como misa y comunión, para cumplir la voluntad del Padre, que es nuestra salvación y felicidad eterna. En la Eucaristía está Cristo entero y completo, desde que en el seno de la Trinidad con amor de Espíritu Santo le dijo al Padre que vendría a la tierra para salvar a los hombres hasta que conseguido este objetivo, que es como una nueva creación, una recreación del proyecto primero de amistad total con Dios, subió a los cielos y está sentado a la derecha del Padre como Cordero inmolado y degollado por amor a Dios y a los hombres, lleno de gloria y adoración, por este amor extremo. Todo lo que Cristo dijo e hizo y amó, todo Cristo entero y completo, Dios y hombre, tiempo y eternidad, está aquí en el pan consagrado. Está el Cristo glorioso y  triunfante del cielo, el Cristo sentado a la derecha del Padre, esto es, igual al Padre, está con su humanidad totalmente Verbalizada, identificada con el Verbo de Dios, y esa divinidad y esa humanidad es la que está ahora mismo aquí presente, en el pan  bendito.

       Por eso, para hablar de este Amor Sacramentado o de Jesucristo Eucaristía o de Jesucristo sacramentado por Amor, como este Amor es divino antes que humano, o si queréis es amor divino que se encarna primero en carne y luego en un poco de pan, vamos a hablar de él, de este amor de Dios en el Seno de la Santísima Trinidad antes de encarnarse, vamos a hablar del Amor de Dios, del Amor trinitario sacramentado por Jesucristo en el pan consagrado. No olvidar nunca que Jesucristo es Dios y que me amó primero como Dios que como hombre, porque se hizo hombre y predicó y murió precisamente porque me amó como Dios y esto le hizo tomar la naturaleza humana y venir a la tierra para salvar a la humanidad de la lejanía de Dios, del pecado.

       Jesucristo aquí sacramentado por amor es el Hijo de Dios, es Dios mismo, el Dios Creador y Salvador, el Dios único, principio y fin de todo lo que existe. Y San Juan nos dice de este Dios, principio y fin de todo: “Dios es amor” es decir, Dios es amor, su esencia es amar y si dejara de amar dejaría de existir…

POR ESO SI ALGUIEN ME PREGUNTA, OS PREGUNTA: ¿POR QUÉ EL HOMBRE TIENE QUE AMAR A DIOS, POR QUÉ TENGO QUE AMAR A JESÚS EUCARISTÍA, ADORARLE Y AMARLE EN EL SAGRARIO, EN LA MISA, EN LA COMUNIÓN? LA RESPUESTA ES FÁCIL: PORQUE DIOS NOS AMÓ PRIMERO

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a su Hijo, como propiciación por nuestros pecados”(1Jn 4,10).

SI EXISTO, ES QUE DIOS ME AMA Y ME HA LLAMADO A COMPARTIR  CON ÉL  SU MISMO GOZO ESENCIAL Y TRINITARIO POR TODA LA ETERNIDAD

       El texto citado anteriormente tiene dos partes principales: la primera: AEn esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que él nos amó ...@-- primero--, añade la lógica de sentido. Expresa este versículo el amor de Dios Trino y Uno manifestado en la primera creación. En la segunda parteAy envió a su Hijo, como propiciación por nuestros pecados@nos revela  que, una vez creados y caídos, Dios nos amó en la segunda creación, en la recreación, enviando a su propio Hijo, que muere en la cruz para salvarnos.      

       El sacrificio de la cruz, sacrificio de la Nueva y Eterna Alianza y Amistad con Dios, que Cristo anticipó instituyéndolo proféticamente en la Última Cena y que se hace presente en cada Eucaristía y permanece en oblación perenne en la Presencia Eucarística, es la señal manifiesta del amor extremo del Padre, que lo entrega hasta la muerte por nosotros, y del Hijo, que libremente acepta esta voluntad del Padre. Es el misterio pascual, programado en el mismo consejo trinitario, para manifestar más aún la predilección de Dios para con el hombre. Ese proyecto, realizado luego por el Hijo Amado, es tan maravilloso e incomprensible en su misma concepción y realización, que la liturgia de la Iglesia se ve obligada a Ablasfemar@en los días de la Semana Santa, exclamando:  AOh felix culpa..., @oh feliz culpa, oh feliz pecado del hombre, que nos mereció un tal salvador y una salvación tan maravillosa.     

       Y el mismo S. Juan vuelve a repetirnos esta misma idea del amor trinitario, al manifestarnos que el Padre nos envió a su Hijo, para que tengamos la misma vida, el mismo amor, las mismas vivencias, por participación, de la Santísima Trinidad: AEn esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único, para que vivamos por medio de él@(1 Jn 4,10). Simplemente añade que no sólo nos lo envía como salvador, sino para que vivamos como el Hijo vive y amemos como el Hijo ama y es amado por el Padre, para que de tal manera nos identifiquemos con el Amado, que tengamos sus mismos conocimientos y amor y vida, hasta el punto de que el Padre no note diferencia entre Él y nosotros y vea en nosotros al Amado, al Unigénito, en el que tiene puestas todas sus complacencias.

       Sigue S. Juan: AYtodo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios...” (1Jn 4,7). (Qué maravilla! El amor viene de Dios y, al venir de Dios, nos engendra como hijos suyos, para vivir su misma vida trinitaria, y con ese mismo amor que Él nos ama, le amamos nosotros también a Él, porque nosotros no podemos amarle a Él, si Él no nos ama primero; y es entonces cuando nosotros podemos  amarle con el mismo amor que Él nos ama, devolviéndole y reflectando hacia Él ese mismo amor con que Él nos ama y ama a todos los hombres; y con este amor también podemos amar a los hermanos, como Él los ama y así amamos al Padre y al Hijo como ellos se aman y aman a los hombre. Y ese amor es su Amor personal infinito, que es el Espíritu Santo que nos hace hijos en el Hijo, y en la medida que nos hacemos Hijo y Palabra y Verbo, hacemos la paternidad del Padre por la aceptación de filiación en el Verbo: AQueridos hermanos: Si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros. A Dios nadie lo ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros. En que nos ha dado de su Espíritu@(1Jn 4,11-14).

       ¡Vaya párrafo! Como para ponerlo en un cuadro de mi habitación. Viene a decirnos que todo es posible, porque nos ha dado su mismo Espíritu Santo, su Amor Personal, que es tan infinito en su ser y existir, que es una persona divina, tan esencial que sin ella no pueden vivir y existir el Padre y el Hijo, porque es su vida-amor-felicidad que funde a los tres en la Unidad, en la que entra el alma, cada uno de los seres creados, por ese mismo Espíritu, comunicado al hombre por  gracia, para que pueda comunicarse con el Padre y el Hijo por el Amor participado, que es la misma vida y alma de Dios Uno y Trino.

       Dice S. Juan de la Cruz: APorque no sería verdadera y total transformación si no se transformase el alma en las Tres Personas de la Santísima Trinidad en revelado y manifiesto grado.@AY esta tal  aspiración del Espíritu Santo en el alma, con que Dios la transforma en sí le es a ella de tan subido y delicado y profundo deleite, que no hay que decirlo por lengua mortal...; porque el alma unida y transformada en Dios aspira en Dios a Dios las misma aspiración divina que Dios, estando ella en Él transformada, aspira en si mismo a ella...@AY no hay que tener por imposible que el alma pueda una cosa tan alta, que el alma aspire en Dios como Dios aspira en ella por modo participado. Porque dado que Dios la haga la merced de unirla en la Santísima Trinidad, en que el alma se hace deiforme y Dios por participación, )qué increíble cosa es que obre ella también su obra de entendimiento, noticia y amor, o, por mejor decir, la tenga obrada en la Trinidad juntamente con ella como la misma Trinidad? Pero por modo comunicado y participado, obrándolo como Dios en la misma alma; porque es estar transformada en las Tres Divinas Personas en potencia, sabiduría y amor, y en esto es semejante el alma a Dios; y para que pudiese venir a esto la crió a su imagen y semejanza@(Can B 39, 4).

       Y todo esto y lo anterior y lo posterior que se pueda decir, dentro y fuera de la Trinidad, todo es APorque Dios es Amor.@

       A mi me alegra pensar que hubo un tiempo en que no existía nada, solo Dios, Dios infinito al margen del tiempo, de ese tiempo, que nos mide a todo lo creado en un antes y después, porque Él existe desde siempre. Por eso, en esto del ser y existir como  en el amor, la iniciativa siempre es de Dios. El hombre, cualquier criatura, cuando mira hacia Dios, se encuentra con una mirada que le ha estado mirando con amor desde siempre, desde toda la eternidad. Todo amor en el hombre es reflejo. No existía nada, solo Dios.

       Y este Dios, que por su mismo ser infinito es inteligencia, fuerza, poder..., cuando S. Juan quiere definirlo en una sola palabra, nos dice: ADios es amor.@Su esencia es amar, si dejara de amar, dejaría de existir. Podía decir S. Juan también que Dios es fuerza infinita, inteligencia infinita, porque lo es, pero él prefiere definirlo así para nosotros, porque así nos lo ha revelado su Hijo, Verbo y Palabra Amada, en quien el Padre se complace eternamente. Por eso nos lo envió, porque era toda su Verdad, toda su Sabiduría, todo lo que Él se sabe y quiere que sepamos de Él por Sí mismo y a la vez es el Amado, lo que más quería. Y también nos lo entregó: “Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su propia Hijo…”porque quiere que vivamos su misma vida trinitaria de Padre y así gozarse también en nosotros y nosotros en Él, al estar nosotros identificados con su Unigénito, en el que eternamente se goza de estar engendrando como Padre con  Amor Personal de Espíritu Santo. Y así es como entramos nosotros en el círculo del Amor o triángulo de la Vida Trinitaria.

       Y este Dios tan infinitamente feliz en sí y por sí mismo, entrando dentro de su mismo ser infinito, viéndose tan lleno  de amor, de hermosura, de belleza, de felicidad, de eternidad, de gozo, piensa en otros posibles seres para hacerles partícipes de su mismo ser, amor, para hacerles partícipes de su misma felicidad. Se vio tan infinito en su ser y amor, tan lleno de luz y resplandores eternos de gloria, que a impulsos de ese amor en el que se es  y subsiste, piensa desde toda la eternidad en  crear al hombre con capacidad de amar y ser feliz con Él, en Él  y por Él y como Él.

       Dios quiere darse esencialmente, como Él es en su esencia, que es Amor; quiere darse y recibirse en otros seres, que lógicamente han de recibirlo por participación de este ser esencial suyo, para que ellos también puedan entrar dentro de este círculo trinitario.  Y por eso crea al hombre Aa su imagen y semejanza;@palabras estas de la Sagrada Escritura, que tiene una profundidad infinitamente mayor que la que ordinariamente se le atribuye. Dios creó al hombre por amor y para el amor. La vida  la felicidad del hombre es como la de Dios: amar y sentirse amado.

       El hombre ha sido soñado por el amor de Dios. Es un proyecto amado de Dios: ABendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuéramos santos e irreprochables ante Él por el amor. Él nos ha destinado en la persona de Cristo por pura iniciativa suya a ser sus hijos para que la gloria de su gracia que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo redunde en alabanza suya... El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche de su voluntad. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo, cuando llegase el momento culminante, recapitulando en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra@(Ef 1,3.10).

SI EXISTO, ES QUE DIOS ME AMA.

        Ha pensado en mí. Ha sido una mirada de su amor divino, la que contemplándome en su esencia infinita, llena de luz y de amor, me ha dado la existencia como un cheque firmado ya y avalado para vivir y estar siempre con Él, en una eternidad dichosa, que ya no se acabará nunca y que ya nadie puede arrebatarme porque ya existo, porque me ha creado primero en su Palabra creadora y luego recreado en su Palabra salvadora.ANada se hizo sin ella... todo se hizo por ella@(Jn 1,3). Con un beso de su amor, por su mismo Espíritu,  me da la existencia, esta posibilidad de ser eternamente feliz en su ser amor dado y recibido, que mora en mí.

 

       SI EXISTO, ES QUE DIOS ME HA PREFERIDO a millones y millones de seres que no existirán nunca, que permanecerán en la no existencia, porque la mirada amorosa del ser infinito me ha mirado a mí y me ha preferido...Yo he sido preferido, tú has sido preferido; hermano, estímate, autovalórate, apréciate; Dios te ha elegido entre millones y millones que no existirán. Qué bien lo expresa S. Pablo: AHermanos, sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien: a los que ha llamado conforme a su designio. A los que había escogido, Dios los predestinó a ser imagen de su Hijo para que Él fuera el primogénito de muchos hermanos. A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó@(Rom 8, 28.3). Es un privilegio el existir. Expresa, indica que Dios te ama, piensa en ti, te ha preferido. Ha sido una mirada amorosa del Dios infinito, la que contemplando la posibilidad de existencia de millones y millones de seres posibles, ha pronunciado mi nombre con ternura y  me ha dado el ser humano. !Qué grande es ser, existir, ser hombre, mujer! Dice un autor de nuestros días: "No debo, pues, mirar hacia fuera para tener la prueba de que Dios me ama; yo mismo soy la prueba. Existo, luego soy amado." (G. Marcel). Para nosotros, creyentes, ser, existir es ser amados.

       SI EXISTO, YO VALGO MUCHO, porque todo un Dios me ha valorado y amado y señalado  con su dedo creador. (Qué bien lo expresó Miguel Ángel en la capilla Sixtina! ¡Qué grande eres, hombre! Valórate. Y valora a todos los vivientes, negros o amarillos, altos o bajos. Todos han sido singularmente amados por Dios. No desprecies a nadie. Dios los ama y los ama por puro amor, por puro placer de que existan para hacerlos felices eternamente, porque Dios no tiene necesidad de ninguno de nosotros. Dios no crea porque nos necesite. Dios crea por amor, por pura gratuidad, Dios crea para llenarnos de su vida.

       Con qué respeto, con qué cariño nos tenemos que mirar unos a otros, porque fíjate bien: una vez que existimos, ya no moriremos nunca, nunca... somos eternos. Aquí nadie muere. Los muertos están todos vivos. Si existo, yo soy un proyecto de Dios, pero un proyecto eterno. Ya no caeré en la nada, en el vacío ¡Qué alegría existir, qué gozo ser viviente! Mueve tus dedos, tus manos; si existes, no morirás nunca. Mira bien a los que te rodean. Vivirán siempre. Somos semejantes a Dios, por ser amados por Dios.

       Desde aquí debemos echar  una mirada a lo esencial de todo apostolado auténtico y cristiano, a la misión transcendente y llena de responsabilidad que Cristo ha confiado a la Iglesia: todo hombre es una eternidad en Dios, aquí nadie muere, todos vivirán eternamente, o con Dios  o sin Dios. Por eso, qué terrible responsabilidad tenemos cada uno de nosotros con nuestra vida. Desde aquí  se comprende mejor lo que valemos: la pasión,  muerte,  sufrimientos y resurrección de Cristo. El que se equivoque, se equivocará para siempre, para siempre, para siempre, terrible responsabilidad para cada hombre y  terrible sentido y profundidad de la misión confiada a todo sacerdote, a todos los apóstoles de Jesucristo, por encima de todos los bienes creados y efímeros de este mundo. Si se tiene fe, si se cree en el Viviente, en la eternidad, hay que trabajar sin descanso y con conceptos claros de apostolado y eternidad por la salvación de todos y cada uno de los hombres. No estoy solo en el mundo, alguien ha pensado en mí, alguien me mira con ternura y cuidado; aunque todos me dejen; aunque nadie pensara en mí; aunque mi vida no sea brillante para el mundo o para muchos,  Dios me ama, me ama, me ama, y siempre me amará. Por el hecho de existir, ya nadie podrá quitarme esta gracia y este don.

       SI EXISTO, ES QUE ESTOY LLAMADO A SER FELIZ, a amar y ser amado por el Dios Trino y Uno. Éste es el fín del hombre. Y por eso su gracia es ya vida eterna, que empieza aquí abajo y los santos y los místicos la desarrollan tanto, que no se queda en semilla como en mí, sino que florece en eternidad anticipada, como los cerezos de mi tierra en primavera. AEn la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no fuera así, os lo diría, porque voy a prepararos el lugar. Cuando yo me haya ido y os haya preparado el lugar, de nuevo volveré  y os tomaré conmigo, para que donde yo estoy estéis también vosotros@ (Jn 14,2-4).APadre, los que tú me has dado, quiero que donde esté yo estén ellos también conmigo, para que vean mi gloria, que tú me has dado, porque me amaste antes de la creación del mundo@(Jn 17, 24).

       Y todo esto que estoy diciendo de mi propia existencia, tengo que ponerlo también en la existencia de mis hermanos. Y esto da hondura y seriedad y responsabilidad eterna a mi sacerdocio y me anima a trabajar sin descanso por la salvación eterna de mis hermanos los hombres. ¡Qué grande es el misterio de Cristo, de la Iglesia! No quiero ahora ni tocarlo. Somos sembradores, cultivadores y recolectores de eternidades. (Que ninguna se pierda, Señor! Si existen, es que son un proyecto eterno de tu amor. Si existen, es que Dios los ha llamado a su misma felicidad esencial.

       Y como Dios tiene un proyecto de amor sobre mí  y me ha llamado a ser feliz en Él y por Él, quiero serle totalmente fiel, y pido perdón de mis fallos y quiero no defraudarle en la esperanza que ha depositado en mí, en mi vida, en mi proyecto y realización. Quiero estar siempre en contacto con Él para descubrirlo. Y qué gozo, saber que, cuando yo me vuelvo a Él para mirarle, resulta que me encuentro con  Él, con su mirada, porque Él siempre me está mirando, amando, gozandose con mi existir. Ante este hecho de mi existencia, se me ocurren tres cosas principalmente, que paso a describir a continuación.

       Por eso los místicos de todos los tiempos son los adelantados que entran, por la oración contemplativa o contemplación amorosa, en la intimidad con Dios, tierra sagrada prometida a todos los hombres y, por el amor contemplativo, por Allama de amor viva,@conocen estas cosas y vienen cargados con frutos de eternidad de la esencia divina hasta nosotros, que peregrinamos en la fe y esperanza. Son los profetas que Dios envía a su Iglesia en todos los tiempos. Son los que por experiencia viva se adentran por unión y transformación de amor en el mismo volcán siempre en erupción de ser y felicidad y misterios y verdades del amor de Dios, y nos explican y revelan estas realidades de ternura para con el hombre encerradas en la esencia de Dios, que se revela en la creación y recreación gozosa y contemplativa por Cristo, por su Palabra hecha carne y pan de Eucaristía.

       Se llaman místicos, precisamente porque experimentan, sienten a Dios y su Espíritu y su misterio y nos lo revelan, traducen y explican. Son los guías más seguros, son como los exploradores que Moisés mandó por delante para descubrir la tierra prometida, y que luego vuelven cargados de frutos de lo que han visto y vivido, para enseñárnoslos a nosotros, y animarnos a todos a conquistarla; vienen con el corazón, con el espíritu y la inteligencia llenos de luz por lo que han visto y nos animan con palabras encendidas, para que avancemos por este camino de la oración, para llegar un día a la contemplación del misterio infinito de  Dios, que se revela luego y se refleja en el misterio del hombre y del mundo desde la fe, desde dentro de Dios, desde más allá de la realidad que aparece. Los místicos son los verdaderos mistagogos de los misterios de Dios, iniciadores en este camino de contemplación y transformación del misterio de Dios.

       Nadie sabría convencernos del hecho de que hemos sido creados por Dios para ser felices mejor que lo hace S. Catalina de Siena con esta plegaria inflamada de amor a Dios Trinidad:

")Cómo creaste, pues, oh Padre eterno, a esta criatura tuya? Me deja fuertemente asombrada esto: veo, en efecto, cómo Tú me muestras, que no la creaste por otra razón que ésta: con tu luz te viste obligado por el fuego de tu amor a darnos el ser, no obstante las iniquidades que ibamos a cometer contra ti. El fuego de tu amor te empujó. (Oh Amor inefable! aún viendo con tu luz infinita  todas las iniquidades que tu criatura  iba a cometer contra tu infinita bondad, Tú hiciste como quien no quiere ver, pero detuviste tu mirada en la belleza de tu criatura, de la cual, como loco y ebrio de amor, te enamoraste y por amor la atrajiste hacia tí dándole EXISTENCIA A IMAGEN Y SEMEJANZA TUYA. Tu verdad eterna me ha declarado tu verdad: que el amor te empujó a crearla" (Oración V).

 

       A otra alma mística, santa Ángela de Foligno, Dios le dijo estas palabras, que son a la vez una exigencia de amor y que se han hecho muy conocidas: "(No te he amado de bromas! (No te he amado quedándome lejos!  Tú eres yo y yo soy tú. Tú estás hecha como me corresponde a mí, estás elevada junto a mí."

       Convendría a estas alturas volver al texto de S. Juan, que ha inspirado esta reflexión: "En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que el nos amo primero…”  (1Jn.4,9-10).

2ª MEDITACIÓN:

Y NOS ENVIÓ A SU HIJO COMO PROPICIACIÓN DE NUESTROS PECADOS”

        En la contemplación de este versículo entraría muy directamente S. Pablo, para quien el misterio de Cristo, enviado por el Padre, como redención de nuestros pecados, es un misterio que le habla muy claramente de la pasión de amor de Dios, de esta predilección de Dios por el hombre, de este misterio escondido por los siglos en corazón de la Santísima Trinidad y revelado en la plenitud de los tiempos por el Padre en su Palabra hecha carne, especialmente por la pasión, muerte y resurrección del Hijo. AVivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mi; y mientras vivo en esta carne, vivo de la fe del Hijo de Dios, que me amó hasta  entregarse por mí"(Gal 2,19-20). 

       S. Juan, que estuvo junto a Cristo en la cruz, resumió  todo este misterio de dolor y de entrega en estas palabras: ATanto amó Dios al hombre, que entregó a su propio Hijo para que no perezca ninguno de los creen en él@(Jn 3,16). No le entra en la cabeza que Dios ame así al hombre, hasta este extremo, por eso,  Aentregó@tiene sabor de Atraicionó@.

       Y realmente, en el momento cumbre de la vida de Cristo, que es su pasión y muerte, esta realidad de crudeza impresionante es percibida por S. Pablo como plenitud de amor y totalidad de entrega dolorosa y extrema. Al contemplar a Cristo doliente y torturado,  no puede menos de exclamar: AMe amó y se entregó por mí.@Por eso, S. Pablo, que lo considera Atodo basura y estiércol, comparado con el conocimiento de mi Señor Jesucristo,” llegará a decir: ANo quiero saber más que de mi Cristo y éste crucificado.@

       Queridos hermanos, ¿Qué será el hombre? ¿qué encerrará  en su realidad para el mismo Dios que lo crea? ¿ qué seré yo? ¿Qué serás tú y todos los hombres? Pero ¿Qué será el hombre para Dios, que no le abandona ni caído y no le deja postrado en su muerte pecadora? Yo creo que Dios se ha pasado con nosotros. ATanto amó Dios al hombre que entregó (traicionó)a su propio Hijo.@  Porque  no hay justicia. No me digáis que Dios fue justo. Los ángeles se pueden quejar, si pudieran, de injusticia ante Dios. Bueno, no sabemos todo lo que Dios ha hecho por levantarlos. Cayó el ángel, cayó el hombre. Para el hombre hubo redentor, su propio Hijo, para el ángel no hubo redentor. ¿Por qué para nosotros sí y para ellos no? ¿Dónde está la igualdad? ¿Qué ocurre aquí? Es el misterio de predilección de amor de Dios por el hombre:ATanto amó Dios al hombre, que...(traicionó)@  Por esto, Cristo crucificado es la máxima expresión del amor del Padre y del Hijo: ANnadie ama más que aquel que da la vida por los amigos.@Y  Cristo la dio por todos nosotros.

       Este Dios infinito, lleno de compasión y ternura por el hombre, viéndole caído y alejado para siempre de su proyecto de felicidad, entra dentro de sí mismo, y mirando todo su amor y toda su sabiduría y todo su poder, descubre un nuevo proyecto de salvación, que a nosotros nos escandaliza, porque en él abandona a su propio Hijo, prefiere en ese momento el amor a los hombres al de su Hijo.

       Cuando S. Pablo lo describe, parece que estuviera en esos momentos dentro del consejo Trinitario. En la plenitud de los tiempos, dice S. Pablo, no pudiendo Dios contener ya más tiempo este misterio de amor en su corazón, explota y lo pronuncia y nos lo revela a nosotros. Y este pensamiento y este proyecto de salvación es su propio Hijo, pronunciado en Palabra y Revelación llena de Amor de su mismo Espíritu, es Palabra ungida de Espíritu Santo, es Jesucristo, la explosión del amor de Dios a los hombres. En Él nos dice: Os amo, os amo hasta la locura, hasta el extremo, hasta perder la cabeza. Y esto es lo que descubre San Pablo en Cristo Crucificado: AAl llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para redimir a los que estaban bajo la Ley@( Gal 4,4).AY nos predestinó a la adopción de hijos suyos por Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para la alabanza del esplendor de su gracia, que nos otorgó gratuitamente en el amado, en quien tenemos la redención  por su sangre...@(Ef 1,3-7).

       Para S. Juan de la Cruz, Cristo crucificado tiene el pecho lastimado por el amor, cuyos tesoros nos abrió desde el árbol de la cruz: AY al cabo de un gran rato se ha encumbrado/ sobre un árbol do abrió sus brazos bellos,/ y muerto se ha quedado, asido de ellos,/ el pecho del amor muy lastimado."

       Cuando en los días de la Semana Santa, leo la Pasión o la contemplo en las procesiones, que son como una catequesis puesta en acción, me conmueve ver pasar a Cristo junto a mí, escupido, abofeteado, triturado... Y siempre me pregunto lo mismo: ¿por qué, Señor, por qué fue necesario tanto sufrimiento, tanto dolor, tanto escarnio...? Fue necesario para que el hombre nunca pueda dudar de la verdad del amor de Dios. No los ha dicho antes S. Juan: ATanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo.@

       Por todo esto, cuando miro al Sagrario y el Señor me explica todo lo que sufrió por mí y por todos, desde la Encarnación hasta su Resurrección, yo sólo veo una cosa: amor, amor loco de Dios al hombre. Jesucristo, la Eucaristía, Jesucristo Eucaristía es Dios amando locamente a los hombres. Este es el único sentido de su vida, desde la Encarnación hasta la muerte y la resurrección. Y en su nacimiento y en su cuna no veo ni mula ni buey ni pastores...; sólamente amor, infinito amor que se hace tiempo y espacio y criatura por nosotros:ASiendo Dios... se hizo semejante a nosotros en todo menos en el pecado…@En el Cristo polvoriento y jadeante de los caminos de Palestina, que no tiene tiempo a veces ni para comer ni descansar, en el Cristo de la Samaritana a la que va  a buscar y se sienta agotado junto al pozo porque tiene sed de su alma, en el Cristo de la adúltera, de Zaqueo...etc,  sólo veo amor; y como aquel es el mismo Cristo del Sagrario, en el Sagrario sólo veo amor, amor extremo, apasionado, ofreciéndose sin imponerse, hasta dar la vida en silencio y olvidos,  solo amor.

       Y todavía este corazón mío, tan sensible para otros amores y otros afectos y otras personas, tan sentido en las penas  propias y ajenas ¿No  se va a conmover ante el amor tan apasionado de mi Padre Dios, hasta el punto de que le “traiciona”, le engaña a todo un Dios infinitamente moderado y prudente? ¿No voy a sentir ternura de amor ante el amor tan Alastimado@de mi Crito en la cruz? ¿Tan duro va a ser para su Dios  Señor y tan sensible para los amores humanos? 

       Dios mío, pero ¿Quién y qué soy yo? ¿Qué es el hombre, para que le busques de esta manera? ¿Qué puede darte el hombre que Tú no tengas?¿Qué buscas en mí? ¿Qué ves en nosotros para buscarnos así? No lo comprendo, no me entra en la cabeza. Padre, “abba”, papá Dios, quiero amarte como Tú me amas; Cristo mío, quiero amarte, amarte de verdad, ser todo y sólo tuyo, porque nadie me ha amado como Tú. Ayúdame. Aumenta mi fe, mi amor, mi deseo de Tí.  Señor, “Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo.”

       Hay un momento de la pasión de Cristo, que me impresiona fuertemente, siempre que viene a mi mente, porque es donde yo veo reflejada también esta predilección del Padre por el hombre y que S. Juan expresa maravillosamente en las palabras antes citadas: "Tanto amó Dios al mundo que entregó (traicionó) a su propio Hijo."

       Es en Getsemaní. Cristo está solo, en la soledad más terrible que haya podido experimentar persona alguna, solo de Dios y solo de los hombres. La Divinidad le ha abandonado, siente sólo su humanidad en Ala hora@elegida por el proyecto del Padre según dice S. Juan. No  siente ni barrunta su ser divino, es un misterio. Y en aquella hora de angustia, el Hijo clama al Padre: APadre, si es posible, pase de mi este cáliz...@Y allí nadie le escucha ni le atiende, nadie le da una palabra por respuesta. No hay ni una palabra de ayuda, de consuelo, una explicación para Él.... Cristo ¡Qué pasa aquí? Cristo ¿Dónde está tu Padre? ¿No era tu Padre Dios, un Dios bueno y misericordioso que se compadece de todos? ¿ No decías Tú que te quería? ¿No dijo Él que Tú eres su Hijo amado? ¿Dónde está su amor al Hijo? No te fiabas totalmente de Él..... ¿Qué ha ocurrido? ¿Es que ya no eres su Hijo?  ¿Es que se avergüenza de Ti? Padre Dios, eres injusto con tu Hijo ¿Es que ya no le quieres como a Hijo, no ha sido un hijo fiel, no ha defendido tu gloria, no era el hijo bueno cuya comida era hacer la voluntad de su Padre, no era tu hijo amado en el que tenías todas tus complacencias....?

       ¿Qué pasa, hermanos? ¿Cómo explicar este misterio? El Padre Dios, en ese momento, tan esperado por Él desde toda la eternidad, está tan pendiente de la salvación de los nuevos hijos que por la muerte tan dolorosa del Hijo va a conseguir, que no oye ni atiende a sus gemidos de dolor, sino que tiene ya los brazos abiertos para abrazar a los nuevos hijos que van a ser salvados y redimidos  por el Hijo y por ellos se ha olvidado hasta del Hijo de sus complacencias, del Hijo Amado:ATanto amó Dios al mundo que entregó a su propio hijo.@

       Por eso, mirando a este mismo Cristo, esta tarde en el Sagrario, quiero decir con S. Pablo desde lo más profundo de mi corazón: "Me amó y entregó por mi"; " No quiero saber más que de mi Cristo y éste, crucificado."

       DIOS ME AMA, ME AMA, ME AMA

       Y nuevamente vuelven a mi mente  los interrogantes: pero ¿qué es el hombre? ¿Qué será el hombre para Dios? ¿Qué seremos tu y yo para el Dios infinito, que proyecta este camino de Salvación tan duro y cruel para su propio Hijo, tan cómodo y espléndido para el hombre? ¡Qué grande debe ser el hombre, cuando Dios se rebaja y le busca y le pide su amor...! ¡Qué será el hombre para este Dios, cuando este Dios tan grande se rebaja tanto, se humilla tanto y busca tan extremadamente el amor de este hombre! ¡Qué será el hombre para Cristo, que se rebajó hasta este extremo para buscar el amor del hombre!

       (Dios mío, no te comprendo, no te abarco y sólo me queda una respuesta: es una revelación de tu amor que contradice toda la teología que estudié, pero que el conocimiento de tu amor me lleva a insinuarla, a exponerla con duda para que no me condenen como hereje! Te pregunto, Señor, )Me pides de esta forma tan extrema mi amor porque lo necesitas? )Es que sin él no serías infinitamente feliz? )Es que necesitas sentir mi amor, meterme en tu misma esencia divina, en tu amor trinitario y esencial, para ser totalmente feliz de haber realizado tu proyecto infinito? )Es que me quieres de tal forma que sin mí no quieres ser totalmente feliz? Padre bueno,  que hayáis decidido en consejo Trinitario no querer ser feliz eternamente sin el hombre, ya me cuesta trabajo comprenderlo, porque el hombre no puede darte nada que tú no tengas, que no lo haya recibido y lo siga recibiendo de Ti. Comprendo también que te llene tan infinitamente tu Hijo en reciprocidad de amor que hayas querido hacernos a todos semejantes a Él, tener y hacer de todos los hombres tu Hijo, esto es, hacernos tus hijos en el Hijo. Lo comprendo por la pasión de amor Personal de Espíritu Santo, volcán en infinita y eterna erupción de amor, que sientes por Él, pero no comprendo, no me entra en la cabeza lo que has hecho por el hombre, porque es como decirnos que el Dios infinito Trino y Uno no puede ser feliz sin el hombre. Es como cambiar toda la teología desde donde Dios no necesita del hombre para nada.

       Dios mío, quiero amarte. Quiero corresponder a tanto amor y quiero que me vayas explicando desde tu presencia en el Sagrario, por qué tanto amor del Padre, porque Tú eres el único que puedes explicármelo, el único que lo comprendes, porque ese amor te ha herido y llagado, lo has sentido. Tú eres ese amor hecho carne y hecho pan. Tú eres el único que lo sabes, porque te entregaste totalmente a él y lo abrazaste y te empujó hasta dar la vida y yo necesito saberlo, para corresponder y no decepcionar a un Dios tan generoso y tan bueno, al Dios más grande, al Dios revelado por Jesucristo, en su persona, palabras y obras, un Dios que me quiere de esta forma tan extremada.

       Señor, si tú me predicas y me pides tan dramáticamente, con tu vida y tu muerte y tu palabra, mi amor para el Padre, si el Padre lo necesita y lo quiere tanto, como me lo ha demostrado, no quiero fallarle, no quiero faltar a un Dios tan bueno, tan generoso. Y, si para eso tengo que mortificar mi cuerpo, mi inteligencia, mi voluntad, para adecuarlas a su verdad y su amor, purifica cuanto quieras y como quieras, que venga abajo mi vida, mis ideales egoístas, mi salud, mi cargos y honores, sólo quiero ser de un Dios que ama así. Toma mi corazón, purifícalo de tanto egoísmo, de tanta suciedad, de tanto yo, de tanta carne pecadora, de tanto afecto desordenado;  pero de verdad, límpialo y no me hagas caso. Y cuando llegue mi Getsemaní personal y me encuentre solo y sin testigos de mi entrega, de mi sufrimiento, de mi postración y hundimiento a solas, ahora te lo digo por si entonces fuera cobarde: no me hagas caso, hágase tu voluntad y adquiera yo esa unión con los Tres que más me quieren y que yo tanto deseo. Sólo Dios, sólo Dios, sólo Dios en el sí de mi ser y amar y existir.

       Dios me ama, me ama, me ama...  y ¿qué me importan  entonces todos los demás amores, riquezas, tesoros? ¿Qué importa incluso que yo no sea importante para nadie, si lo soy para Dios? ¿Qué importa la misma muerte, si no existe? Voy por todo esto a amarle y a dedicarme más a Él, a entregarme totalmente a Él, máxime cuando quedándome en nada de nada, me encuentro con el TODO de TODO, que es Él.

       Me gustaría terminar con unas palabras de S. Juan de la Cruz, extasiado ante el misterio del amor divino: AY cómo esto sea no hay más saber ni poder para decirlo, sino dar a entender cómo el Hijo de Dios nos alcanzó este alto estado y nos mereció este subido puesto de poder ser hijos de Dios, como dice San Juan diciendo: Padre, quiero que los que me has dado, que donde yo estoy también ellos estén conmigo, para que vean la claridad que me diste, es a saber que tengan por participación en nosotros la misma obra que yo por naturaleza, que es aspirar el Espíritu Santo. Y dice más: no ruego, Padre, solamente por estos presentes, sino también por aquellos que han de creer por su doctrina en Mí. Que todos ellos sean una misma cosa de la manera que Tú, Padre, estás en Mí, y yo en  ti; así ellos en nosotros sean una misma cosa. Y yo la claridad que me has dado he dado a ellos, para que sean una misma cosa, como nosotros somos una misma cosa, yo en ellos y Tú en mi  porque sean perfectos en uno; porque conozca el mundo que Tú me enviaste y los amaste como me amaste a mí, que es comunicándoles el mismo amor que al Hijo, aunque no naturalmente como al Hijo...@(Can B 39,5).

       "(Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas! )qué hacéis?,)en qué os entretenéis?. Vuestras pretensiones son bajezas y vuestras posesiones miserias. (Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra alma, pues para tanta luz estáis ciegos y para tan grandes voces sordos, no viendo que, en tanto que buscáis grandezas y glorias, os quedáis miserables, y bajos, de tantos bienes hechos ignorantes e indignos!" (Can B, 39.7). Concluyo con S. Juan: ADios es amor.@ Todavía más simple, con palabras de Jesús:AEl Padre os ama.@Repetidlas muchas veces. Creed y confiad plenamente en ellas. El Padre me ama, Dios  me ama y nadie podrá quitarme esta verdad de mi vida. "Mi alma se ha empleado y todo mi caudal en su servicio: ya no guardo ganado ni ya tengo otro oficio, que ya solo en amar es mi ejercicio." (Can B 28) Y comenta así esta canción S. Juan de la Cruz: AAdviertan , pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios, dejado aparte el buen ejemplo que se de sí darían, si gastasen siquiera la mitad de este tiempo en estarse con Dios en oración, y habiendo cobrado fuerzas espirituales en ellas; porque de otra manera todo es martillar y hace poco más que nada, y a veces nada, y aun a veces daño. Porque Dios os libre que se comience a perder la sal (Mt 5,13), que, aunque más parezca hace algo por fuera, en sustancia no será nada, cuando está cierto que las buenas obras no se pueden hacer sino en virtud de Dios@(Can 28, 3).

       Perdámonos ahora unos momentos en el amor de Dios. Aquí, en ese trozo de pan, por fuera pan, por dentro Cristo,  está encerrado todo este misterio del amor de Dios Uno y Trino a los hombres. Que Él nos lo explique. Está aquí con nosotros la Revelación del Amor del Padre, el Enviado,   vivo, vivo y resucitado, confidente y amigo. Para Ti, Señor, mi abrazo y mi beso más fuerte y desde aquí, desde  tu amor sacramentado, un beso y abrazo de amor a todos mis hermanos, llamados a compartir este gozo en nuestro Dios trino y  Uno,  sobre todo mi oración por los más necesitados de tu gracia y salvación.

TERCERA MEDITACIÓN

NECESIDAD ABSOLUTA DE LA ORACIÓN PARA EL ENCUENTRO CON JESÚS EUCARISTÍA

       Queridas hermanas: Me gustaría describiros un poco el camino ordinario que hay que seguir para conocer y amar a Jesucristo Eucaristía: es la oración eucarística o sencillamente la oración en general, de la que S. Teresa nos dice,  Aque no es otra cosa oración, a mi parecer, sino tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos nos ama.@  Al Atratar muchas veces a solas con quien sabemos que nos ama,@poco a poco nos vamos adentrando y encontrando con Él en la Eucaristía que es donde está más presente  Ael que nos ama@y esto es en concreto la oración eucarística, hablar, encontrarnos,  tratar de amistad con Jesucristo Eucaristía.

       Éste es el mejor camino que yo conozco y he seguido para descubrirlo vivo, vivo y resucitado, y no como un tesoro escondido, sino como un tesoro mostrado, manifestado y predicado abiertamente, permanentemente ofrecido y  ofreciéndose como evangelio vivo, como amistad, como pan de vida, como confidente y amigo para todos los hombres,  en todos los sagrarios de la tierra.

       El sagrario es el nuevo templo de la nueva alianza para encontrarnos y alabar a Dios en la tierra, hasta que lleguemos al templo celeste y contemplarlo glorioso. No es que haya dos Cristos, siempre es el mismo, ayer, hoy y siempre, pero manifestado de forma diferente. ADestruid este templo y yo lo reedificaré en tres días. Él hablaba del templo de su cuerpo@(Jn 2,19). Cristo Eucaristía es el nuevo sacrificio, la nueva pascua, la nueva alianza, el nuevo culto, el nuevo templo, la nueva tienda de la presencia de Dios y del encuentro, en la que deben reunirse los peregrinos del desierto de la vida, hasta llegar a la tierra prometida, hasta la celebración de la pascua celeste.

       Por eso,Ala Iglesia, apelando a su derecho de esposa,@se considera propietaria y depositaria de este tesoro, por el cual merece la pena venderlo todo para adquirirlo, y  lo guarda con esmero y cuidado extremo y le enciende permanentemente la llama de la fe y del amor más ardiente, y se arrodilla y lo adora y se lo come de amor. ANo es el marido dueño de su cuerpo sino la esposa@(1Cor 7,4). 

       El sagrario es Jesucristo resucitado en salvación y amistad permanentemente ofrecidas. Quiero decir con esto, que no se trata de un privilegio, de un descubrimiento, que algunos cristianos encuentran por suerte o casualidad,  sino que es el encuentro natural de todo creyente, que se tome en serio la fe cristiana, y quiere recorrer de verdad las etapas de este camino.

       La presencia de Cristo en la Eucaristía sólo comienza a comprenderse a partir de la fe, es decir, desde una actitud de sintonía con las palabras del Señor, que Él  expresó  bien claro:ATomad y comed, esto es mi cuerpo...@; Ael que me coma, vivirá por mí...@; A...el agua, que yo le daré, se hará en él una fuente que salte hasta la vida eterna.@; AYo soy el camino...@“Me quedaré con vosotros hasta el final de los tiempos”. Y la puerta para entrar en este camino y en esta vida y verdad que nos conducen hasta Dios, es Cristo, por medio de la oración personal hecha liturgia y vida o la oración litúrgica y la vida, hecha oración personal, que para mí todo está unido, pero siempre oración, al menos Aa mi parecer.@Y  para encontrar en la tierra a Cristo vivo, vivo y resucitado, el sagrario es Ala fonte que mana y corre, aunque es de noche,@es decir, sólo por la fe, dando un sí a sus palabras, por encima de toda explicación humana, es como podemos  acercarnos a esta fuente del Amor y de la Vida y de la Salvación, que mana del  Espíritu de Cristo, que es Espíritu Santo: Fuego, Amor, Alma y Vida de mi Dios  Trino y Uno:  Padre,  Hijo y  Espíritu Santo. Ahí está la fuente divina y hasta ahí nos lleva este agua divina: Aque salta hasta la vida eterna@.

AQué bien sé yo la fonte que mana y corre,

aunque es de noche.

Aquesta eterna fonte está escondida

 en este vivo pan por darnos vida,

aunque es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas,

 y de esta agua se hartan, aunque a oscuras,

porque es de noche.

Aquesta viva fonte que deseo,

en este pan de vida yo la veo,

aunque es de noche.@(S. Juan de la Cruz)

 

       El primer paso, para tocar a Jesucristo, escondido en este pan por darnos vida, llamando a las criaturas, manando hasta la vida eterna, es la fe, llena de amor y de esperanza, virtudes sobrenaturales, que nos unen directamente con Dios. Y la fe es fe, es un don de Dios, no la fabricamos nosotros, no se aprende en los libros ni en la teología, hay que pedirla, pedirla intensamente y muchas veces, durante años, en visitas a Jesús Eucaristía, en ratos de oración continua, en la sequedad y aparente falta de respuesta, otras veces en  noche de luz humana y en la oscuridad de nuestros saberes, con esfuerzo  y conversión permanente. El Señor espera de nosotros un respeto emocionado, que se oriente por el camino del amor y de la fe y adoración más que por el camino de la investigación y curiosidad. La presencia de amor y de totalidad por parte de Cristo reclaman presencia de donación por parte del creyente, desde lo más hondo de su corazón.

       La fe es el conocimiento, que Dios tiene de sí mismo y de su vida y amor y de su proyecto de salvación, que se convierten en misterios para el hombre, cuando Él, por ese mismo amor que nos tiene, desea comunicárnoslos. Dios y su vida son misterios para nosotros, porque nos desbordan y no podemos abarcarlos, hay que aceptarlos sólo por la confianza puesta en su palabra y en su persona, en  seguridad de amor, a oscuras del entendimiento que no puede comprender. Para subir tan alto, tan alto, hasta el corazón del  Verbo de Dios, hecho pan de eucaristía, hay que subir  Atoda ciencia trascendiendo.@Podíamos aplicarle los versos de  S. Juan de la Cruz: Tras un amoroso lance, Y no de esperanza falto, Volé tan alto tan alto, Que le dí a la caza alcance.

       Nuestra fe eucarística es un sí, un amén, una respuesta  a la palabra de Cristo, predicada por los Apóstoles, celebrada en la liturgia de la Iglesia, meditada por los creyentes, vivida y experimentada por los santos y anunciada a todos los hombres. La fe y la oración, fruto de la fe, o mejor, la oración de fe, siempre será un misterio, nunca podemos abarcarla perfectamente, sino que será ella la que nos abarque a nosotros, la que nos domine y desborde, porque la oración es encuentro con el Dios vivo e infinito. Será siempre transcendiendo lo creado, trascendiendo todo lo humano en razón y voluntad, en verdades y amores de criaturas, hasta llegar a los infinito, a la unión con Dios, deseado y sentido y poseído en la “substancia del alma… en el hondón,” pero nunca dominado y abarcado por su criatura, que vivirá siempre deseando más al Amado, en densa oscuridad de fe, llena de amor y de esperanza del encuentro pleno, de la unión transformante en esta vida de peregrino y de la visión gloriosa del cielo en su luz y amor trinitarios. Y así, envuelta en esta profunda oscuridad de la fe, más cierta y segura que todos los razonamientos humanos,  la criatura, siempre transcendida y Aextasiada@, salida de sí misma,  llegará  al abrazo y a la unión total con el Amado: AOh noche que guiaste, oh noche amable más que la alborada, oh noche que juntaste Amado con amada, amada en el Amado transformada.@Solo por la oración de fe tocamos y nos unimos  a Dios y a sus misterios.

       Todos los días, visita al Santísimo, oración con libro o sin libro ante Jesús Eucaristía, oración eucarística en fe, primero seca; creo y no siento nada; rezo oraciones de otros; paso ratos en silencio, a veces me distraigo, llevo diez minutos y ni siquiera he saludado al Señor directamente; al cabo del tiempo, meses o años tal vez, depende de mi generosidad en convertirme a Dios, en vaciarme de mi yo, Cristo va pasando de ser objeto de fe y de diálogo sin aparentes respuestas a ser amigo y confidente, empiezo a decirle algo, cosas mías, frases cortas, expresarle mis sentimientos, he dejado de estar todo el tiempo rezando oraciones, estoy comenzando a pasar de la oración meditativa, discursiva a la oración afectiva, ya me sale espontáneo el diálogo, ya no necesito libro, siento su presencia y afecto; he empezado la amistad, he empezado a convertirme y amar en serio a Jesucristo, he empezado la amistad sincera y directa con Él, ya no es rutina heredada, fe heredada, ya empieza mi fe personal, mi amor personal, mi vivencia eucarística… así durante años, en noches y éxtasis y luego ya, recorriendo todo el itinerario hasta la unión total, dirigido por su Espíritu Santo, en noches terribles de purificación de fe y sentidos, noches de San Juan de la Cruz, dependiendo de Dios y también de mi generosidad y capacidad de sufrimiento en la purificación total y vacío total de mi mismo, al yo que tengo entronizado en mi corazón en lugar de Dios, de mis afectos a las criaturas, me tengo que vaciar de todo para que Dios pueda llenarme totalmente, después de todo esto, o mejor, durante todo esto, Dios me irá habitando y llenando de su Palabra, que es su Hijo; de su mismo Amor, que es Espíritu Santo y me sentiré habitado por Dios, por la Santísima Trinidad y puedo llegar a la oración contemplativa, a la unión transformante, bendiciendo todos los sufrimientos y purificaciones que ha sido necesarias: “¡Oh noche que guiaste! ¡Oh noche amable más que la alborada! ¡Oh noche que juntaste, Amado con amada, amada en el Amado transformada!

       Y para que veáis que esto no es doctrina particular mía, podía citar a S. Juan de la Cruz, a S. Teresa, a Sor Isabel de la Stma. Trinidad, a Teresita, a Charles de Foucould, a Madre Teresa de Calcuta… bueno a todos los santos… voy a citar a Juan Pablo II, en su Carta Apostólica NMI, para mi una de más importantes de la Iglesia en estos últimos años, donde precisamente nos dice: La Iglesia existe para para la santidad, la unión total con Dios, y el camino para la santidad es la oración.

       Pero lo voy a decir con palabras suyas:

 

 ORACIÓN Y SANTIDAD, FUNDAMENTOS DEL APOSTOLADO, EN LA CARTA APOSTÓLICA DE JUAN PABLO II  ANOVO MILLENNIO INEUNTE@

 

Por eso, qué razón tiene el Papa Juan Pablo II, en la Carta Apostólica NOVO MILLENNIO INEUNTE, cuando  invitando a la Iglesia a que se renueve pastoralmente para cumplir mejor así la misión encomendada por Cristo, nos hace todo un tratado de vida apostólica, pero no de  métodos y organigramas, donde expresamente nos dice Ano hay una fórmula mágica que nos salva@, Ael programa ya existe, no se trata de inventar uno nuevo@, sino porque nos habla de la base y el alma y el fundamento de todo apostolado cristiano, que hay que hacerlo desde Cristo, unidos a El por la santidad de vida, esencialmente fundada en la oración, en la Eucaristía. Voy a recorrer la Carta, poniendo el número correspondiente y citando brevemente las palabras de Juan Pablo II. Insisto que al Papa, lo que más le interesa, al hablarnos de apostolado,  es subrayar y recalcar la necesidad de la espiritualidad de todo apostolado, y para eso, la meta es la santidad, la unión con Dios y el camino imprescindible para esta santidad y unión con Dios es la oración, por eso nos habla de la necesidad absoluta de la oración, alma de toda acción apostólica:  actuar unidos a  Cristo desde la santidad y la oración.... caminar desde Cristo, porque aquí está la fuente y la eficacia de toda actividad apostólica verdaderamente cristiana.

 

N116.-AQueremos ver a Jesús@(Jn 12,21) .... como aquellos peregrinos de hace dos mil años, los hombres de nuestro tiempo, quizás no siempre conscientemente, piden a los creyentes de hoy no sólo Ahablar@de Cristo, sino en cierto modo hacérseloAver@. )Y no es quizás cometido de la Iglesia reflejar la luz de Cristo en cada época de la historia y hacer resplandecer también su rostro ante las generaciones del nuevo milenio? Nuestro testimonio sería, además, enormemente deficiente, si nosotros no fuésemos los primeros contempladores de su rostro@.

 

N120.- A)Cómo llegó Pedro a esta fe? Mateo nos da una indicación clarificadora en las palabras con que Jesús acoge la confesión de Pedro: Ano te lo ha revelado esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos@(16,17). La expresión Acarne y sangre@evoca al hombre y el modo común de conocer. Esto, en el caso de Jesús, no basta. Es necesaria una gracia de Arevelación@que viene del Padre (cf ib). Lucas nos ofrece un dato que sigue la misma dirección, haciendo notar  que este diálogo con los discípulos se desarrolló mientras Jesús Aestaba orando a solas@(Lc 9,18). Ambas indicaciones nos hacen tomar conciencia del hecho de que a la contemplación plena del rostro del Señor no llegamos sólo con nuestras fuerzas, sino dejándonos guiar por la gracia. Sólo la experiencia del silencio y del oración ofrece el horizonte adecuado en el que puede madurar y desarrollarse el conocimiento más auténtico, fiel y coherente, de aquel misterio, que tiene su expresión culminante en la solemne proclamación del evangelista Juan: AY la Palabra se hizo carne, y puso su morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad@(Jn 1,14).

      

       N129.- AHe aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo@(Mt 28,20) .... No nos satisface ciertamente la ingenua convicción de que haya una fórmula mágica para los grandes desafíos de nuestro tiempo. No, no será una fórmula lo que nos salve, pero sí una Persona y la certeza que ella nos infunde: (Yo estoy con vosotros!  No se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre recogido por el evangelio y la Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar, para vivir en él la vida trinitaria y transformar con él la historia hasta su plenitud    y perfeccionamiento en la Jerusalén celeste. Es…una obra que implica a todos. Sin embargo, deseo señalar, como punto de referencias y orientación común, algunas prioridades pastorales, que la experiencia misma del Gran Jubileo ha puesto especialmente de relieve ante mis ojos@.

LA SANTIDAD

30.- AEn primer lugar, no dudo en decir que la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es la de la santidad...Este don de santidad, por así decir, se da a cada bautizado....AEsta es la voluntad de Dios; vuestra santificación@(1Tes 4,3). Es un compromiso que no afecta sólo a algunos cristianos: ATodos los cristianos, de cualquier clase o condición, están llamados a la plenitud de la vida cristiana y a la perfección del amor (Lumen Gentium, 40).

N131.- ARecordar esta verdad elemental, poniéndola como fundamento de la programación pastoral que nos atañe al inicio del nuevo milenio, podría parecer, en un primer momento, algo poco práctico. )Acaso se puede Aprogramar@la santidad? )Qué puede significar esta palabra en la lógica de un plan pastoral? En realidad, poner la programación pastoral bajo el signo de la santidad es una opción llena de consecuencias....Como el Concilio mismo explicó, este ideal de perfección no ha de ser malentendido, como si implicase una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos Agenios@de la santidad. Los caminos de la santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno.....

LA ORACIÓN

N132.- APara esta pedagogía de la santidad es necesario un cristianismo que se distinga ante todo en el arte de la oración...  Es preciso aprender a orar, como aprendiendo de nuevo este arte de los labios mismos del divino Maestro, como los primeros discípulos:ASeñor, enséñanos a orar@(Lc 11,1). En la plegaria se desarrolla ese diálogo con Cristo que nos convierte en sus íntimos: APermaneced en mí, como yo en vosotros@(Hn 15,4). Esta reciprocidad es el fundamento mismo, el alma de la vida cristiana y una condición para toda vida pastoral auténtica. Realizada en nosotros por el Espíritu Santo, nos abre, por Cristo y en Cristo, a la contemplación del rostro del Padre. Aprender esta lógica trinitaria de la oración cristiana, viviéndola plenamente ante todo en la liturgia, cumbre y fuente de la vida eclesial (cfr. SC.10), pero también de la experiencia personal, es el secreto de un cristianismo realmente vital, que no tiene motivos para temer el futuro, porque vuelve continamente a las fuentes y se regenera en ellas@.

N133.- ALa gran tradición mística de la Iglesia, tanto en Oriente como en Occidente, puede enseñar mucho a este respecto. Muestra cómo la oración puede avanzar, como verdadero y propio diálogo de amor, hasta hacer que la persona humana sea poseída totalmente por el divino Amado, sensible al impulso del Espíritu y abandonada filialmente en el corazón del Padre. Entonces se realiza la experiencia viva de la promesa de Cristo:  AEl que me ame, será amado de mi Padre; y yo le amaré y me manifestará a él@(Jn 14,21). Se trata de un camino sostenido enteramente por la gracia, el cual, sin embargo, requiere un intenso compromiso espiritual, que encuentre también dolorosas purificaciones (la Anoche oscura@), pero que llega, de tantas formas posibles, al indecible gozo vivido por los místicos como Aunión esponsal@.  )Cómo no recordar aquí, entre tantos testimonios espléndidos, la doctrina de san Juan de la Cruz y de santa Teresa de Jesús?

Sí, queridos hermanos y hermanas, nuestras comunidades cristianas tiene que llegar a ser auténticas Aescuelas de oración@, donde el encuentro con Cristo no se exprese solamente en petición de ayuda, sino también en acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y viveza de afecto hasta el Aarrebato del corazón@. Una oración intensa, pues, que sin embargo no aparte del compromiso en la historia: abriendo el corazón al amor de Dios, lo abre también al amor de los hermanos, y nos hace capaces de construir la historia según el designio de Dios.

        Pero se equivoca quien piense que el común de los cristianos se puede conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida. Especialmente ante tantos modos en que el mundo de hoy pone a prueba la fe, no sólo serían cristianos mediocres, sino Acristianos con riesgo@. En efecto, correrían el riesgo insidioso de que su fe se debilitara progresivamente, y quizás acabarían por ceder a la seducción de los sucedáneos, acogiendo propuestas religiosas alternativas y transigiendo incluso con formas extravagantes de superstición.

 Hace falta, pues, que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda programación pastoral.... Cuánto ayudaría que no sólo en las comunidades religiosas, sino también en las parroquiales, nos esforzáramos más, para que todo el ambiente espiritual estuviera marcado por la oración.@

Y AHORA YA CONTINÚO YO: LA PEOR POBREZA DE LA IGLESIA ES LA POBREZA MÍSTICA

Terminado este testimonio del Papa Juan Pablo II en la NMI., quisiera añadir que la mayor pobreza de la Iglesia será siempre, como ya he repetido, la pobreza mística, la pobreza de santidad, de vida de oración, sobre todo, de oración eucarística, porque no entiendo que uno quiera buscar y encontrarse con Cristo y no lo encuentre donde está más plena y realmente en la tierra, que es en la eucaristía, misa, comunión y  sagrario:  AQué bien se yo la fuente que mana y corre, aunque es de noche. Aquí se está llamando a las criaturas y de este agua se hartan, aunque a oscuras, porque es de noche@.

       Por eso, si los formadores de comunidades parroquiales, de noviciados y seminarios no tienen una profunda experiencia de oración y vida espiritual, insisto una vez más, será muy difícil que puedan guiarlas hasta la unión afectiva y existencial con Cristo. Es sumamente necesario y beneficioso para la Iglesia, que lo obispos se preocupen de estas cosas durante el tiempo propicio, que es el tiempo de formación de los seminarios, para no estar luego toda la vida sufriendo sus consecuencias negativas tanto para el apostolado como para la misma vida diocesana, por una deficiente formación espiritual.

       Me duele muchísimo tener que decir esto, porque puedo hacer sufrir y me harán sufrir, pero se trata del bien de los hermanos, que han de ser formados en el espíritu de Cristo. De los seminarios y casas de formación han de salir desde el Papa hasta el último ministro de la Iglesia.

Los seminarios son la piedra angular, la base, el corazón de vida de todas las diócesis y si el corazón está fuerte, todo el organismo también, y, si por el contrario, está débil o muerto,  también lo estarán las diócesis y las parroquias y los grupos y las catequesis y todos los bautizados, que deben  ser evangelizados por estos sacerdotes. Prescindiendo de otros canales, que siempre hay en la vida de la Iglesia, al menos por estos entrará menos agua. Por eso, qué interés, qué cuidado, qué ocupación y preocupación tienen los buenos obispos, que hay muchos y bien despiertos y centrados, por su seminarios, por la pastoral vocacional, por el trato familiar con los seminaristas....Este es el apostolado más importante del Obispo y de toda la diócesis; qué bendición del cielo tan especial son estos obispos, que, en su esquema de diócesis, lo primero es el seminario, los sacerdotes, la formación espiritual de los pastores. Aquí se lo juega todo la Iglesia, la Diócesis, porque es la fuente de toda evangelización.

CUARTA MEDITACIÓN

ORAR ES QUERER AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS; ES QUERER CONVERTIRSE A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS

       Queridas hermanas: Aunque al principio el alma no se entere, porque a lo mejor tampoco se lo dicen, y los libros sobre la oración, la mayoría, ponen el acento en meditar y reflexionar, otros en tecnicismos y respirar de una forma o de otra, mi experiencia y la de los que han convivido conmigo en oración durante muchos años nos dice y ha enseñado que lo primero y fundamental es concebir la oración como una camino de conversión, que empieza poco a poco, pero que nunca se puede dejar ni olvidar, porque automáticamente, si dejo de convertirme, dejo de orar y de amar a Dios y  vienen las distracciones, el aburrimiento y el dejar la oración, sin la cual no hay santidad, ni encuentro con Cristo ni vida cristiana.

       Y fijaos bien, queridas hermanas, que digo: orar es querer amar más, y no digo: orar es amar ya a Dios, porque aunque lo sea, si me instalo y no quiero amar más a Dios, se acabó avanzar en la oración y en el amor. Por lo tanto, no se trata de que ya ame a Dios y porque le amo y creo en Él, voy a la oración; se trata de que amo y quiero amar más, y por eso necesito de la oración. Porque hay muchos, la mayoría de los cristianos que aman a Dios, pero, si no quieren amarle más, por lo que sea, porque me exige, porque me cuesta, porque me aburro, porque ese tiempo a otras cosas o estoy muy ocupado, se acabó la oración y el progreso en la amistad con Cristo y se terminará dejando la oración.

       Lo fundamental tratando de orar, de “tratar de amistad”, es querer amar más…, porque automáticamente necesito buscarle, hablar con Él, perdirle, iré a la oración y le amaré más cada día y avanzaré en la intimidad con Él. Quiero quedar bien claro esto desde el principio, porque hay muchas definiciones de oración, pero yo veo luego que aunque se medite, reflexione, se hable en grupo de una forma o de otra, con unos métodos u otros, si la gente no se convierte, se acabó el grupo y la oración. Por lo tanto, oración para mi es querer amar más a Dios, aunque al principio esto no se perciba ni  se note naturalmente, porque me falta relación y diálogo con Él y estoy en los comienzos de este camino. Pero es muy importante, esencial, que los guías de oración lo sepan.

       Y junto con esto que acabo de deciros, quiero añadir, y está en el mismo nivel, que para mí hay tres verbos que se conjugan exactamente igual y tienen el mismo significado e importancia en la oración: son los verbos AMAR, ORAR Y CONVERTIRSE. Quiero amar más a Dios, quiero orar más y quiero convertirme más a Dios; quiero orar a Dios, es que quiero amar y quiero convertirme más a Dios; quiero convertirme a Dios, necesito, quiero amar y orar más. Me he cansado de orar, es que me he cansado de amar más a Dios y convertirme…. Etc.

       Y si orar es querer amar a Dios sobre todas las cosas, como orar es convertirse, automáticamente, orar es querer convertirse a Dios en todas las cosas. Sin conversión permanente, no puede haber oración permanente.  Sin conversión permanente no puede haber oración continua y permanente. Esta es la dificultad máxima para orar en cristiano, prescindo de otras religiones, y la causa principal de que se ore tampoco en el pueblo cristiano y esta es la razón fundamental del abandono de la oración por parte de sacerdotes, religiosos y almas consagradas. Lo diré una y mil veces, ahora y siempre y por todos los siglos: la oración, desde el primer arranque, desde el primer kilómetro hasta el último, nos invita,  nos pide  y exige la conversión, aunque el alma no sea muy consciente de ello en los comienzos, porque se trata de empezar a amar o querer amar a Dios sobre todas las cosas, es decir, como Él se ama esencialmente y nos ama y permanece en su serse eternamente amado de su misma esencia.ADios es amor,@dice S. Juan, su esencia es amar y si dejara de amar y amarse así, dejaría de existir. Podía haber dicho S. Juan que Dios es el poder, omnipotente, porque lo puede todo, o que es la Suprema Sabiduría, porque es la Verdad, pero no, cuando S. Juan no quiere definir a Dios en una palabra, nos dice que Dios es Amor, esta es su esencia, su ser y existir.  Así que está “condenado”, vamos, quiero decir, está obligado a amarnos siempre, aunque seamos pecadores y desagradecidos.

       Pues bien, yo quiero amar más a Dios, por eso quiero orar ante Jesús Eucaristía, vengo a su presencia y ahora, una vez que hemos tocado a Jesús con la virtud teologal de la fe y de la caridad, que nos hemos percatado de su presencia en la Eucaristía, )qué es lo que hemos de hacer en su presencia? Pues dialogar, dialogar y dialogar con Él, para irle conociendo y amando más, para ir aprendiendo de Él, a que Dios sea lo absoluto de nuestra vida, lo único y lo primero, a adorarle y obedecerle como Él hasta el sacrificio de su vida, a entregarnos por los hermanos.....Eso, con otro nombre, se llama oración, oración eucarística, dialogar con el Cristo del Sagrario.

       El Señor se le ha aparecido a Saulo en el camino de Damasco. Ha sido un encuentro extraordinario tal vez en el modo, pero  la finalidad es un encuentro de amistad entre Cristo y Saulo:       ASaulo, Saulo, )por qué me persigues? )quién eres, Señor? Yo soy Jesús Nazareno, a quien tú persigues. Señor )qué quieres que haga? Levántate y vete a Damasco; allí se te dirá lo tienes que hacer.@La oración siempre es un verdadero diálogo con Jesús. Un diálogo que provoca una amistad personal y la conversión, porque descubrimos lo que Dios quiere de nosotros.

       Hay muchos maestros de oración, los libros sobre oración son innumerables  hoy día; para nosotros, el mejor libro: el libro de la Eucaristía, y el mejor maestro: Jesucristo Eucaristía; es una enciclopedia, toda una biblioteca teológica sobre el misterio de Dios y del hombre y de la salvación, basta mirarlo y no digo nada si lo abres.... (si creyéramos de verdad! (si lo que afirmamos con la inteligencia y los labios, lo aceptase el corazón y lo tomase como norma de vida y de  comportamiento oracional y de amor..! Pero hay que leerlo y releerlo durante horas, porque al principio no se ve nada, no se entiende mucho, pero en cuanto empiezas a entender y vivir lo que te dice y, por tanto, a  convertirte, se acabaron todos los libros y todos los maestros.APero vosotros no os hagáis llamar maestro, porque uno solo es vuestro Maestro... y no os hagáis llamar doctores, porque uno solo es vuestro doctor, el Cristo@(Mt.23,8-10).

       En el comienzo de este encuentro, de este diálogo, basta con mirar al Señor, hacer un acto, aunque sea rutinario, de fe, de amor, una jaculatoria aprendida. Así algún tiempo. Rezar algunas oraciones. Enseguida irás añadiendo algo tuyo, frases hechas en tus ratos de meditación o lectura espiritual, cosas que se te ocurren, es decir, que Él te dice pero que tú no eres consciente de ello, sobre todo, si hay acontecimientos de dolor o alegría en tu vida.

       Puedes ayudarte de libros y decirle lo que otros han orado, escrito o pensado sobre Él,  y así algún tiempo, el que tú quieras y el que Él aguante,  pero vamos, por lo que he visto en amigos y amigas suyas en  mi  parroquia, grupos, seminario,  en todo diálogo,  lo sabéis perfectamente, no aguantamos a un amigo que tuviera que leer en  un libro lo que desea dialogar contigo o recitar frases dichas por otros, no es lo ordinario....sobre todo, en cosas de amor, aunque al principio, sea esto lo más conveniente y práctico. Lo que quiero decir es que nadie piense que esto es para toda la vida o que esta es la oración más perfecta. Un amigo, un novio, cuando tiene que declararse a su novia, no utiliza las ritmas de Bécquer, aunque sean más hermosas que las palabras que él pueda inventarse. Igual pasa con Dios. Le gusta que simplemente estemos en su presencia; le agrada que balbuceemos al principio palabras y frases entrecortadas, como el niño pequeño que empieza a balbucear las primeras palabras a sus padres. Yo creo que esto le gusta más y a nosotros nos hace más bien, porque así nos vamos introduciendo en ese Atrato de amistad@, que debe ser la oración personal. Aunque repito, que para motivar la conversación y el diálogo con Jesucristo, cuando no se te ocurre nada, lo mejor es tomar y decir lo que otros han dicho, meditarlo, reflexionarlo, orarlo, para ir aprendiendo como niño pequeño, sobre todo, si son palabras dichas por Dios, por Cristo en el evangelio, pero sabiendo que todo eso hay que interiorizarlo, hacerlo nuestro por la meditación-oración-diálogo.

        Para aprender a dialogar con Dios hay un solo camino: dialogar y dialogar con Él y pasar ratos de amistad con Él, aunque son muchos los modos de hacer este camino, según la propia psicología y manera de ser, pero todos personales, que cada uno tiene que ir descubriendo y siempre sin grandes dificultades  ni diferencias los unos de los otros, apenas pequeños matices.  No se trata, como a veces aparece en algún libro sobre métodos para hacer oración, de encontrar una técnica o método, secreto, milagroso, hasta ahora no descubierto y que si tú lo encuentras,  llegarás ya a la unión con Dios, mientras que otros se perderán o pasarán  muchos años o toda su vida en el aprendizaje de esta técnica tan misteriosa. Y, desde luego, no hay necesidad absoluta de respiraciones especiales, yogas o canto de lo que sea.....etc.. Vamos, por lo menos hasta ahora, desde S. Juan y S. Pablo hasta  los últimos canonizados por la Iglesia,  yo no he visto la necesidad de muchas técnicas;  no digo que sea un estorbo, es más, pueden  ayudar como medios hacia un fin: el diálogo personal y afectivo con Cristo Eucaristía.

       Cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, el evangelio no relata técnicas y otros medios, simplemente les dijo: ACuando tengáis que orar, decid: Padre nuestro...@, es diálogo oracional. Y estamos hablando del mejor maestro de oración. En esta línea quiero aportar un testimonio tan autorizado como Madre Teresa de Calcuta: ACuando los discípulos pidieron a Jesús que les enseñara a orar, les respondió: Cuando oréis, decid: Padre Nuestro... No les enseñó ningún método ni técnica particular, sólo les dijo que tenemos que orar a Dios como nuestro Padre, como un Padre amoroso. He dicho a los obispos que los discípulos vieron cómo el Maestro oraba con frecuencia, incluso durante noches enteras. La gentes deberían veros orar y reconoceros como personas de oración. Entonces, cuando les habléis sobre la oración, os escucharán.... La necesidad que tenemos de oración es tan grande porque sin ella nos somos capaces de ver a Cristo bajo el semblante sufriente de los más pobres de los pobres... Hablad a Dios; dejad que Dios os hable; dejad que Jesús ore en vosotros. Orar significa hablar con Dios . Él es mi Padre. Jesús lo es todo para mí.@(Escrito Esenciales. Madre Teresa de Calcuta. Sal Terrae. 2002, p.91)

       Me gustaría que esto estuviera presente en todas las escuelas y pedagogías de oración, para que desde los principios, todo se orientase hacia el fín, sin quedarnos en la técnicas, en los caminos y en los medios como si fueran el fín y la oración misma. Esto no quiere decir que no tengamos en cuenta las dificultades para la oración en todos nosotros. Unas son de tipo ambiental: ruido, prisas, activismo; otras de tipo cultural: secularismo, materialismo, búsqueda del placer en todo, preocupación del tener, vivir al margen de Dios...También las hay de carácter individual: incapacidad para concentrarse un poco, todo es imagen, miedo a la soledad que nos provoca aburrimiento... Pero insisto, por eso, que lo primero es poner el fín donde hay que ponerlo, en Dios y querer amarle y desde ahí empezar el camino sin poner el fin en los medios y dificultades y cómo vencerlas...Desde el principio Dios y conversión.

       Si tenemos talleres de oración, muchas de estas personas entran en ellos y aprenden diversos caminos y metodologías y otras  no entran. Estoy verdaderamente agradecido a las escuelas de oración, todas me vienen bien y a ninguna personalmente les debo nada. La mayoría de los orantes de mi tiempo somos autodidactas. Cuando llegué al Seminario Menor, allá por el 1948, la primera mañana, después de levantarnos a las 7, fuimos a la capilla para rezar unas oraciones comunes y Aoir@la santa misa, pero antes hubo media hora de silencio para hacer la Ameditación.@Al terminar la misa, todos los nuevos preguntamos a los veteranos qué era eso y qué había que hacer durante ese tiempo. Esa fue mi escuela de oración. Sin embargo, las creo necesarias y pienso que pueden hacer mucho bien en las parroquias y seminarios.

       En mis grupos de oración hay personas que han hecho talleres y otras no y todas forman los grupos de oración y después de un comienzo, no veo diferencias; la única diferencia es la perseverancia y esa va unida absolutamente a la conversión permanente. Repito la necesidad de la oración y de las escuelas de oración  y que verdaderamente hacen mucho bien a la comunidad y son muy necesarias y convenientes. Pero insisto, que, desde los inicios, la oración hay que orientarla hacia la vida y conversión  como fundamento y finalidad esencial de la misma, porque de otra forma todos los métodos y técnicas terminan por anquilosarse, vaciarse de encuentro con Dios  y morir.

       En mi larga experiencias de cuarenta años en grupos de vida y oración, me ha tocado pasar por muchas modas pasajeras; por eso hay que centrarlo bien desde el principio;  la oración es un camino de seguimiento del Señor, nos es cantar muy bien, abrazarnos mucho, hacer muchos gestos.....y  si no hay compromiso de vida, todo son romanticismos y pura teoría, que llega luego a contradicciones muy serias entre los mismos componentes del grupo y,  a veces, a la misma destrucción. No piensen  que porque hagan un curso de oración ya está todo garantizado, y desde luego, las principales dificultades para hacer oración no se solucionarán con técnicas de ningún tipo, sino solo con el querer amar a Dios sobre todas la cosas y con la consiguiente conversión, absolutamente necesaria,  que esto lleva consigo. Cuando este deseo desaparece, la persona no encuentra el camino de la oración, se cansa y lo deja todo. Por eso, insisto, hacer oración, o el deseo de oración se fundamenta en el deseo de querer amar a Dios, aunque la persona no sea consciente de ello. Por lo menos que lo sean los directores de los grupos de oración. Y la oración es la que más ayuda a engendrar y mantener este deseo. Y este deseo es el que alimenta la oración y la sostiene y la hace avanzar. Si no crece, muere la oración.

       Queridos amigos, la santidad, la unión con Dios, el encuentro con el Dios infinito, el sentirse amado por el Dios Amor, este es el misterio de la fe cristiana, de la Iglesia, su única razón de existir, su único y esencial sentido; y  la santidad, la unión total con Dios mediante la oración personal y litúrgica ese es el primero, esencial y fundamental camino; este el misterio de Cristo, el Hijo Amado del Padre, que fue enviado para hacernos partícipes de la misma Amistad divina del Dios Amor, de la misma felicidad del Dios trino y uno y Él se convirtió para todos nosotros en camino de este encuentro que se realiza en su propia personalidad de Dios y hombre verdadero; Él es la Verdad, porque es la Palabra pronunciada desde toda la eternidad por el Padre en silencio y que luego pronuncia para nosotros en carne humana por la potencia de su Amor personal que es Espíritu Santo; Él es la vida porque lo dijo expresamente: “Yo he venido para que tengáis vida… si alguno me ama, mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él”, morada lógicamente de amor, de amistad; sobre todo lo expresó cuando dijo: “El que me coma, vivirá por mi,” esto es, vivirá en mí mi vida eterna del Padre.

       Y esto es lo único que vale, que existe, lo demás es como si no existiera. )qué tiene que ver el mundo entero, todos los cargos, éxitos, carreras, dineros, todo lo bueno del mundo comparado con lo que nos espera y que ya podemos empezar a gustar en Jesucristo Eucaristía? El es el pan de la vida eterna, de nuestra felicidad eterna, nuestra eternidad,  nuestra suerte de existir, nuestro cielo en la tierra: AEl que coma de este pan vivirá eternamente@.A la luz de esto hay que leer todo el capítulo sexto de S. Juan  sobre el pan de vida eterna, el pan de Dios, el pan de la eternidad: ALes contestó Jesús y les dijo: vosotros me buscáis porque habéis comido los panes y os habéis saciado; procuraros no el alimento que perece sino el que permanece hasta la vida eterna@(Jn 6,26).Toda la pastoral, todos los sacramentos, especialmente la Eucaristía, deben conducirnos hasta Cristo, Apan del cielo, pan de vida eterna@, hasta el encuentro con El; de otra forma, el apostolado y los mismos sacramentos no cumplirán su fin: hacer uno en Cristo-Verbo amado eternamente por el Padre en fuego de Espíritu Santo. Y para que nos encontremos con Cristo Eucaristía en los sacramentos y en la vida y en la pastoral: oración, oración y oración eucarística.

       Pablo lo describe así: AEnseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para vuestra gloria. Ninguno de los príncipes de este siglo la han conocido; pues, si la hubieren conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria. Sino como está escrito:  ni el  ojó vió, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman. Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu@.  (1Cor 2,7-10).

       Es que Dios es así, su corazón trinitario, por ser tri-unidad, unidad de los Tres  es así.... amar y ser amado, diálogo permanente con su Palabra en entrega eterna de Amor que el Hijo acepta en Amor de Espíritu Santo; Dios Uno y Trino no  puede ser y existir de otra manera. Y el hombre entra en este misterio por el diálogo de fe, esperanza  amor de la oración. Cuando se descubre, eso es el éxtasis, la mística, la experiencia de Dios, el sueño de amor de los místicos, la transformación en Dios, sentirse amados por el mismo Dios Trinidad en unidad esencial y relacional con ellos por participación de su mismo amor esencial y eterno. Y en esto consiste la felicidad eterna, la misma de Dios en Tres Personas que se aman infinitamente y que es verdad y que existe y que uno puede empezar a gustar en este mundo y se acabaron entonces las crisis de esperanza y afectividad y soledad y todo...bueno, hasta que Dios quiera, porque esto parece que no se acaba del todo nunca, aunque de forma muy distinta... y eso es la vivencia del misterio de Dios, la experiencia de la Eucaristía, la mística cristiana, la mística de San Juan: AEn esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que El nos amó primero y envió a su Hijo como propiciación de nuestros pecados;@la de Pablo: Adeseo morir para estar con Cristo..., para mi la vida es Cristo@; la de San Juan de la Cruz, Santa Teresa, Santa Catalina de Siena, S. Juan de Avila, Ignacio de Loyola, Isabel de la Stma. Trinidad, Teresita, Charles de Foucaud....la de todos los santos.

       Por la vida de gracia en plenitud de participación de la vida divina trinitaria posible en este mundo y por la oración, que es conocimiento por amor de esta vida, el alma vive el misterio trinitario. La meta de sus atrevidas aspiraciones es Allegar a la consumación de amor de Dios..., que es venir a amar a Dios con la pureza y perfección que ella es amada de él, para pagarse en esto a la vez.@(Can B 38,2). Estoy seguro de que a estas alturas algún lector estará diciéndose dentro de sí: todo esto está bien, pero qué tiene que ver todo lo del amor y felicidad de Dios con el tema de la oración que estamos tratando. Y le respondo. Pues muy sencillo. Porque la oración es y ha sido el único de todos los santos y místicos para llegar a esta intimidad con Dios. Y como la oración tiene esta finalidad, la de hacernos amigos de Dios, la de llevarnos a este amor de Dios que es nuestra felicidad, el camino para conseguirlo es vaciarnos de todo lo que no es Dios en nuestro corazón, para llenarnos de Él. No olvidar nunca: orar, amar y convertirse es lo mismo.

       APorque no sería una verdadera y total transformación si no se transformarse el alma en las Tres Personas de la Santísima Trinidad en revelado y manifiesto grado..... con aquella su aspiración divina muy subidamente levante el alma y la informa y habilita para que ella aspire en Dios la misma aspiración de amor que el Padre aspira en el Hijo y el Hijo en el Padre, que es el mismo Espíritu Santo que a ella le aspira en el Padre y el Hijo en la dicha transformación, para unirla consigo@(Can B 39, 6).

       Oh Dios te amo, te amo, te amo, qué grande, qué infinito, que inconcebible eres, no podemos comprenderte, sólo desde el amor podemos unirnos a Tí y tocarte un poco y conocerte y saber que existes para amarte y amarnos, que existimos para hacernos felices con tu misma felicidad,  pero no por ideas o conocimientos sino por contagio, por toque de amor personal, por quemaduras de tu amor; qué lejos se queda la inteligencia, la teología de tus misterios, tantas cosas que están bien y son verdad, pero se quedan tan lejos...

       La oración eucarística, hecha ante el Sagrario, es diálogo de amistad con Jesucristo, en el cual, el Señor, una vez que le saludamos, empieza a decirnos que nos ama, precisamente, con su misma presencia silenciosa y humilde y permanente en el sagrario. Nos habla sin palabras, solo con mirarle, con su presencia silenciosa, sin nimbos de gloria ni luces celestiales o adornos especiales, como están a veces algunas imágenes de los santos, más veneradas y llenas de velitas que el mismo sagrario, mejor dicho, que Cristo en el sagrario.

       Da pena ver la humildad de la presencia de Jesucristo en los sagrarios sin flores, sin presencias de amor, sin una mirada y una oración; presencia silenciosa del que es la Palabra, toda llena de hermosura y poder del Padre, por la cual ha sido hecho todo y todo finaliza en Él; presencia humilde del que Ano tiene figura humana@, ahora ya sólo es una cosa, un poco de pan, para saciar el hambre de eternidad de los hombres;  presencia humilde del que lo puede todo y no necesita nada del hombre y, sin embargo, está ahí necesitado de todos y sin quejarse de nada, ni de olvidos ni desprecios, sin exigir nada, sin imponerse...por si tú lo quieres mirar y así se siente pagado el Hijo predilecto del mismo Dios;  presencia humilde, sin ser reconocida y venerada por muchos cristianos, sin importancia para algunos, que no tienen inconveniente en sustituirla por otras presencias,  y preferirlas y todo porque no han gustado la Presencia por excelencia, la de Jesucristo en la Eucaristía.

       Ahí está el Señor en presencia humilde, sin humillar a los que no le aman ni le miran, no escuchando ni obedeciendo tampoco a los nuevos ASantiagos@, que piden fuego del cielo para exterminar a todos los que no creen en Él ni le quieren recibir en su corazón; ahí está Él, ofreciéndose a todos pero sin imponerse, ofreciéndose a todos los que libremente quieran su amistad; presencia olvidada hasta en los mismos seminarios o casas de formación o noviciados, que han olvidado con frecuencia, donde está Ala fuente que mana y corre, aunque es de noche@,  que han olvidado donde está la puerta de salvación y la vid, que debe llevar la savia a todos los sarmientos  de la Iglesia, especialmente a los canales más importantes de la misma, para comunicar su fuerza a todo creyente.

       Jesucristo en el sagrario es el corazón de la Iglesia y de la gracia y salvación, es  ayuda y  amistad permanentemente ofrecidas a todos los hombres;  para eso se quedó en el pan consagrado y ahí está cumpliendo su palabra. Él nos ama de verdad. Así debemos amarle también nosotros. De su presencia debemos aprender humildad, silencio, generosidad, entrega sin cansarnos, dando luz y amor a este mundo. La presencia de Cristo, la contemplación de Cristo en el sagrario siempre nos está hablando de esto, nos está comunicando todo esto, no está invitando continuamente a encontrarnos con Él, a reducir a lo esencial nuestra vida y apostolado, nos está saliendo al encuentro, nos está invitando a orar, a hablar con Él, a imitarle; por eso, todos debemos ser visitadores del sagrario y atarnos para siempre a la sombra de la tienda de la Presencia de Dios entre los hombres.

QUINTA MEDITACIÓN/A

BREVE ITINERARIO DE ORACIÓN EUCARÍSTICA

       Repito y lo hago por tratarse del CAMINO más importante de la vida cristiana y espiritual, principio y motor de la santidad de la Iglesia y de los cristianos. Para orar,  puede servirte  la lectura espiritual de buenos libros, sobre todo,  hecha en la presencia eucarística del Señor; la vida de algún santo que hable de su propia experiencia de Dios, y desde luego, insustituible, el Evangelio, que es lo que te dice a tí y ahora personalmente Cristo Eucaristía en ese momento; al principio, tal vez escuchado, meditado y orado por otros, luego ya directamente por tí; puedes también escribir lo que se te ocurra ante Jesucristo, recitar los salmos que te gusten y  meditarlos, repetir los versículos que más te gusten, responsorios preciosos de las Horas..... Pero la ciencia y la experiencia en este tema, de lo que uno ha visto y leído en santos como Juan de Avila, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús,  Juan de la Cruz, Teresa del Niño Jesús, Isabel de la Trinidad, Carlos de Foucaudl, madre Teresa del Calcuta...he llegado a la conclusión de que no se trata de descubrir un camino misterioso que pocos han descubierto y tengo que buscarlo hasta dar con él luego ya está todo hecho.

       El camino de la oración ya está descubierto y es elemental en su estructura,  aunque cada uno tiene que recorrerlo personalmente: no olvidar jamás que orar es amar y amar es orar, que en la vida cristiana estos dos verbos se conjugan  igual unido al verbo convertirse. Estoy convencido, por teoría y experiencia, de que el que quiere orar, ese ya está orando. Nunca mejor dicho que querer es poder, porque este querer es ya la mejor gracia de Dios. La dificultad en orar está principalmente en que uno no está convencido de su importancia y puede considerarla una más de las diversas formas de la piedad  cristiana; además, como cuesta al principio coger este camino de amar a Dios sobre todas las cosas, lo cual supone renuncia y conversión, uno cree poder sustituirla con otras prácticas piadosas. Lo primero, pues, que hemos de tener presente, como hemos dicho ya tantas veces, será pedir la fe y el amor que nos unen a Dios, y no pueden ser fabricados por nosotros.

       La oración nunca será un camino difícil sino costoso, como cualquier camino que lleva a la cima de la montaña, sobre todo, en los comienzos. El camino es facilísimo: querer amar a Dios sobre todas las cosas. AEstá escrito: Al Señor tu Dios adorarás, solo a El darás culto@(Mt. 4,10). Por lo tanto, abajo todos los ídolos, el primero, nuestro yo. Jesús resumió los deberes del hombre para con Dios con estas palabras: AAmarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente@(Mt 22,37). Pero esto cuesta muchísimo, sobre todo al principio, porque entonces no se tienen los ojos limpios para ver a Dios, no se sienten estos deseos con fuerza, no se tiene la fe y el amor y una esperanza de Dios suficientes para ir en su busca,  empezando por renunciar al cariño y la ternura que nos tenemos. Este preferirnos a Dios ha hecho que nuestra  fe sea seca, teórica, puramente heredada y ha de ser precisamente por esos ratos de oración eucarística, cuando empieza a hacerse personal, a  creer no por lo que otros me han dicho sino por lo que yo voy descubriendo y eso ya no habrá quien te lo quite.

       Es costosa la oración, sobre todo al comienzo, hasta coger el camino de la conversión, porque la persona, sin ser consciente, achaca la sequedad de la misma a las circunstancias de la oración o sus métodos, siendo así que en realidad la aridez y el cansancio vienen de que hay que empezar a ser más humildes, a perdonar de verdad, a convertirnos a Dios, para amarle más que a nosotros mismos y esto, si no hay gracias de Dios especiales, que se lo hagan ver y descubrir y para eso es la oración, imposibilita la oración de ahora y de siempre y de todos los siglos. Por eso, al hablar de oración a principiantes, es más sencillo y pedagógico y conveniente hablarles desde el principio, de  que se trata de un camino de conversión a Dios, camino exigente,  pero gradual, dirigido por el mismo Dios, por su Amor, por su Espíritu de Amistad, y que, por y para eso, necesitamos visitarle, encontrarnos con Él, hablar continuamente con El, para pedirle luz y fuerzas.

       La dificultad en la oración, en el encuentro con el Señor, en descubrir su presencia y figura y amor y amistad  está en que no queremos convertirnos, y esta dificultad conviene que sea descubierta, sobre todo, al principio y siempre, por el mismo principiante o por personas experimentadas, para descubrir la razón de la sequedad y las distracciones y no ponerla solo en los métodos y técnicas de la oración. Algunos cristianos, por desgracia,  no saben de qué va la oración personal, qué lleva consigo y otros hablamos con frecuencia de ella, pero no hemos emprendido de verdad el camino o los sustituimos por otras prácticas y lo abandonamos y estamos ya instalados en nuestros defectos y pecados, aunque sean veniales, pero que, al ser consentidos, nos instalan también en la lejanía de Dios e impiden la santidad y la oración y el encuentro pleno y permanente con el Señor y nos convierten en mediocres espirituales y esto nos lleva consecuentemente a  la  mediocridad pastoral y apostólica, cristiana, sacerdotal o religiosa. )Cómo entusiasmar a los hermanos con un Cristo que nos aburre personalmente?

       Sin conversión no hay oración y sin oración no hay vivencia y experiencia de Dios, ni amor verdadero a los hermanos, ni entrega, ni liturgia vivida, ni gozo del Señor ni santidad ni nada verdaderamente importante en la vida cristiana ni verdadero apostolado que lleve a los hombres al amor y conocimiento vital de Dios, sino acciones, programaciones, organigramas de métodos y acciones apostólicas que se han quedado sin espíritu, sin fuego, sin vida de unión con Dios, donde muchas veces es hacer por hacer, para sentirse útil, en apostolado puramente horizontal, pero donde la gloria del Padre ni es descubierta, ni buscada ni siquiera mencionada , porque no se vive ni se siente, y  Jesucristo no es verdaderamente buscado y amado como Salvador y sentido total de nuestras vidas; son acciones de un Asacerdocio  puramente técnico y profesional@, acciones de Iglesia sin el corazón de la Iglesia, que es el amor a Cristo; acciones de Cristo sin el espíritu de Cristo, porque Ael sarmiento no está unido a la vid@...

       La oración, desde el primer día, es amor a Dios:  AQue no es otra cosa oración mental, sino trato de amistad, estando muchas veces tratando a solas con aquel que sabemos que nos ama@.  Por eso, desde el primer instante y kilómetro (abajo los ídolos! especialmente el yo que tenemos entronizado en el altar de nuestro corazón. Por eso, desde el primer kilómetro es conversión, vaciarme de mi mismo para que me llene Dios. Si no me vacío por la oración, no cabe Dios dentro de mí, porque todo lo ocupa mi yo, y entonces pasan dos cosas: primero, que estoy tan lleno de mí mismo, que no cabe el evangelio, ni Cristo, ni Dios… porque estoy lleno de mi mismo; y segundo, al estar lleno de mi mismo y de mis criterios y pensamientos y egoísmo, me siento vacío de Dios, esto es, como el mundo actual, lo tiene todo y le falta todo, porque le falta Dios que es todo; y finalmente, al vivir mi vida, no la evángelica, no la de Cristo, pues no tengo necesidad ni de oración, ni de Eucaristía, ni de conversión, porque para vivir como vivo, como un animalito, me basto a mi mismo, no tengo necesidad de Dios y si voy a la oración y a la Eucaristía, me aburro por que no me encuentro con hambre y necesidad de Dios, me aburre porque no hay encuentro con Cristo. Por eso, esta lucha, esta conversión, este vacío de mi mismo es a veces, cuando se avanza un poco en la oración o mejor, en la medida en que se va avanzando, es duro y cruel y despiadado contra uno mismo, porque estamos incapacitados para amar así por el pecado original, por no sentir el amor de Dios más vivamente, precisamente por esos mismos defectos, y cuesta derramar las primeras gotas de sangre,  porque nos tenemos un cariño loco y apasionado a nosotros mismos y a nuestros criterios y pasiones y afectos.

 

       Y cuando, pasado algún tiempo, años tal vez, los que Dios quiera, y ya plenamente iniciados y comprometidos,  lleguen las noches de fe, las terribles purificaciones de nuestra fe, esperanza y caridad, porque Tu, Señor, para prepararnos plenamente a tu amor sobre todas las cosas,  lo exiges todo: personas, criterios propios, afectos, dinero, seguridad, cargos, honores...,  cuando el entendimiento quiere ver y tener certezas propias, porque es mucho lo que le exiges y se juega toda su persona y toda su vida en esto y por eso le cuesta creer en tu palabra, obedecerte y aguantar tanta exigencia,  y  quiere probarlo todo y razonar todo antes de entregarse y entregarte todo:  resulta que tu persona, tu presencia, tu evangelio, tus palabras y exigencias, hasta entonces tan claras y que no teníamos inconveniente en admitir y meditar y predicar, porque eran puramente teóricas, pero nos molestaban poco o casi nada, porque no nos las aplicábamos, ahora, al querer Tu, Dios mío, querer unirme más a Ti, disponernos a una unión más perfecta y plena contigo... cuando exiges todo, porque quieres llenarlo todo  con tu amor, y el alma, para eso,  debe vaciarse de todo, porque Tú quieres que te ame con todo mi corazón y con toda mi alma y con todo mi ser...entonces nada valen los conocimientos adquiridos, ni la teología, ni la fe heredada, ni la experiencia anterior, que quedan obnubiladas, y mucho menos  echar mano de exégesis o psicologías...entonces, en ese momento largo y trágico, que parece no acabará nunca, porque es mucho paradógicamente lo que el alma te desea y te ama en esa noche, sin ser consciente de ello, la última palabra, el último apoyo es creer sin apoyos y lanzarse a tus brazos sin saber que existen, porque no se ven ni sienten, porque Tu solo quieres que me fíe y me apoye en Ti, hasta el olvido y negación de mí mismo y todo lo mío, de todo apoyo humano y posible, racional y científico, afectivo y familiar, porque me tengo que quedar en fe pura y apoyarme solo en Ti sin arrimo ni apoyo alguno humano y tengo que quedar el horizonte limpio de todo y de todos, solo Tú, sólo Tú, sin arrimos de criatura alguna.

       En estas etapas, que son sucesivas y variadas en intensidad y tiempo, según el Espíritu Santo crea oportuno purificar y según sus planes de unión,  ni la misma liturgia ni  los evangelios  dan luz ni consuelo, porque Dios lo exige todo y viene la Aduda metódica@puesta por Dios en el alma para conducirnos a esa meta: )Será verdad Cristo? ¿Será imaginario todo lo que he vivido hasta ahora? )Cómo puedo quedarme sin fe, sin ver ni sentir nada? )Para qué seguir? )No debe ser todo razonable, prudente, sin extremismos de ninguna clase?)Habrá sido todo pura  imaginación e invención mía? )Por qué no intentar, pues estoy perdido, otros consejos y caminos? )Cómo entregarle mi propia vida, la misma vida en amor total y para siempre, las propias seguridades sin ninguna seguridad de que Él está en la otra orilla...? )Será verdad todo lo que creo, será verdad que Cristo vive, que es Dios existe, cómo dejar estas cosas de la vida  que tengo y toco y me sostienen vital y afectivamente por una persona que no veo ni toco ni siento, y menos en un trozo de pan, cómo puede existir una persona que ya no veo en la oración, en el evangelio, en la relación personal que antes tenía y creía...? )Será verdad? )Dónde apoyarme para ello? )Quién me lo puede asegurar? Con lo feliz que era hasta ahora, con el gozo que sentía en mis misas y comuniones anteriores, con deseos de seguirle hasta la muerte, con ratos de horas y horas de oración y hasta noches enteras en unión y felicidad plena... qué me pasa... qué está pasando dentro de mi...

       En estas etapas, que pueden durar meses y años,  el alma va madurando en la fe, esperanza y caridad, virtudes teologales que nos unen directamente con Dios, y sin ella ser consciente, se va llenando de la misma luz y fuerza de Dios; su fe, va recibiendo de Dios más luz, luz vivísima y sin imperfecciones de apoyos de criaturas,  y va  entrando en este camino, donde el Espíritu Santo es la única luz, guía, camino y director espiritual.

       La causa de todo esto es una influencia y presencia especial de Dios en el alma, llamada por S. Juan de la Cruz contemplación infusa, que a la vez que  ilumina, purifica al alma con su luz intensísima, y la fortalece en aparente debilidad y poco a poco ya no soy yo el que lleva la batuta de la conversión, porque  me corregía lo que me daba la gana y muchos campos ni los tocaba y en otros me quedaba muy superficial... ya no es mi entendimiento el que discurre y acomoda el evangelio y todo a sus gustos y complacencias, a su medida…ahora es el Espíritu Santo, porque me ama con amor infinito, el que me purifica como el fuego al madero, que dice S. Juan de la Cruz, que primero el fuego y la luz y el calor extremo le pone negro sus fealdades, luego le va encendiendo, luego le quema y así hasta llegar a hacerse, una vez encendido, una llama de amor viva en el fuego del Espíritu Santo, en el mismo fuego y amor de Dios.

       Es que “Dios es Amor”, dice San Juan, Dios es Dios y no sabe amar de otra forma que entregándose y dándose todo entero; así es que me tengo que vaciar todo entero de mis criterios, afectos y demás totalmente, para que Él pueda llenarme. Luego, cuando haya pasado la prueba, podré decir con San Pablo: APero lo que tenía por ganancia, lo considero ahora por Cristo como pérdida, y aún todo lo tengo por pérdida comparado con el sublime conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por cuyo amor todo lo he sacrificado y lo tengo por basura con tal de ganar a Cristo y ser hallado en Él... por la justicia..   que se funda en la fe y nos vienen de la fe en Cristo@.

       S. Juan de la Cruz, el maestro de las noches purificatorias,  nos dirá que la contemplación,  la oración vivencial, la experiencia de Dios Aes una influencia de Dios en el alma que la purga de sus ignorancias e imperfecciones habituales, naturales y espirituales, que llaman los contemplativos contemplación infusa o mística teología, en que de secreto enseña Dios al alma y la instruye en perfección de amor, sin ella hacer nada ni entender como es ésta contemplación infusa@(N II 5,1). Tan en secreto lo hace Dios, que el alma no se entera de qué va esto y qué le está pasando, es más, lo único que piensa y esto le hace sufrir infinito, es que está convencida de  que ha perdido la fe, ha perdido a Dios, a Cristo, la misma salvación, y que ya no tiene sentido su vida, no digamos si está en un seminario o en un noviciado, piensa que se ha equivocado, que tiene que salirse.... (Qué sufrimientos de purgatorio, de verdadero infierno, qué soledad!  (Dios mío, pero cómo permites sufrir tanto? Ahora, Cristo, barrunto un poco lo tuyo de Getsemaní.

       Y es que los cristianos no nos damos cuenta de que Dios es verdad, es la Verdad y exige todo de verdad para que siempre vivamos de verdad en Él y por Él y de Él, que es la única Verdad y nunca dudemos de su Verdad, presencia y amor. La fe y el amor a Él van en relación directa con lo que estoy dispuesto a renunciar por Él, a vaciarme por Él.  Por eso, conviene no olvidar que creer en Dios, para no engañarse y engañarnos, es estar dispuestos a renunciar a todo y a todos y hasta nosotros mismos, por Él. Mi fe y mi amor se mide por la capacidad que tengo de renunciar a cosas por Él. Renuncio a mucho por Él, creo mucho en Él y le amo mucho; renuncio a poco, creo poco en Él y le amo poco. Renuncio a todo por Él,  creo totalmente en Él, le amo sobre todas las cosas; no renuncio a nada, no creo nada ni le amo nada, aunque predique y diga todos los días misa. Pregúntate ahora mismo: )A qué cosas estoy renunciando ahora mismo por Cristo?  Pues eso es lo que le amas, esa es la medida de tu amor..

       Por eso, en cuanto el evangelio, Jesucristo, la Eucaristía nos empiezan a exigir para vivirlos, entonces mi yo tratará de buscar apoyos y razones y excusas para rechazar y retardar durante toda su vida esa entrega, y hay muchos que no llegan a hacerla, la harán en el purgatorio, pero  como Dios es como es, y yo soy yo el que tiene que cambiar, y Dios quiere que el único fundamento de la vida de los cristianos sea Él, por ser quien es y porque además no puede amar de otra forma sino en sí y por sí mismo y esto es lo que me quiere comunicar y no puede haber otro, porque todo lo que no es Él, no es total, ni eterno ni esencial ni puede llenar.....entonces resulta que todo se oscurece como luz para la inteligencia y como apoyo afectivo para la voluntad y como anhelo para la esperanza y es la noche, la noche del alma y del cuerpo y del sentido y de las potencias: entendimiento,  memoria y voluntad.

       APor tres causas podemos decir que se llama Noche este tránsito que hace el alma a la unión con Dios. La primera, por parte del término de donde el alma sale, porque ha de ir careciendo el apetito del gusto de todas las cosas del mundo que poseía, en negación de ellas; la cual negación y carencia es como noche para todos los sentidos del hombre. La segunda, por parte del medio o camino por donde ha de ir el alma a esta unión, lo cual es la fe, que es también oscura para el entendimientos, como noche. La tercera, por parte del término a donde va, que es Dios, el cual ni más ni menos es noche oscura para el alma en esta vida@(S I 2,1).

       Es  buscar razones y no ver nada, porque Dios  quiere que el alma no tenga otro fundamento que no sea El, y es llegar a lo esencial de la vida, del ser y existir...y entonces todo ha de ser purificado y dispuesto para una relación muy íntima con la Santísima Trinidad; si es malo, destruirlo, y si es bueno, purificarlo y  disponerlo, como el madero por el fuego:  antes de arder y convertirse en llama,  el madero, dice S. Juan de la Cruz, debe ser oscurecido primero por el mismo fuego, luego calentarse y, finalmente, arder y convertirse en llama de amor viva, pura ascua sin diferencia posible ya del fuego: Dios y alma para siempre unidos por el Amor Personal de la Stma. Trinidad, el Espíritu Santo, Beso y Abrazo eterno entre el Padre y el Hijo.

       Es la noche de nuestra fe, esperanza y amor: virtudes y operaciones sobrenaturales, que, al no sentirse en el corazón, no nos ayudan aparentemente nada, es como si ya no existieran para nosotros;  además, tenemos que dejar las criaturas, que entonces resultan más necesarias, por la ausencia aparente del Dios, a quien sentíamos y nos habíamos entregado, pero ahora no lo vemos, no lo sentimos, no existe;  por otra parte y al mismo tiempo y con el mismo sentimiento, aunque nos diesen todos los placeres de las criaturas y del mundo, tampoco los querríamos, los escupiríamos, porque estamos hechos ya al sabor de Dios, al gusto y plenitud del Todo, aunque sea oscuro... total, que es un lío para la pobre alma, que lo único que tiene que hacer es aguantar, confiar y no hacer nada, y digo yo que también el demonio mete la pata y a veces se complican más las cosas.

       Esta situación ya durísima, se hace imposible, cuando además de la oscuridad de la fe, el amor y la esperanza, viene la noche de la vida y nos visita el dolor moral, familiar o físico, la persecución injusta y envidiosa, la calumnia, los desprecios sin fundamento alguno.., cuando no se comprenden noticias y acontecimientos del mundo, de tu misma Iglesia...de los mismos elegidos...cuando uno creía que lo tenia todo claro, y viene  la muerte de  nuestros afectos carnales que quieren  preferirse e imponerse al amor total a Tí, de nuestras  pretensiones de tierra convertidas en nuestra esperanza y objeto de deseo por encima de Ti, que debes ser nuestra única esperanza,  cuando llegue la hora de morir a mi yo que  tanto se ama y se busca continuamente por encima de tu amor y que debe morir, si quiero de verdad llegar a ti…,  échanos una mano, Señor, que te veamos salir del sagrario para ayudarnos y sostenernos, porque somos débiles y pobres, necesitados siempre de tu ayuda (no me dejes, Madre mía! Señor, que  la lucha es dura y larga la noche, es Getsemaní, Tu lo sabes bien, Señor, es morir sin testigos ni comprensión, como Tu, sin que nadie sepa que estás muriendo, sin compañía sensible de Dios y de los hombres, sin testigos de tu esfuerzo, sino por el contrario, la incomprensión,  la mentira, la envidia,  la persecución injustificada y sin motivos... que entonces, Señor, veamos que sales del sagrario y nos acompañas por el camino de nuestro calvario hasta la muerte del yo para resucitar  contigo a una fe luminosa, encendida,  a la vida nueva de unión y amistad y experiencia gozosa de tu presencia y amor en la Eucaristía.

       Es el Espíritu Santo el que iluminará purificando, unas veces más, otras menos, durante años, apretando según sus planes que nosotros ni entendemos ni comprendemos en particular, solo después de pasado y en general, porque en cada uno es distinto, pero que para todos se convierte en purificación dolorosa diversa en tiempo e intensidad, según los proyectos de Dios y la generosidad de las almas.

       Por aquí hay que pasar, para identificarnos, para transformarnos en Cristo, muerto y resucitado:ATodos nosotros, a cara descubierta, reflejamos como espejos la gloria del Señor y nos vamos transformando en la misma imagen de gloria, movidos por el Espíritu Santo@(2Cor 3,18). Es la gran paradoja de esta etapa de la vida espiritual: porque es precisamente el exceso de presencia y luz divina la que provoca en el alma el sentimiento de ceguedad y ausencia aparente de Dios: por deslumbramiento, por exceso de luz directa de Dios, sin medición de libros, reflexiones personales, meditación.... es luz directa del rayo del Sol Dios, que el alma todavía no entiende ni comprende. Es Dios que quiere comunicarse directamente, de tú a tú, sin ideas que hacemos nosotros, sino directamente Él.

       S. Juan de la Cruz es el maestro de todas estas etapas. Él empezó en sus obras a querer hablarnos de la oración, de la unión con Dios y escribió más páginas y páginas de la purgación y purificación del alma hasta llegar a este encuentro. Lo describe de todos los modos y desde todos los ángulos:  AY que esta oscura contemplación también le sea al alma penosa a los principios está claro; porque como esta divina contemplación infusa tienen muchas excelencias en extremo buenas y el alma, que las recibe, por no estar purgada, tiene muchas miserias, también en extremos malas, de ahí es que no pudiendo dos contrarios caber en el sujeto del alma, de necesidad hayan de penar los unos contra los otros, para razón de la purgación que de las imperfecciones del alma por esta contemplación se hace@(N II 5, 41).

       Que nadie se asuste, el Dios, que nos mete en la noche de la purificación, del dolor, de la muerte al yo y a nuestros  ídolos adorados de  vanidad, soberbia, amor propio, estimación.... es un Dios todo amor, que no nos abandona sino todo lo contrario, viéndose tan lleno de amor y felicidad nos quiere llenar totalmente de El. Jamás nos abandona, no quiere el dolor por el dolor, sino el suficiente y necesario que lleva consigo el vaciarnos y poder habitarnos totalmente. Lo asegura S. Pablo:AMuy a gusto, pues, continuaré gloriándome en mis debilidades para que habite en mí la fuerza de Cristo@(2Cor. 8,1).

       Quizás algún lector, al llegar a este punto, coja un poco de miedo o piense que exagero. Prefiero esto segundo, porque como Dios le meta por aquí, ya no  podrá echarse para atrás, como les ha pasado a todos los santos, desde S. Pablo y S. Juan hasta la madre Teresa de Calcuta, de la cual acaban de publicar un libro sobre estas etapas de su vida, que prácticamente han durado toda su existencia; todavía no lo he leído. Porque el alma, aunque se lo explicaran todo y claro, no comprendería nada en esos momentos,  en los que no hay luz ni consuelo alguno, y parece que Dios no tiene piedad de la criatura, como en Getsemaní, con su Hijo...Pero por aquí hay que pasar para poner solo en Dios nuestro apoyo y nuestro ser y existir. El alma, a pesar de todo, tendrá fuerzas para decir con Cristo:APadre, si es posible, pase de mí este cáliz, pero no se haga mi voluntad ,sino la tuya...@

       Uno no comprende muchas cosas dolorosas del evangelio, de la vida de Cristo, de la vida de los santos, de muchos hombres y mujeres, que he conocido y  que no serán canonizados, pero que son para mí verdaderos santos... en concreto, no entiendo por qué Jesús tuvo que sufrir tanto, por qué tanto dolor en el mundo, en los elegidos de Dios...por qué nos amó tanto, qué necesidad tiene de nuestro amor, qué le podemos dar los hombres que El no tenga...tendremos que esperar al cielo para que Dios nos explique todo esto. Fue y es y será todo por amor. Un amor que le hizo pasar a su propio Hijo por la pasión y la muerte para llevarle a la resurrección y la vida, y que a nosotros nos injerta desde el bautismo en la muerte de Cristo para llevarnos a la unión total y transformante con El.

       Es la luz de la resurrección la que desde el principio está empujándonos  a la muerte y en esos momentos de nada ver y sentir es cuando está logrando su fín, destruir para vivir en la nueva luz del Resucitado, de participación en los bienes escatológicos ya en la carne mortal y finita que no aguanta los bienes infinitos y últimos que se están haciendo ya presentes: Aanunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, Ven, Señor Jesús...@. En esos momentos es cuando más resurrección está entrando en el alma, es esa luz viva de Verbo eterno, de la Luz y Esplendor de la gloria del Padre- Cristo Glorioso y Celeste la que provoca esa oscuridad y esa muerte, porque el gozo único y el cielo único es la carne de Cristo purificada en el fuego de la pasión salvadora y asumida por el Verbo, hecha ya Verbo y Palabra Salvadora de Dios y sentada con los purificados a la derecha del Padre.

       Es el purgatorio anticipado, como dice S. Juan de la Cruz. Precisamente quiero terminar este tema con la introducción a la SUBIDA DEL MONTE CARMELO: ATrata de cómo podrá el alma disponerse para llegar en breve a la divina unión. Da avisos y doctrina, así a los principiantes como a los aprovechados, muy provechosa para que sepan desembarazarse de todo lo temporal y no embarazarse con lo espiritual y quedar en la suma desnudez  y libertad de espíritu, cual se requiere para la divina unión@.    Cuando una persona lee a S. Juan de la Cruz, si  no tiene alguien que le aconseje, empieza lógicamente por el principio, tal y como vienen en sus Obras Completas: la Subida, la Noche...  y esto asusta y cuesta mucho esfuerzo, porque asustan  tanta negación, tanta cruz, tanto vacío,  ponen la carne de gallina, se encoge uno ante tanta negación, aunque siempre hay algo que atrae. Cuando se llega al Cántico y a la Llama de amor viva.... uno se entusiasma, se enfervoriza, aunque no entiende muchas cosas  de lo que pasa en esas alturas. Pero la verdad que la lectura de esas páginas, encendidas de fuego y luz, entusiasman, gustan y enamoran,  contagian fuego y entusiasmo por Dios, por Cristo, por la Santísima Trinidad.  )Hacemos una prueba? Pues sí, vamos a mirar ahora un poco al final de este camino de purificación y conversión para llenarnos de esperanza, de deseos de quemarnos del mismo fuego de Dios, de convertirnos en llama de amor viva y trinitaria. Hablemos de los frutos de la unión con Dios por la oración-conversión.

       Habla aquí el Doctor Místico de la transformación total, substancial en Dios: “De donde como Dios se le está dando con libre y graciosa voluntad, así también ella, teniendo la voluntad más libre y generosa cuanto más unida en Dios, está dando a Dios al mismo Dios en Dios, y es verdadera y entera dádiva del alma a Dios. Porque allí ve el alma que verdaderamente Dios es suyo y que ella le posee con posesión hereditaria, con propiedad de derecho, como hijo de Dios adoptivo, por la gracia que Dios le hizo de dársele a sí mismo y que, como cosa suya, lo puede dar y comunicar a quien ella quisiera de voluntad, y así ella dále a su querido, que es el mismo Dios que se le dio a ella, en lo cual paga ella a Dios todo lo que le debe, por cuanto de voluntad le da otro tanto como de El recibe”.

       “Y porque en esta dádiva que hace el alma a Dios le da al Espíritu Santo como cosa suya con entrega voluntaria, para que en El se ame como El merece, tiene el alma inestimable deleite y fruición; porque ve que da ella a Dios cosa suya propia que cuadra a Dios según su infinito ser”.

“Que aunque es verdad que el alma no puede de nuevo dar al mismo Dios a Si mismo, pues El en Sí siempre se es El mismo; pero el alma de suyo perfecta y  verdaderamente lo hace, dando todo lo que El le había dado para pagar el amor, que es dar tanto como le dan. Y Dios se paga con aquella dádiva del alma, que con menos no se pagaría, y la toma Dios con agradecimiento, como cosa que de suyo le da el alma, y en esa misma dádiva ama el alma también como de  nuevo. Y así entre Dios y el alma, está actualmente formado un amor recíproco en conformidad de la unión y entrega matrimonial, en que los bienes de entrambos, que son la divina esencia, poseyéndolos cada uno libremente por razón de la entrega voluntaria del uno al otro, los poseen entrambos juntos diciendo el uno al otro lo que el Hijo de Dios dijo al Padre por S. Juan, es a saber: AEt mea omnia tua sunt, et tua mea sunt, et clarificatus sum in eis@(Jn 17,10); esto es: ATodos mis bienes son tuyos y tus bienes míos y clarificado estoy en ellos.”

       “Lo cual en la otra vida es sin intermisión en la fruición perfecta; pero en este estado de unión, acaece cuando Dios ejercita en el alma este acto de la transformación”.

“AEsta es la gran satisfacción y contento del alma, ver que da a Dios más que ella en sí es y vale, con aquella misma luz divina y calor divino que se lo da: lo cual en la otra vida es por medio de la lumbre de gloria, y en ésta por medio de la fe ilustradísima. De esta manera las profundas cavernas del sentido, con extraños primores, calor y luz dan junto a su querido; junto dice, porque junta es la comunicación del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en el alma, que son luz y fuego de amor en ella. (LL. B. 78-80

MEDITACIÓN QUINTA/B:

BREVE ITINERARIO DE ORACIÓN EUCARÍSTICA

 

       Queridas hermanas: Lo he repetido muchas veces y lo repetiré todas las veces que sean necesarias: quiero amar, quiero orar; me canso de amar, me he cansado de orar; me he cansado de orar, es que me he cansado de amar. La oración, antes que consideración y meditación y todo lo demás, es amor, querer amar. Ese es su punto de arranque, aunque no se note ni uno sea consciente al principio. Y si se medita es para sacar amor del pozo, de la fuente, que puede ser el evangelio, un libro, tu corazón, pero si es el Sagrario, es lo mejor de todo. Dice S. Juan de Avila: AY sabed que este negocio es más de corazón que de cabeza, pues el amar es el fín del pensar. Y si Dios os hace esta merced de meditación sosegada, será más durable lo que en ella sintiereis y más larga y sin pesadumbre@(Audi, Filia, 75). AAunque el entendimiento obre poco o nada, la voluntad obra con gran viveza y ama fortiter@(Plática 3).

       Y para todo esto, Jesucristo en el Sagrario es el mejor maestro, el mejor libro, toda una biblioteca, todo el evangelio presente, toda la teología hecha vida. Por eso nos dice el Doctor Místico: Atodo ejercicio de la parte espiritual y de la parte sensitiva, ahora sea en hacer, ahora en padecer, de cualquiera manera que sea, siempre le causa más amor y regalo de Dios como habemos dicho; y hasta el mismo ejercicio de oración y trato con Dios, que antes solía tener en consideraciones y modos, ya todo es ejercicio de amor@(Can B 28,9). Bien es verdad que el Santo Doctor aquí se refiere  a un grado más elevado de oración que la meditación,  pero hacia ahí apunta la oración por sí misma, desde el principio, aunque uno no sea consciente de ello, pero conviene que lo sepa el mismo orante y los directores de grupos de oración, que a veces creen que si no se habla o leen reflexiones o se dicen cosas bonitas, no se ha orado; es más, quieren medir la altura de oración según las frases bonitas que se digan...o que si no se aprenden o se realizan técnicas de relajación o métodos de reflexión, no hay oración.

       S. Juan de la Cruz nos dirá que la oración no se mide por las revelaciones, ni locuciones ni éxtasis sino por los frutos de  humildad en las personas que la tienen y este era su criterio para distinguir a los verdaderos y falsos orantes. Y ya sabemos la definición teresiana de oración...Aque no es otra cosa oración sino tratar  de amistad....con aquel que sabemos que nos ama.@  Tres notas de la amistad aparecen en esta definición tan breve de S. Teresa.

 

11.- Yo  aconsejaría empezar saludando al Señor,  o como se dice ordinariamente, poniéndonos en presencia: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En el nombre del Padre que me soñó para una eternidad con Él, me ha dado la existencia, me da la vida esta mañana. Del Hijo que me amó hasta entregar su vida por mí, me quiso como amigo y sigue dándose en cada eucaristía, en cada sagrario. Del Espíritu Santo que me santifica, me trae el amor y la gracia y la ayuda de mi Dios: Señor, ábreme la mente y mete en ella tu Luz y tu Verdad, que es tu Hijo, tu Palabra; ábreme el corazón y mete tu Fuego y Amor, que es tu Espíritu Santo; ábreme los labios y toda mi vida y mi existencia proclamará que Tu existes y me amas, que tu Hijo ha resucitado y me ha llamado a la eternidad feliz contigo y que el Amor, tu Amor, el Espíritu Santo está realizando ahora esta tarea para Gloria del Padre, del Hijo y del mismo Espíritu Santo.

       Es muy importante tener un esquema y una hora fija de oración, porque si lo dejas a la improvisación o para cuando tengas tiempo, a lo mejor no tienes tiempo nunca. El esquema de tu oración lo irás haciendo con lo años. Será siempre “trato de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama”. Como hemos comenzado en el nombre del Padre, podemos empezar el diálogo con Él.

 

21.- Empezamos la oración dialogando, orando al Padre. Para eso es muy importante al principio y siempre ayudarte de alguna oración que te ayude, siempre la misma, pero que puedes cambiar con los tiempos, según el Señor te inspire y vayas descubriendo en tu caminar. Tratándose del Padre, que identifico con la Santísima Trinidad, para no dudar y hasta encontrar otra oración que te inspire más, yo haría despacio y meditando y orando la oración de Sor Isabel de la Santísima Trinidad que a mí me gusta mucho, porque me inspira muchas ideas y sentimientos. Tú la vas orando, si al hacerlo el Señor te inspira ideas, sentimiento, tú te paras, dialogas con el Señor… y, cuando se acaban, continúas con la Plegaria a la Santísima Trinidad. El fruto o el éxito no está en orarla toda seguida, sino parando, mirando al Sagrario, “distrayéndote” en otros pensamientos, revisando tu vida, dialogando de otras cosas al Señor. La pongo aquí, para que te sea más fácil copiarla para luego rezarla ante Jesús Eucaristía:

      

       PLEGARIA A LA SANTÍSIMA TRINIDAD


       OH DÍOS MÍO, TRINIDAD A QUIEN ADORO, AYUDADME A OLVIDARME ENTERAMENTE DE MI PARA ESTABLECERME EN VOS, INMÓVIL Y TRANQUILA, COMO SI MI ALMA YA ESTUVIERA EN LA ETERNIDAD; QUE NADA PUEDA TURBAR MI PAZ NI HACERME SALIR DE VOS, OH MI INMUTABLE, SINO QUE CADA MINUTO ME SUMERJA MÁS EN LA PROFUNDIDAD DE VUESTRO MISTERIO.

       PACIFICAD MI ALMA; HACED DE ELLA VUESTRO CIELO, VUESTRA MANSIÓN AMADA Y EL LUGAR DE VUESTRO REPOSO; QUE NUNCA OS DEJE SOLO; ANTES BIEN, PERMANEZCA ENTERAMENTE ALLÍ, BIEN DESPIERTA EN MI FE, EN TOTAL ADORACIÓN, ENTREGADA SIN RESERVAS A VUESTRA ACCIÓN CREADORA.

       OH AMADO CRISTO MÍO, CRUCIFICADO POR AMOR, QUISERA SER UNA ESPOSA PARA VUESTRO CORAZÓN; QUISIERA CUBRIROS DE GLORIA, QUISIERA AMAROS HASTA MORIR DE AMOR. PERO SIENTO MI IMPOTENCIA, Y OS PIDO ME REVISTAIS DE VOS MISMO, IDENTIFIQUÉIS MI ALMA CON TODOS LOS MOVIMIENTOS DE VUESTRA ALMA, ME SUMERJÁIS, ME INVADÁIS, OS SUSTITUYÁIS A MI, PARA QUE MI VIDA NO SEA MAS QUE UNA IRRADIACIÓN DE VUESTRA VIDA. VENID A MI COMO ADORADOR, COMO REPARADOR Y COMO SALVADOR.

       OH VERBO ETERNO, PALABRA DE MI DIOS, QUIERO PASAR MI VIDA ESCUCHÁNDOOS, QUIERO PONERME EN COMPLETA DISPOSICIÓN DE SER ENSEÑADA PARA APRENDERLO TODO DE VOS; Y LUEGO, A TRAVÉS DE TODAS LAS NOCHES, DE TODOS LOS VACÍOS, DE TODAS LAS IMPOTENCIAS, QUIERO TENER SIEMPRE FIJA MI VISTA EN VOS Y PERMANECER BAJO VUESTRA GRAN LUZ. OH AMADO ASTRO MÍO, FASCINADME, PARA QUE NUNCA PUEDA YA SALIR DE VUESTRO RESPLANDOR.

       OH FUEGO ABRASADOR, ESPÍRITU DE AMOR, VENID SOBRE MÍ, PARA QUE EN MI ALMA SE REALICE UNA COMO ENCARNACION DEL VERBO; QUE SEA YO PARA ÉL UNA HUMANIDAD SUPLETORIA, EN LA QUE ÉL RENUEVE TODO SU MISTERIO.

       Y VOS, OH PADRE, INCLINAOS SOBRE ESTA VUESTRA POBRECITA CRIATURA; CUBRIDLA CON VUESTRA SOMBRA; NO VEÁIS EN ELLA SINO AL AMADO, EN QUIEN HABÉIS PUESTO TODAS VUESTRAS COMPLACENCIAS.

       OH MIS TRES, MI TODO, MI BIENAVENTURANZA, SOLEDAD INFINITA,   INMENSIDAD EN LA QUE MEPIERDO. ENTRÉGOME SIN REVERSA A VOS COMO UNA PRESA, SEPULTAOS EN MÍ, PARA QUE YO ME SEPULTE EN VOS, HASTA QUE VAYA A CONTEMPLAROS EN VUESTRA LUZ, EN EL ABISMO DE VUESTRAS GRANDEZAS.

(SOR ISABEL DE LA SANTISIMA TRINIDAD, 21 NOVIENBRE 1904)

3º.- Cuando has terminado esta Plegaria a la Santísima Trinidad, es obligación invocar al Espíritu Santo, maestro espiritual y artífice de nuestro encuentro con Dios, porque Él es el Amor, el que nos tiene que dirigir a la unión con Dios en el misterio de Trinidad. Por eso, para empezar la oración de cada día y siempre me gusta la Secuencia del Espíritu Santo:

             Ven, Espíritu divino,manda tu luz desde el cielo.Padre amoroso del pobre;don, en tus dones espléndido; luz que penetras las almas;fuente del mayor consuelo.

             Ven, dulce huésped del alma,

             descanso de nuestro esfuerzo,

             tregua en el duro trabajo,

             brisa en las horas de fuego,

             gozo que enjuga las lágrimas

             y reconforta en los duelos.

            

Entra hasta el fondo del alma,

             divina luz, y enriquécenos.

             Mira el vacío del hombre

             si tú le faltas por dentro;

             mira el poder del pecado

             cuando no envías tu aliento.


             Riega la tierra en sequía,

             sana el corazón enfermo,

             lava las manchas,
             infunde calor de vida en el hielo,

             doma el espíritu indómito,

             guía al que tuerce el sendero.


             Reparte tus siete dones

             según la fe de tus siervos.

             Por tu bondad y tu gracia

             dale al esfuerzo su mérito;

             salva al que busca salvarse

             y danos tu gozo eterno. Amén.

 

Si fueras sacerdote, yo te aconsejaría esta oración; pero siempre, como te he dicho, parando, mirando, reflexionando sobre otros aspectos que el Santo Espíritu te inspire:

ORACIÓN SACERDOTAL AL ESPÍRITU SANTO

       “Oh Espíritu Santo, Fuego de mi Dios, Alma de mi alma, Vida de mi vida, Amor de mi alma y de mi vida, yo te adoro.

       Quémame, abrásame por dentro con tu Fuego transformante y conviérteme,  por una nueva encarnación sacramental, en humanidad supletoria de Cristo, para que Él renueve y prolongue  en mí todo su misterio de salvación: quisiera hacer presente a Cristo ante la mirada de Dios y de los hombres,  como Adorador del Padre, como Salvador de los hombres, como Redentor del mundo.

       Inúndame, lléname, revísteme de sus mismos sentimientos y actitudes sacerdotales; haz de toda mi vida una ofrenda agradable a la Santísima Trinidad, cumpliendo su voluntad, con amor extremo, hasta dar la vida.

       Oh Espíritu Santo, Alma y Vida de mi Dios, ilumíname, guíame, fortaléceme, consuélame.... fúndeme en amor trinitario, para que sea amor Creador de vida en el Padre,  amor Salvador de vida por el Hijo y amor Santificador con el Espíritu Santo,  para alabanza de gloria de la Trinidad y salvación de los hombres, mis hermanos. Amen

       Para todos, pero especialmente para religiosas o almas elevadas, me gusta esta oración:

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

       ¡Oh Espíritu Santo, Amor sustancial del Padre y del Hijo, Amor increado, que habitas en las almas justas! Ven sobre mí con un nuevo Pentecostés, trayéndome la abundancia de dones, de tus frutos, de tu gracia y únete a mí como Esposo dulcísimo de mi alma.

       Yo me consagro a ti totalmente: invádeme, tómame, poséeme toda. Sé luz penetrante que ilumine mi entendimiento, suave moción que atraiga y dirija mi voluntad, energía sobrenatural dé vigor a mi cuerpo. Completa en mí tu obra de santificación y de amor. Hazme pura, transparente, sencilla, verdadera, pacífica, suave, quieta y serena, aun en medio del dolor, ardiente caridad hacia Dios y hacia el prójimo.

       Ven, oh fuego ardiente de caridad hacia Dios y hacia el prójimo. Ven, oh Espíritu vivificante, sobre esta pobre sociedad y renueva la faz de la tierra, preside las nuevas orientaciones,
danos tu paz, aquella paz que el mundo no puede dar. Asiste a tu Iglesia, dale santos sacerdotes, fervorosos apóstoles; solicita     con suaves invitaciones a las almas buenas, sé dulce tormento a las almas pecadoras, consolador refrigerio a las almas afligidas, fuerza y ayuda a las tentadas, luz a las que están en las tinieblas y en las sombras de la muerte. (SOR CARMELA SANTO).

 

4º.- La tercera oración fija de cada día va dirigida a Jesucristo Eucaristía:  con la letra de algún canto eucarístico u oración que te guste. Me gustan estas dos oraciones eucarísticas: AAdoro te devote, latens Deitas…@y  AJesu, dulcis memoria…” Te las pongo en castellano. La traducción es libre.

“ADORO TE DEVOTE, LATENS DEITAS…”

“JESU, DULCIS MEMORIA…”

A¡Oh Jesús, mi dulce recuerdo, que das los verdaderos gozos del corazón! Tu presencia es más dulce que la miel y que todas las cosas.

No se puede cantar nada más suave, ni oir nada con más júbilo, ni  pensar nada más dulce, que Jesús, el Hijo de Dios.

Jesús, Tú eres la esperanza para los arrepentidos,  qué generoso para los que te suplican,  cuán bueno para todos los que te buscan y qué decir para los que te encuentran.

Ni la lengua sabe decir ni la letra puede expresar lo que es amar a Jesús; sólo puede saberlo el que lo experimenta.

Jesús, que seas Tú siempre nuestro gozo, nuestro último premio; que seas Tú nuestra gloria por todos los siglos. Amén.

       También puedes rezar: ASagrado banquete en que  Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura....@siempre despacio y meditando e interiorizando sus conceptos, contándole tu vida de ayer y lo que piensas hacer hoy, suplicando, pidiendo perdón y ayuda... “Oh Dios, que en este sacramento admirable nos dejaste el Memorial de tu Pasión, te pedimos nos concedas venerar, celebrar y participar del tal modo los sagrados misterios de tu amor, que experimentemos siempre en nosotros los frutos de tu Redencion. Tu que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amen”

       O también:

ORACIÓN A JESÚS EUCARISTÍA

¡JESUCRISTO, EUCARISTÍA DIVINA, TÚ LO HAS DADO TODO POR MÍ, CON AMOR EXTREMO, HASTA DAR LA VIDA. TAMBIÉN YO QUIERO DARLO TODO POR TÍ, PORQUE PARA MÍ TÚ LO ERES TODO, YO QUIERO QUE LO SEAS TODO!

 

¡JESUCRISTO EUCARISTÍA, YO CREO EN TI!

¡JESUCRISTO EUCARISTÍA, YO CONFÍO EN TI!

¡JESUCRISTO EUCARISTÍA, TÚ ERES EL HIJO DE DIOS!

***

DESEOS EUCARÍSTICOS

       ¡JESUCRISTO, EUCARISTÍA DIVINA, presente en el pan consagrado! (Cómo te deseo! (Cómo te busco! (Con qué hambre de tu presencia camino por la vida! Te añoro más cada día y me gustaría morirme de estos deseos que siento y que no son míos, porque yo no los sé fabricar ni todo esto que siento Qué nostalgia de mi Dios cada día! Necesito verte porque sin Tí  mis ojos pierden la luz y la hermosura del CAMINO, LA VERDAD Y LA VIDA. Necesito comerte, porque me muero de hambre del pan del cielo y de la vida eterna. Necesito abrazarte para sentir tu aliento y el palpitar de tu corazón ardiente de amor dentro de mí. Quiero comerte para ser transformado en Tí, para vivir tu misma vida divina. Quiero hacerme contigo una ofrenda agradable al Padre, cumpliendo su voluntad, con amor extremo, hasta dar la vida. Quiero ser introducido por tu Amor  Personal, que es Espíritu Santo, en la intimidad y amistad de mi Dios Uno y Trino, por la potencia infinita de tu  Espíritu Santificador, en el que recibo y siento el amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, que se conocen y se entregan entre eternos resplandores de felicidad y de gozo en el Eterno Amanecer de su Ser esencial, que es Amor, Espíritu y  Vida, Felicidad y Gozo,  mi Dios Trino y Uno. AMEN.

 

 51.- Te repito que aunque lleve años y años haciendo oración, el tener un esquema propio y fijo de oración facilita mucho el comienzo de la misma... luego tú lo vas rellenando de tus propias ideas, sentimientos, peticiones, sanas distracciones, pero sabes siempre donde volver y retomar el diálogo con el Señor, para no dudar continuamente en los comienzos o al medio o al final, para saber cómo hay que comenzar siempre, porque, al principio, el simple estar en su presencia, el simple mirar o contemplar es difícil por muchos motivos y se necesitan ayudas para estar ocupados y no distraerse.      Puedes valerte de jaculatorias, versículos breves de las Horas, oraciones litúrgicas o hechas por otros y que a tí te gusten o te digan algo. Finalmente y siempre, como cuarta invocación, oración o encuentro fijo: la invocación a la Virgen, nuestra madre y modelo en la fe y en la oración y en el amor y en todo, con antífonas preciosas según los tiempos litúrgicos, sobre todo en latín, que puedes traducir, o cantos o súplicas populares: “Salve, mater, misericordiae”, “Ave, regina coelorum” “Virgo Dei Genitrix”.

En castellano tienes el rezo del Angelus o  AOh Señora mía, oh Madre mía”

PIROPO A LA VIRGEN

                    (María!

                    (Hermosa nazaretana!

                    (Virgen bella!

                    (Madre del alma!

                    (Cuánto me quieres!

                    (Cuánto te quiero!

                    (Gracias por haberme llevado a tu Hijo!

                    (Gracias por querer ser mi Madre!

                    (Mi Madre y mi Modelo!

                    (Gracias!

            

ANGELUS

 

          El ángel del Señor anunció a María.

          Y concibió por obra del Espíritu Santo

          (Dios te salve, Maria…)

 

             He aquí la esclava del Señor.

             Hágase en mí según tu palabra.

 

             Y el Hijo de Dios se hizo hombre.

             Y habitó entre nosotros.

            

             Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.

             Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oremos: Te rogamos, Señor, que infundas tu gracia en nuestras almas; para que los que hemos conocido, por el anuncio del ángel, la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su pasión y su cruz, seamos llevados a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

***

REGINA COELI, LAETARE (Pascua)

       Alégrate, Reina del cielo, aleluya;

       Porque el que mereciste llevar en tu seno, aleluya;

       Ha resucitado como dijo, aleluya;

       Ruega por nosotros a Dios, aleluya;

 

       Gózate y alégrate, Virgen María, aleluya;

       Porque ha resucitado el Señor verdaderamente, aleluya.

 

Oremos: Oh Dios, que te has dignado alegrarnos por la resurrección de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, te pedimos, nos concedas, por la intercesión de su Madre, la Virgen María, alcanzar los gozos eternos. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

CONSAGRACIÓN A LA VIRGEN

¡Oh Señor mía! ¡Oh Madre mía! Yo me ofrezco enteramente a Tí, y en prueba de mi filial afecto, te consagro en este día, mis ojos, mis oidos, mi lengua, mi corazón; en una palabra: todo mi ser; ya que soy todo tuyo, Madre de bondad, guárdame y defiéndeme como cosa y posesión tuya. Amén.

                           LA SALVE

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve.

A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a Ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas.

Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu  vientre.

¡Oh clementísima!  ¡Oh piadosa! ¡Oh dulce, siempreVirgen María!

Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar  y gozar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

61.- Repito que es conveniente tener y empezar siempre con un esquema oracional elemental, como camino de diálogo y encuentro con Dios, que debes recorrer y orar  todos los días, al cual y en cada una de las partes, puedes y debes ir añadiendo todos los pensamientos y deseos que te  inspire el Señor, parándote en ellos, sin prisas, de tal modo que si se termina el tiempo de oración y no has cumplido todo el esquema ordinario, no pasa nada. Pero es necesario y es una ayuda para toda tu vida tener un esquema oracional para no estar indeciso o perderte en tu oración diaria. Porque ir a la oración todos los días a pecho descubierto, o como dicen algunos,  permanecer en quietud y simple mirada, eso supone mucho camino andado, mucha oración  y mucha purificación de sentido realizada. Y a mi parecer esto no es ordinario en los comienzos ni en etapas intermedias y tampoco es fácil. Si lo tienes ya, es un don de Dios, porque ya supone estar bastante poseído por el amor de Cristo.

 71.- Importantísimo, esencial: a continuación  de todo esto que hemos dicho, tiene que hacerse  revisión de vida ante el Señor; revisión fija y todos los días y para toda la vida, de tres o cuatro materias esenciales para tu vida cristiana y evangélica: soberbia, caridad fraterna, control de la ira, castidad.... para tu unión, santidad o encuentro con Cristo, para amar a Dios sobre todas las cosas, especialmente sobre el amor que nos tenemos a nosotros mismos, porque nos estamos prefiriendo a Dios en cada paso y haciendo nuestra voluntad. Y siempre que diga revisión de vida, estoy diciendo también petición de gracia, de luz, de fuerza para hacerla y vivirla, descubrir los peligros y las causas  principales de las caídas, el comportamiento con las personas...Donde hay pecado, aunque sea venial, no puede estar en plenitud el amor de Dios y el conocimiento de su amor: AEn esto sabemos que conocemos a Cristo: en que guardamos sus mandamientos. Quien dice: «yo lo conozco», y no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él. Pero quien guarda su palabra, ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. En esto conocemos que estamos en Él. Quien dice que permanece en Él debe vivir como vivió Él@(1Jn 2,3-6).

       Todos los días y a todas horas y en toda oración, hay que revisarse de la soberbia, pecado original, causa y principio de todos los pecados, que es este amor que me tengo a mí mismo, me quiero más que a Dios y a todos los hombres, revisar sus manifestaciones diversas en amor propio, vanidad, ira...etc; después de la soberbia, la caridad, el amor fraterno en sus diversas manifestaciones: negativa: no criticar, no hacer daño de palabra ni de obra, no despreciar a nadie..... positiva: pensar bien de todos, hablar bien y hacer el bien a todos, reaccionar perdonando ante las ofensas (amando es santidad consumada) generosidad....etc.

       No olvidar jamás que el amor a Dios pasa por el amor a los hermanos, porque así lo ha querido Él:AY nosotros tenemos de Él este precepto: que quien ama a Dios ame también a su hermano@(1Jn4,2). Por favor, no olvides esto y todos los días examínate dos o tres veces de este capítulo. En esto Cristo es muy sensible y exigente. Lo tenemos mandado por el Padre y por Él mismo: AAmarás al Señor... y al prójimo como a tí mismo@, Aéste es mi mandamiento, que os améis unos a otros como yo os he amado@.Olvidar estos mandamientos del Señor es matar la oración incipiente, no avanzar o dejarla para siempre. S. Juan, el apóstol místico, por penetrar y conocer a Dios por el amor, por el conocimiento de amor, nos lo dice muy claro:  ACarísimos, amémonos unos a otros porque la caridad procede de Dios, y todo el que ama es nacido de Dios y a Dios conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor... A Dios nunca le vio nadie; si nosotros nos amamos mutuamente, Dios permanece en nosotros y su amor es en nosotros perfecto@(1Jn 4, 7-8; 12).

       Repito una vez más y todas las que sean necesarias: para amar a Dios hay que amar a los hermanos y para vivir la caridad fraterna, hay que matar el amor propio, el amor desordenado a uno mismo. Y esto es una cruz que hay que tomar al coger el camino de la oración, que es  camino de amor a Dios y, en Dios y por Dios, a los hermanos. Luego hay que revisar ese defecto más personal, que todos tenemos y que, por estar tan identificados con él, no es fácil descubrirlo, porque siempre hay excusas fáciles, -es que soy así- pero hacemos daño con él a los hermanos. Es fácil descubrirlo,  cuando personas que te quieren, coincidan en decirte y en insistir en alguno concreto, por allí va la cosa ...

       Esta oración-revisión-conversión tiene que durar ya  toda la vida, porque santidad es igual a conversión permanente. Si uno quiere Aamar y servir@, hacer de la propia vida una ofrenda agradable a Dios y esto es el cristianismo, si uno quiere mantener  activo ese amor y no de puro nombre, hay que orar todos los días para convertirse del amor a uno mismo y a las criaturas al amor de Dios. Si quiero orar, es porque quiero amar a Dios sobre todas las cosas. Si vivo en pecado, ni el amor ni el conocimiento verdadero de Dios puede estar en mí, como lo dice muy claro S. Juan:AY todo el que tiene en Él esta  esperanza, se purifica, como puro es Él. El que comete pecado traspasa la ley, porque el pecado es transgresión de la ley. ... Todo el que permanece en Él no peca, y todo el que peca no le ha visto ni le ha conocido@( 1Jn 3,3-6).

       Cuando uno no quiere convertirse o amar a Dios, o se cansa de hacerlo, entonces ya no necesita ni de la oración ni de la eucaristía ni de la gracia ni de Cristo ni de Dios. El amor a Dios negativamente consiste en no ofenderle, no pecar: APues éste es el amor de Dios, que guardemos sus preceptos. Sus preceptos no son pecado@(1Jn 5,3).  Para mí que esta es la causa principal por lo que se deja este camino de la oración y de la santidad. Por eso, muchos no hacen oración o les aburre o les cansa y terminan dejándola. La oración hay que concebirla como un deber, como trabajo, absolutamente necesario para llegar a amar a Dios, que hay que hacer, te guste o no te guste, haga calor o frío, estés inspirado o aburrido, como tienes que trabajar en tu profesión o comer o estudiar, porque si no lo haces, te mueres o te suspenden. No valen las excusas de ningún tipo para no hacerla. Si no lo haces,  por la causa que sea, te mueres espiritualmente. Por eso te ayudará  tener un esquema fijo, una hora fija, si es posible, siempre a la misma hora, porque, si la dejas para cuando tengas tiempo, no lo tendrás nunca.

81.- Después de esta revisión, un capítulo que no puede faltar todos los días es la oración de intercesión, las peticiones, acordarse de las necesidades de los hermanos, de los problemas de la Iglesia, la santidad, la falta de vocaciones, tu parroquia, tu familia, amigos......Todo esto hay que hacerlo despacio, y pensando y meditando todo lo que se te ocurra, hablándole al Señor de tus problemas, de tu vida, pidiendo luz y gracia sobre lo que tienes que hacer, sin desanimarte jamás.... y si un día estás inspirado, te paras y te quedas con cualquier oración o revisión todo el tiempo que quieras....eso es oración, eso es trato de amistad con el Señor, una forma, por lo menos, aunque te parezca que no haces nada o casi nada, incluso que estás perdiendo el tiempo.

71.- Ya hemos terminado las oraciones introductorias, la revisión de vida, el pedir luz, fuerzas, gracias del Señor para nosotros y los demás, y  ahora,)qué?  Pues ahora lo que más te ayude a encontrarte con Cristo, a dialogar más con El Y para esto, como te decía antes, EL EVANGELIO, las palabras y hechos salvadores de Jesús es el mejor camino; también los buenos libros, los salmos...,  libertad absoluta, no se le pueden imponer caminos al amor, a los que quieren amar, a los que aman. Haz lo que te pida el corazón. AMaría guardaba todas estas cosas meditándolas en su corazón@(Lc 2, 19).

       Amando, metiéndolo todo en su corazón fue como nuestra Madre fue comprendiendo lo que acontecía en torno a Jesús y a ella y que racionalmente la desbordaba. Pero amando uno se identifica con el objeto amado. No olvides lo que te he repetido y repetiré más veces en este libro: la oración es querer amar a Dios, no digo amar sino querer amar, que eso es ya amor,  porque, al principio, el alma está muy flaca y no tiene fuerzas ni sabe amar a Dios, solo sabe amarse a sí misma, y si sólo intentamos tocarlo con el entendimiento, no llegamos de verdad hasta Él : AY porque la pasión receptiva del entendimiento solo puede recibir la inteligencia desnuda y pasivamente, y esto no puede sin estar purgado, antes que lo esté, siente el alma menos veces el toque de la inteligencia que el de la pasión de amor (N  II,13,3). Aunque S. Juan de la Cruz se refiere a una oración elevada, vale para los grados inferiores también. Por eso, siempre hay que caminar hacia el amor, es lo mas importante, lo definitivo.

        ADe donde es de notar que, en tanto que el alma no llega a este estado de unión de amor, le conviene ejercitar el amor así en la vida activa como en la contemplativa......porque es más precioso delante de él y de el alma un poquito de este puro amor y más provecho hace a la Iglesia, aunque parece que no hace nada, que todas esas otras obras juntas@(C B 28,2).  (Ojo! Que no lo digo yo,  lo dice S. Juan de la Cruz, para mí el que más sabe o uno de los que más sabe de estas cosas de oración y del amor a Dios y a los hermanos y  vida cristiana y  evolución de la gracia.

101.- La oración conviene hacerla siempre a la misma hora, hora fija de la mañana o tarde, cuando te venga mejor, pero hora fija, como te he dicho, porque si lo dejas para cuando tengas tiempo, nunca lo tendrás;  hay que hacerla todos los días,  haga frío o calor, esté uno seco o fervoroso, esté en pecado o en gracia, tengas tiempo o no, porque para Dios siempre hay que tenerlo, porque Él siempre lo ha tenido y lo tiene para nosotros. Él debe ser  lo primero y lo absoluto de nuestra vida y esto lo hacemos realidad todos los días dedicándole este tiempo de oración, que es amarle sobre todas las cosas.

       Y esto que te he dicho, hay que hacerlo siempre, aunque uno llegue a la suprema unión con Dios, hasta el éxtasis, porque nunca hay que fiarse del propio yo, que se busca siempre a sí mismo, se tiene un cariño inmenso, por lo cual hay que tener mucho cuidado y vigilarlo todos los días. La hora y el tiempo de oración, que sean fijos y determinados: un cuarto de hora, luego veinte minutos, luego veinticinco, media hora... pero sin volver atrás, aunque te cueste o te aburras, todo es amor, todo es  cuestión de querer amar y si quieres amar, ya estás amando, ya estás haciendo oración, aunque tengas distracciones, aburrimiento...ya pasarán, porque Dios te ama más.

       Si eres fiel a este rato de diálogo y oración con el Señor, pronto llegarás a cierto nivel o estar con Él, donde todo te será más fácil, en que te sentirás bien. Y si sigues avanzando, luego incluso no necesitarás de libros ni de ayudas para encontrarte con Él, ya no necesitarás leer el evangelio o libro alguno, porque el diálogo te saldrá espontáneo y largo y afectuoso y ya no se acaba nunca, se ha pasado de la oración discursiva a la afectiva y luego de ésta pasará, mejor, el Espíritu de Dios te llevará hasta la oración  contemplativa.

       En esta oración, el Verbo de Dios llenará de luz y salvación y ternura tu corazón y tu alma y todas tus facultades, porque ha empezado a comunicarse personalmente por su presencia y vivencia más íntimas y no eres tú el que tienes que pensarlo o descubrirlo sino que Él ya se te da y ofrece sin necesitar la ayuda de tus raciocinios o afectos para andar este camino. Y empiezan las ansias de verle, amarle, poseerle más y mas...  ADescubre tu presencia, y máteme tu rostro y hermosura, mira que la dolencia de amor ya no se cura, sino con la presencia y la figura@(C.11).

       Desde esta vivencia, cada día más profunda, irás descubriendo que tú eres sagrario, que tú estás habitado, que  los Tres te aman y viven su misma vida trinitaria dentro de tí y te hacen partícipe por gracia de su misma vida de Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, que es Volcán de Espíritu Santo eternamente echando fuego y renovándose en un ser eterno de ser en sí y por sí mismo beso y abrazo entre los Tres, sin mengua ni  cansancio alguno, porque tu has empezado a ser, mejor dicho, siempre lo has sido, pero ahora Dios quiere que seas consciente de su Presencia en tu alma, sagrario de Dios, templo de la misma Trinidad, dándote experiencia de Sí mismo y  metiéndote en el círculo del amor trinitario, en cuanto es posible en esta vida.

       Y en este momento, por su presencia de amor, tú eres el templo nuevo de la nueva alianza, la nueva casa de oración habitada por la Stma. Trinidad, porque el Verbo, por el pan de eucaristía, te habita, y la Presencia Eucarística te ha llevado a la Comunión Trinitaria por una comunión eucarística continuada y permanente de amor  en los Tres y por los Tres;  tú ya eres Trinidad por participación, en cuanto es posible y esto te desborda, te extasía, te saca de tí mismo, de tus moldes y capacidades de entender y amar y gozar y esto me parece que se llama éxtasis.. Y entonces ya.... AQuedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado, entre las azucenas olvidado@(C. 8). 

       Porque a estas alturas, la contemplación de  Dios te impide meditar, porque es mucho lo que Él quiere decirte y tú tienes que escuchar del Verbo de Dios, aprender de la Palabra eterna llena de Amor, con la que el Padre se dice eternamente a Sí Mismo en canción y silabeo gustoso y eterno de Amor de Espíritu Santo en el Hijo que ahora la canta para tí; ahora que ya estás  preparado, después de largos años de purificación y adecuación de las facultades sensitivas, intelectivas y volitivas, que te han dispuesto para la intimidad divina, sin imperfecciones o impurezas o limitaciones, ahora la oración es presencia permanente de diálogo y presencia de Dios. ABien sé que tres en sola una agua viva- residen, y una de otra se deriva,- aunque es de noche. Aquesta eterna fonte está escondida- en este vivo pan por darnos vida,- aunque es de noche@(La fonte 10 y 11)

       Él te hablará sin palabras  y tú le responderás sin mover los labios: simplemente te sentirás habitado, amado, sentirás su Verdad hecha Fuego de Amor en tu corazón, en fe luminosa, en Anoticia amorosa@, sentirás que Dios te ama  y tú, al sentirte amado por el Infinito, repito, no solo creerlo, sino sentirlo, vivirlo, experimentarlo, pero  de verdad, no por pura  imaginación o ilusión,  ya no tengo que decirte nada, porque lo demás ya no existe; )qué tiene que ver todo lo presente con lo que nos espera y que ya ha empezado a hacerse presente en tí? Ante este descubrimiento,  lleno de luz y de gozo y de plenitud divina, B  lo presente ya no existe y ha empezado la eternidad,B  te habrás descubierto también en Dios eternamente pronunciado en su Palabra y escrito en su corazón por el fuego de su mismo Espíritu de Amor Personal.

 AEntreme dónde no supe

 y quedéme no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo.  

 

Yo no supe donde entraba,

pero, cuando allí me vi,

sin saber dónde me estaba,

grandes cosas entendí;

no diré lo que sentí,

que me quedé no sabiendo,

toda ciencia trascendiendo.

 

Y si lo queréis oir,

consiste esta summa ciencia

en un subido sentir

de la divinal Esencia;

es obra de su clemencia

hacer quedar no entendiendo,

toda ciencia trascendiendo@

( Entréme donde no supe,1 y10).

       Te sentirás palabra del Padre en la Palabra, dicha con Amor Personal del Padre, que es Espíritu Santo.  Descubrirás que si existes, es que Dios te ama, y  te ha preferido a millones y millones de seres que no existirán nunca, y  ha pensado en tí para una eternidad de gozo; por eso tu vida es más que está vida, más que este tiempo, tu vida es un misterio que solo se explica y se puede vivir desde Dios. En este grado de oración, el cielo está ya dentro de tí,  porque el cielo es Dios y Dios está dentro de tí; Él te llena y te habita, siempre estaba por la gracia, pero ahora lo sientes, te sientes habitado por los Tres, por la  Santísima Trinidad:  ASi alguno me ama, mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él@. A)No sabéis que sois templos de Dios y el Espíritu Santo habita en vosotros?No son poesías, es el evangelio en esas partes que no conocemos porque no las vivimos o que no se comprenden hasta que no se viven.  Aquí no valen títulos ni teologías ni doctorados ni técnicas de ningún tipo..., es terreno sagrado, hay que descalzarse, porque Dios no revela  su intimidad a cualquiera sino a sus amigos, como a Moisés.

       Anímate a hacer tu oración todos los días, si es posible ante el sagrario, no es por nada, es que allí Él lleva dos mil años esperándote. Y aunque está en más sitios, aquí está más singularmente presente, esperándote. Además, al hacerlo ante el sagrario, estás demostrando que crees no sólo esa parte del evangelio que está meditando sino todo el evangelio, que tienes presente en Cristo Eucaristía; demuestras simplemente con tu presencia ante el Sagrario que le amas concretamente y que tienes presente y crees todo el misterio de Dios,  todo lo que Cristo ha dicho y ha hecho, porque está presente Él mismo, todo entero, todo su evangelio, todos sus misterios, en Jesucristo Eucaristía. AOh llama de amor viva, qué tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro, pues ya no eres esquiva, acaba ya si quieres, rompe la tela de este dulce encuentro@(Ll.1).

(Qué bien reflejan estos versos de S. Juan de la Cruz el deseo de muchas almas, B  yo las tengo en mi parroquia,Balmas que desean el encuentro transformante con Cristo.  Al contemplar esta unión que Dios tiene preparada para todos, exclama el Santo: A(Oh almas criadas para estas grandezas y para ellas llamadas!, )qué hacéis?, )en qué os entretenéis? Vuestras pretensiones son bajezas y vuestras posesiones miserias. (Oh miserable ceguera de los ojos de vuestra alma, pues para tan gran luz estáis ciegos y para tan grandes voces sordos, no viendo que, en tanto que buscáis grandezas y glorias, os quedáis miserables y bajos, de tantos bienes hechos ignorantes e indignos@(C 39,7).

)Podría extenderse esta queja del santo Doctor hasta nosotros, cristianos injertados en Cristo, sacerdotes, religiosos y obispos de la Iglesia de Dios? )Tendría sentido esta queja del doctor místico entre los que han sido elegidos para conducir al pueblo santo de Dios? )Deben ser  hombres de oración  experimentada esos guías y montañeros elegidos en los seminarios, noviciados, casas de formación para dirigir a los más jóvenes en la escalada de la santidad y de la vida de oración? )Vivimos en oración y conversión permanente?

       Estas preguntas, por favor, no son una acusación contra nadie, son unos interrogantes para que tendamos siempre hacia las cumbres maravillosas de unión plena con Dios para las cuales hemos sido creados y llamados a la fe en Cristo, Hijo y Verbo de Dios, por la potencia del Espíritu Santo.

SEXTA MEDITACIÓN

LA PRESENCIADEDIOS ENTRE LOS HOMBRES

       Queridos hermanos: Cuando dos personas se quieren, desean estar juntas, porque la verdadera amistad exige y se alimenta de la  presencia de la persona amada. Dos personas enamoradas desean estar físicamente presentes la una junto a la otra y la separación forzosa no sólo no la destruye, sino que intensifica el deseo de la presencia.

ADios es amor” (Jn 4,10), dice S. Juan en su primera carta; su esencia es amar y, si dejara de amar, dejaría de existir AEn esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios sino en que El nos amó...@primero, añade la lógica del sentido. Por lo tanto, en la amistad con Dios, la iniciativa ha partido de Él; no es que nosotros existamos y amemos a Dios, sino que Él nos amó primero y por eso existimos. Esto es lo maravilloso e inconcebible.  Por eso, cuando alguien te pregunte: )Por qué el hombre tiene que amar a Dios? Responderás: Porque Él nos amó primero.

No existía nada, sólo Dios,    un Dios que, entrando dentro de sí mismo y viéndose tan lleno de Amor, Hermosura, Verdad, Belleza y Felicidad,  quiso crear otros seres para hacerlos partícipes de su misma dicha y felicidad de los TRES EN UNO: SUPREMA UNIÓN, SUPREMA AMISTAD, SUPREMA PRESENCIA. Y este ser pensado y amado y creado para tal unión es el hombre. Si existo, es que Dios me ama, ha sido una mirada llena de su Amor- ESPÍRITU SANTO- la que contemplándome en la Imagen de su esencia infinita -HIJO-, me ha  dado la existencia con un beso de su amor. Dios me ha preferido a millones y millones de seres que no existirán nunca. si existo, Dios me ha llamado a ser hijo suyo en el Hijo y me quiere dar en herencia su misma vida y felicidad eterna:  AA los que Dios predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó@(Rm 8, 30). 

Esto es lo que me dicen las Escrituras Santas, revelación de su proyecto de amor sobre el hombre. El modo natural de cómo fue apareciendo este hombre, que lo investiguen los antropólogos y arqueólogos. Pero el homo ereptus, sapiens...etc. está llamado a la existencia por deseo de Dios para realizar con él este proyecto de Amistad eterna. La Biblia habla en su primera página de un Dios Amor, que crea al hombre como amigo, “a su imagen y semejanza,” y que baja todas las tardes al paraíso, para hablar y compartir esta amistad con el hombre.

Este deseo de Dios de permanecer junto al hombre y relacionarse con él  está continuamente expuesto en la Revelación. Se trata de un Dios ciertamente trascendente, pero también inmanente, que ha querido estar muy cerca de todas sus criaturas:  A)Dónde podría alejarme de tu espíritu? )A dónde huir de tu faz? Si subiere a los cielos, allí estás tú; si bajare al seol, allí estás presente@(Sal. 138,7). El Dios Creador ha querido mostrarse como amigo del hombre;Apues amas todo cuanto existe y nada aborreces de lo que has hecho; pues si tú hubieras odiado alguna cosa, no la habrías formado@(Sab. 11,2).

La llegada de los Hebreos al pie del Sinaí marca una etapa decisiva de la presencia de Yahvé entre su pueblo y en la historia de Israel, porque hasta entonces los Hebreos habían sido una multitud inorgánica de fugitivos y no constituían pueblo, aún cuando habían sido testigos de las maravillas de Dios en Egipto y en el mar Rojo. Junto al Sinaí, Dios manda reunir a todos los hijos de Israel. Estos oyen su voz y reciben de Yahvé la ley que prometen observar: AYo os tendré, dice Yahvéh, por un reino de  sacerdotes y por una nación consagrada,@y este pacto de amistad, esta  alianza se sella en la sangre de los animales sacrificados por Moisés; desde ese momento los Hebreos, pueblo nómada y de pastores, constituyen un pueblo, el pueblo de Dios: AYo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo@(Ex. 12,14).Este acontecimiento primordial llevará en la tradición bíblica el nombre de AAsamblea de Yahvé@y Dios se obligará a estar siempre junto a su pueblo (Ex. 19, 17-18).Moisés pedirá la compañía expresa de Dios: AYahvé respondió: Iré yo mismo contigo y te daré descanso. Moisés añadió: Si no vienes tú delante, no nos saques de este lugar...” (Ex. 33, 14-15).     

Una prueba de este deseo de Dios de permanecer junto a su pueblo fue la tienda de la Reunión o Testimonio. Aquí se guardaba el Arca del Testamento y la hizo Yahvé  signo y  testimonio de su presencia, como compañero de campamento y  morador con su propia tienda entre ellos. El signo visible de su presencia sobre el ara fue la nube de gloria.

 Mucho más tarde, cuando fue dedicado el templo de Salomón, reapareció la nube de gloria, al fijar Yahvé su residencia en el centro de la vida litúrgica de Israel: AEn cuanto salieron los sacerdotes del santuario, la nube llenó la casa de Yahvé... Entonces dijo Salomón: Yahvé, has dicho que habitarías en la oscuridad. Yo he edificado una casa para que sea tu morada, el lugar de tu habitación para siempre@(Re. 8,10-12). Con la destrucción del templo y la consiguiente deportación a Babilonia, la nube desapareció; sin embargo, los profetas Ezequiel y el Atercer Isaías@proclamaron la presencia de Yahvé, que crearía un nuevo pueblo que abarcaba a todas las naciones: AYo conozco sus obras y sus pensamientos. Y vendré para reunir a todos los pueblos y lenguas, que vendrán para ver mi gloria... de las islas lejanas que no han oído nunca mi nombre y no han visto ni gloria y pregonarán mi gloria entre las naciones. Y de todas las naciones traerán a vuestros hermanos ofrendas a Yahvé” (Is. 66, 18-23).

Todas estas formas provisionales y limitadas de la presencia de Yahvé en el Antiguo Testamento cederán el paso un día a una presencia infinitamente más perfecta en una nueva clase de Atienda,@un templo más maravilloso, la carne de Jesús de Nazaret, como nos dice S. Juan en el prólogo de su evangelio:A...y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros y hemos visto su gloria, gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad@(Jn. 1, 1-14). La Encarnación hizo a Dios presente entre los hombres con una unión personal entre lo divino y lo humano. No se puede concebir ya una presencia  más íntima de la Persona divina con la humanidad. No puede haber mayor gesto de amistad y unión entre Dios y el hombre, Él es verdaderamente Emmanuel, ADios con nosotros@(Is 7,14; Mt 1,23). Y la Eucaristía es una Encarnación continuada.

La Eucaristíaes infinitamente superior a la tienda del Tabernáculo, porque no es sólo presencia, sino que contiene a Cristo entero y completo, todos sus misterios, toda la religión y la posible relación personal y comunitaria con Dios. La Eucaristía es Jesucristo, el Hijo de Dios nacido de María, es todo el evangelio entero y completo, todos sus dichos y hechos salvadores, en presente eterno; es la víctima, es el sacerdote, es el altar, es el domingo y es el templo de Dios entre nosotros. Cristo mismo lo proclamó. Él asegura ser el templo del que el tabernáculo de Moisés o el templo de Salomón eran sólo figuras Ahechas por manos de hombres@; ADestruid este templo, declara a los judíos, y en tres días lo reconstruiré...Él hablaba del templo de su cuerpo...@(Jn 2,19). Él supera al templo antiguo: APues yo os digo que lo que aquí hay supera al templo.@      

       Jesucristo Eucaristía es el Nuevo Templo de la Nueva Alianza. En Él Dios mismo se hace nuestro templo, nuestro sacrificio, nuestro sábado superando infinitamente al judío, nuestro reposo, la tienda de la presencia divina. Es Dios mismo metido entre nosotros. El sagrario es la nueva tienda de la Presencia de Dios entre su pueblo, es el Arca de la Alianza, es el nuevo templo de la Nueva Alianza:ADestruid este templo y en tres días lo reedificaré...pero él lo decía del templo de su cuerpo@(jn2.19 y 21)

       Cuando se hace presente el Señor, como nos ama de verdad y no por puro compromiso, igual que Yavéh Dios en el Antiguo Testamento, ya no quiere irse y deja sin su presencia y su tienda al nuevo pueblo de la Nueva Alianza.  La Eucaristía es fruto de su amor a los hombres, no del nuestro hacia Él. Cristo Eucaristía cumple su palabra de quedarse con nosotros hasta el final de los tiempos y convierte para esto su Iglesia, espiritual y material, en templo de Dios y casa de oración; allí, en el Sagrario, nos ofrece su amistad y diálogo permanente.

       La Iglesia, para poder gozar de esta gracia y amistad permanente, ha apelado a su derecho de esposa:AEl marido no dispone de su cuerpo sino la mujer@(1Cor. 7,4) y ha decidido conservar el cuerpo del Señor junto a ella, incluso fuera de la misa, para prolongar el diálogo y la contemplación de rostro amado. Cuando los fieles vienen a orar y arrodillarse ante su presencia eucarística, nosotros hablamos de que hacen una visita al Santísimo. Sin embargo, es Él, el Cristo Eucaristía el que nos ha visitado y ha bajado desde la casa del Padre, pero sin abandonarla, porque Él ya ha llegado al final de la historia de Salvación y viene para visitarnos y ayudarnos a nosotros a conseguirlo con su presencia de amigo. Por eso no somos solo nosotros los que queremos hablarle, es Él quien tiene que decirnos muchas cosas, expresarnos y explicarnos todo su amor a los hombres, enseñarnos todo su evangelio, todos sus dichos y hechos salvadores, mostrarnos toda su vida, especialmente concentrada en este sacramento:ATomad y comed, esto es mi cuerpo que se entrega por vosotros... esta es mi sangre, sangre de la Nueva y eterna Alianza, derramada para el perdón de los pecados.@

       La Eucaristía es el memorial de su Pascua, de su pasión muerte y resurrección, de su tránsito de este mundo al Padre, y con Él de todos nosotros, que se hace presente en cada misa, para que se renueve su salvación  y luego nos alimentemos de la vida nueva y resucitada, comulgando con sus mismos sentimientos y actitudes de obediencia al Padre y salvación de los hermanos: ADestruid este templo y en tres días lo reedificaré...pero Él lo decía del templo de su cuerpo@(Jn2.19 y 21) . Éste es el fin principal de la Eucaristía, que renovamos por mandato suyo:Ahaced esto en memoria mía.@   Todos los sacramentos son vivificantes. Todos comunican la vida de Cristo bajo un aspecto u otro. Pero la Eucaristía es el sacramento de la vida y de la gracia y de la salvación, por excelencia. Es la más importante entrega de una realidad invisible hecha presente por la consagración del pan y del vino. Bajo esos signos se entrega al Padre como ofrenda redentora y nos hace partícipes a los hombres de su vida divina. La Eucaristía comporta un acto de ofrenda sacrificial, que reclama ala participación de los asistentes, en una unión total con Él, y tiene como fin la comunión, que, al darnos a Cristo como alimento, hace que asimilemos su vida porque contiene además una presencia, que exige contemplación. Ya he dicho miles de veces que no entiendo tanto amor, por muchas razones. La primera, porque yo no puedo darle nada que Él no tenga, yo no sé amar como Él, perdonar como Él, pero su corazón es así. (Señor, haz mi corazón semejante al tuyo!

       AHe venido para que tengan vida y la tengan abundante@: El sacrifico, la comunión y la presencia son los medios de expansión de su vida divina que busca impregnar de sus mismos sentimientos y actitudes toda nuestra vida y actividad, todo nuestro ser y existir, todo nuestro corazón. Esto lleva consigo, por nuestra parte, el ofrecernos con Cristo como ofrenda agradable a Dios Trino y Uno, para poder luego  participar plenamente de sus sentimientos y actitudes, por la comunión de su cuerpo ofrecido y participado por la comunión eucarística, conservado luego en el sagrario, que nos contemplación, adoración, veneración y cariño.

       Jesús vio a través de los siglos la multitud inmensa de hombres por los cuales había venido y predicado, muerto y resucitado; vio una multitud necesitada de su salvación y hambrienta también de su amistad, grandes enamorados de su persona y su obra y su salvación hechas presentes por la Eucaristía, como misa, comunión y presencia, almas amigas que suspirarían por tenerle cerca para hablarle, tocarle, escucharle. Y por todas y para todas inventó la Eucaristía y se quedó en el Sagrario. Él se quedó y está aquí para todos; desgraciadamente, por falta de fe y amor, muchos tendrán que esperar al cielo para valorar su Persona, su amistad, su verdad, su proyecto de amor.

       Nos quiere tanto, que quiere compartir con nosotros incluso las miserias y tristezas de esta vida. Los amigos son para eso. Y Jesús, sacramentado por amor,  es el mejor amigo que tenemos. ANadie ama más que el que la da la vida por el amado.@Y Él la dio y la sigue dando por todos. Quiere convivir ya con nosotros antes del encuentro y definitivo del cielo. Quiere vernos a todos en el cielo  en el abrazo eterno de Amistad con el Dios Amor, el Dios Tri-unidad, Uno y Trino. Por eso y para eso se quedó en el Sagrario. Quiere ser nuestro cielo ya en la tierra. Ha querido ser nuestro amigo; visitémosle todos los días para estar con Él,  para pedirle, para consultarle, para orientarnos, para renovarnos continuamente en su amor, en la amistad. Él ha querido ser nuestro alimento para que tengamos necesidad de Él,  como del alimento natural y así estar siempre unidos, viviendo su misma vida;  quiere comunicarnos su amor, su generosidad, su entrega a todos, quiere ser nuestro pan, para llenarnos de Dios, de su gracia y fortaleza y amor.

       Jesucristo, desde el sagrario, como muchas veces en Palestina, Bpensemos en María, Zaqueo, los necesitados, los pecadores...B  se anticipa a nosotros y nos mira con deseos de entablar diálogo:  ADijo a Natanael: yo te he visto cuando estabas debajo de la higuera@(Jn 1,48). Él quiere hablar con cada uno de nosotros, comunicarnos su amor, sus proyectos personales de amor.  Mientras caminamos hacia la ciudad celeste, hacia el templo celeste de Dios, Jesucristo vivo y resucitado en el sagrario, es el nuevo templo de la nueva alianza. El sagrario es la nueva Betania, la nueva casa de oración de los redimidos, camino de la casa del Padre, la nueva tienda de la presencia de Dios, la mejor escuela de oración, donde siempre encontramos al mejor Maestro de oración, de santidad y de vida cristiana.

 

OTRAS PRESENCIA, PERO LA MAYOR DE TODAS…

 

El deseo de Jesucristo de estar junto a nosotros, de querer ser nuestro amigo y ayudarnos es tan grande, que ha querido quedarse  presente de muchas formas entre los creyentes.  Estas presencias, lejos de menospreciar y rebajar la presencia eucarística, la subliman, porque ella es Acentro y culmen@de todas las presencias, Araíz y quicio@Afundamento@de las otras presencias. Dice el Vaticano II: A(Cristo) ....está presente en el Sacrificio de la Eucaristía, sea en la persona del ministro, «ofreciéndose ahora por ministerio de los sacerdotes el mismo que entonces se ofreció en la cruz», sea sobre todo bajo las especies eucarísticas. Está presente con su fuerza en los Sacramentos, de modo que, cuando alguien bautiza, es Cristo quien bautiza. Está presente en su Palabra, pues cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es Él quien habla. Está presente, por último, cuando la Iglesia suplica y canta salmos, el mismo que prometió: ADonde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos@(LG 7).

«...En la santísima Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, a saber, Cristo mismo, nuestra Pascua y pan vivo por su carne... vivificada y vivificante por el Espíritu Santo... Los otros sacramentos, así como todos los ministerios eclesiásticos y obras de apostolado, están íntimamente trabados con la sagrada Eucaristía y a ella se ordenan» (PO 5).

Por tanto, Cristo vive entre nosotros por su Palabra, está en la Asamblea, realiza los sacramentos,  especialmente la Eucaristía:AEl que come mi carne y bebe mi sangre está en mí y yo en él. Así como me envió mi Padre vivo y  yo vivo por mi Padre, así también el que me come vivirá por mí.@La Eucaristía nos hace a los comulgantes templos de Dios y, gracias a su Espíritu,  Amor personal del Padre y del Hijo, los que le reciban, serán morada de Dios Trino y Uno:  ASi alguno me ama, mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él.@

Esta presencia se ofrece a todos; sin embargo, para encontrarse con Él, es necesaria la fe:  ASabed que yo estoy a la puerta y llamo@(Ap 3,20). No es una presencia accesible a la carne, esto es, al hombre natural, sin la vida de gracia; sino que es un don de su Santo Espíritu; son  dones del conocimiento y de la sabiduría que Él da a los que se lo piden: AQue Cristo habite por la fe en vuestros corazones y, arraigados y fundados en la caridad, podáis comprender, en unión con todos los santos, cuál es la anchura , la longura, la altura y la profundidad y el conocer la caridad de Cristo que supera toda ciencia, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios@(Ef. 3,18-19).

El Espíritu Santo, invocado en la epíclesis de la santa Eucaristía, es el que realiza la presencia sacramental de Cristo en el pan y en el vino consagrados,  como una continuación de la Encarnación del Verbo en el seno de María. Y ese mismo Espíritu, Memoria de la Iglesia, cuando estamos en la presencia del Pan que ha consagrado y  sabe que el Padre soñó para morada y amistad con los hombres, como tienda de su presencia, ese mismo Espíritu que es la Intimidad del Consejo y del Amor de los Tres cuando  decidieron esta presencia tan total y real en Consejo trinitario, es  el mismo que nos lo recuerda ahora y abre nuestro entendimiento y, sobre todo, nuestro corazón, para que comprendamos las Escrituras y sus misterios; para que comprendamos a Dios Padre y su proyecto de amor y salvación,  al Fuego y Pasión y Potencia de Amor Personal con que lo ideó y lo realizó y sigue realizándolo en un hombre divino, Jesús de Nazaret: ATanto amó Dios al mundo que entregó a su propio Hijo@.

(Jesús, qué grande eres; qué tesoros encierras dentro de la Hostia santa; cómo te quiero y te adoro y te venero y me postro ante Ti! Ahora comprendo un poco por qué dijiste, después de realizar el misterio eucarístico: AY cuantas veces hagáis esto acordaos de mí…¡Acordaos de mí..!(Cristo bendito! no sé cómo puede uno correr en la celebración de la Eucaristía o aburrirse cuando hay tanto que recordar  y pensar y  vivir y amar y quemarse y adorar y descubrir tantas  y tantas cosas,  tantos y tantos misterios y misterios....galerías y galerías de minas y cavernas de la infinita esencia de Dios, como dice S. Juan de la Cruz del alma que ha llegado a la oración de contemplación, en la que todo es contemplar y amar más que reflexionar o meditar.

Todos sabéis, porque así lo hemos practicado muchas veces, que en la oración se empieza por rezar oraciones, reflexionar, meditar verdades; y luego, avanzando, pasamos de la oración discursiva a la afectiva, en la que uno empieza más a dialogar de amor y con amor que a dialogar con razones; empieza a sentir y a vivir más del amor que de ideas y reflexiones, para finalizar en la últimas etapas,  sólo amando:  oración de quietud, de silencio de las potencias, de transformación en Dios: AQuedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo y dejéme dejando mi cuidado, entre las azucenas olvidado.@

Yo también, como Juan, quiero aprenderlo todo de la Eucaristía, en la Eucaristía,  reclinando mi cabeza en el corazón del  Amado, de mi Cristo,  sintiendo los latidos de su corazón, escuchando directamente de Él palabras de amor, las mismas de entonces y de ahora, que sigue hablándome en cada Eucaristía. Para mí liturgia y  vida y  oración todo es lo mismo en el fondo, la liturgia es oración y vida, y la oración es liturgia.  En definitiva )no es la Eucaristía también oración y plegaria eucarística? )No es la plegaria eucarística  lo más importante de la Eucaristía, la que realiza el misterio?

Para comprender un poco todo lo que encierra el Aacordaos de mí@necesitamos una eternidad, y sólo para empezar a comprenderlo, porque el amor de Dios no tiene fin. Por eso,  cuanto más elevada es la amistad y la oración con Cristo, menos se habla y más se ama, y al final, sólo se ama y se siente uno amado por el mismo Dios infinito y trinitario del Pan Consagrado, que su Hijo predilecto y amado. Por eso el alma enamorada dirá con San Juan de la Cruz: AYa no guardo ganado ni ya tengo otro oficio, que sólo en amar es mi ejercicio...@Se acabaron los signos y las reflexiones y los trabajos de ritos y las apariencias del pan porque hemos llegado al corazón de la liturgia, que es Cristo, que viene a nosotros. Hemos llegado al corazón mismo de lo celebrado y significado. Todo lo demás fueron medios para encontrarnos con el Amado. (Qué infinita, qué hermosa, qué rica, qué profunda es la liturgia católica, siempre que trascendamos el rito, siempre que se rasgue el velo del templo, el  velo de los signos! (Cuántas cavernas, descubrimientos y sorpresas infinitas y continuas nos reserva! Parece que las ceremonias son normas, ritos, gestos externos; pero la verdad es que todo va preñado de presencia, amor y vida de Cristo y de Trinidad. Hasta aquí quiere mi madre la Iglesia que llegue cuando celebro los sacramentos, su liturgia. Ésta es la meta. Yo quisiera ayudarme de las mediaciones y amar la liturgia,  como Teresa de Jesús, porque en ellas me va la vida; pero no quedar atrapado por los signos y las mediaciones o convertirlas en fin. Yo las necesito y las quiero para encontrar al Amado, su vida y salvación, la gloria de mi Dios, sin que ellas sean lo único que descubra o lo más importante; sino que quiero estudiarlas y realizarlas sin que me esclavicen, sin que me retengan, para que me lleven al hondón, al corazón de lo celebrado, al misterio: Ay quedéme no sabiendo, toda ciencia trascendiendo.@

En cada Eucaristía, en cada comunión, en cada Sagrario Cristo sigue diciéndonos:AAcordaos de mí....@,de las ilusiones que el Padre puso en mí, soy su Hijo amado, el predilecto, no sabéis lo que me ama y las cosas y palabras que me dice con amor, en canción de Amor Personal y Eterno, me ha dicho todo y totalmente lo que es y me ama con una Palabra llena de Amor Personal que me ha hecho Hijo, en totalidad de ser y amar y existir igual a Él, al darme su paternidad y aceptar yo con el mismo Amor Personal ser su Hijo: la Filiación que con  potencia infinita de amor de Espíritu Santo me comunica y engendra. Con qué pasión de Padre me la entrega y con qué pasión de amor de Hijo yo la recibo. Todo Padre y todo Hijo en y por el Amor Personal del Espíritu Divino. No sabéis todo lo  que me dice en canciones y éxtasis de amores eternos, lo que esto significa para mí y que yo quiero comunicároslo y compartirlo como amigo con vosotros. Acordaos del Fuego de mi Dios, que ha depositado en mi corazón para vosotros, su mismo Fuego y Gozo y Espíritu; Aacordaos de mí@, de mi emoción, de mi ternura personal por vosotros, de mi amor vivo, vivo y real y verdadero que ahora siento por vosotros en este pan, por fuera pan, por dentro es mi persona amándoos hasta el extremo,  en espera silenciosa, humilde, pero quemante por vosotros, deseándoos a todos para el abrazo de amistad, para el beso personal para el que fuisteis creados y el Padre me ha dado para vosotros, tantas y tantas cosas que uno va aprendiendo luego en la Eucaristía y ante el sagrario, porque si el Espíritu Santo es la memoria del Padre y de la Iglesia, el sagrario es la memoria de Jesucristo entero y completo, desde el seno del Padre hasta Pentecostés.

SÉPTIMA MEDITACIÓN

LA PRESENCIADEDIOS ENTRE LOS HOMBRES/B: CONTINUACIÓN…

(Si no se dicen seguidas la sexta y séptima, empezar por el párrafo anterior de la 6ª)

 Queridos hermanos: Digo yo que si no será este “acordaos de mí”, este memorial de la Eucaristía, realizado por la potencia y memoria de la Cristo y de la Iglesia, que es el Espíritu Santo, no será ésta la causa de que todos los santos de todos los tiempos y tantas y tantas personas, -los verdaderamente celebrantes de la Eucaristía como misa, comunión y presencia-, hayan celebrado y sigan haciéndo despacio, recogidos, contemplando en “noticia amorosa”, “sabiduría de amor” este misterio de la Eucaristía, como si ya estuvieran en la eternidad, Arecordando@continuamente, por el Espíritu de Cristo, lo que hay dentro de la Eucaristía y del pan de la Eucaristía y de las acciones litúrgicas tan preñadas como están de recuerdos y realidades  tan hermosas y presencializadas por el mismo Cristo de siempre, de ayer y de hoy, el de Palestina y ahora triunfante en el cielo. Porque es mucho lo que hay que recordar con Cristo presente, vivir con Él de lo  que hay dentro del misterio eucarístico, más que de su exterioridad o ritos, cosa que nunca debe preocuparnos más que el interior, el corazón, el contenido, que es, en definitiva, el fin y la razón de ser de las mismas; hay que tener presente el “acordaos de mi” para vivir la Eucaristía “en espíritu y verdad”, para llegar a la verdad completa”.

 AAcordaos de mí,@recordando en Jesucristo presente, lo que dijo, lo que hace ahora presnte para todos nosotros,  lo que El deseó ardientemente, lo que soñó de amistad con nosotros y ahora, ya gozoso y consumado y resucitado puede realizarlo con cada uno de los participantes; el abrazo y el pacto de alianza nueva y eterna de amistad que firma en cada Eucaristía, aunque le hayamos ofendido y olvidado hasta lo indecible; lo que te sientes amado, querido, perdonado por Él en cada Eucaristía, en cada comunión. Digo yo... pregunto, si esto no necesita otro ritmo o deba tenerse más en cuenta..., que si no aprovecharía más  a la Iglesia y a los hombres que algunos despistes en el rito. Para Teresa de Jesús la liturgia era Cristo, amarla era amar a Cristo, por eso valoraba tanto los canales de su amor, que son los signos externos, que siempre,  bien hechos y entendidos, ayudan, pero sin quedarnos en ellos, sino llegando hasta el Acentro y culmen@,  hasta “la fuente que mana y corre,” que es Cristo. 

ACuando venga él, el Espíritu de la Verdad, os llevará a la verdad completa.@La verdad completa es la que no se queda sólo en la cabeza; sino que llega al corazón. Porque todo o mucho de lo referente a la Eucaristía, ya lo sabemos por la Teología; pero la teología no es verdad completa hasta que no se vive. La teología, los sacramentos, la liturgia, el evangelio, Cristo mismo no es verdad completa y no se comprenden si no se viven; si la liturgia, si la teología no llega al corazón, no se  vive ni quema las entrañas por la experiencia de amor, tampoco pueden llenar de hartura de la divinidad y eternidad. Por esta razón, cuando estas verdades pasan por el corazón de una madre, un padre o un sacerdote que las vive, como esas verdades han pasado por el corazón, son verdades quemantes y se quedan para toda la vida, sus señales quedan para siempre, como las quemaduras del fuego en la carne. Nuestras madres y nuestros padres no tuvieron más escuela de cristianismo ni más Biblia que el sagrario. Allí lo aprendieron todo sobre Cristo y la vida cristiana. Allí aprendieron a ser madres con amor total al esposo y hasta el heroísmo por los hijos. Necesitamos madres y sacerdotes vivientes de la Eucaristía, cristianos que la comprendan y la enseñen, porque la viven y experimentan.

Hemos de tener en cuenta que la Eucaristía y la comunión son sacramentos principales, pero duran unos minutos. Sin embargo,  Jesús quiere estar siempre junto a nosotros y precisamente como amigo, una vez que ha venido junto a nosotros, en la Encarnación y en la Eucaristía, que es una encarnación continuada. Este deseo suyo, esta presencia como amigo es aspecto  principal de la Eucaristía, no sólo continuación de los anteriores, es decir, de la Eucaristía y de la comunión, sino como condición necesaria: AArdientemente he deseado comer esta pascua....vosotros sois mis amigos... amaos los unos a los otros...@son palabras de Jesús en la Última Cena.  Y en otras ocasiones dijo: AMe quedaré con vosotros hasta el final de los tiempos.@Pero no a la fuerza o porque no hay otro remedio; sino porque quiero ser y seguir siendo amigo antes y después de la Eucaristía y la comunión.

Cuando, después de la comunión, guardamos en el sagrario el pan consagrado, podía decir el Señor: No penséis como algunos creyentes que aquí quedo inactivo, sin vida y sin actividad, como si fuera una estatua. Yo sigo amando y ofreciendo y esperando. Después de la comunión de los creyentes, cuando el sacerdote me guarda en el sagrario, algunos no piensan en lo que yo pienso en esos momentos dentro del sacramento y, sin pensar en mí y para lo que he venido y que estoy vivo  dentro de este pan, se dicen: ¿Qué vamos a hacer con este pan que ha sobrado de la Eucaristía y de la comunión? Pues lo recogemos en un cesto y lo reservamos, como en la multiplicación de los panes y los peces, en sitios, que a veces son poco dignos, poco visibles o que invitan poco a la amistad y al diálogo conmigo. Hay lugares reservados para mi presencia que no invitan al diálogo de amistad, a estar cerca y tocarnos, allá en un rincón, como si fuera un trasto más de la Iglesia, no valorando ni apreciando, como merece, mi presencia amiga, como si ese pan no fuera mi persona o ya no tuviera valor o sólo sirviera para llevar a los enfermos....

Queridos amigos, a mí, como sacerdote,  no me gusta para llevar y mantener el pan consagrado en el sagrario la palabra «reserva,»tan utilizada por la misma liturgia. No me gusta mucho ni como idea ni como  expresión, porque me suena como a sobrante, a no ser necesario ya, a conserva.... Porque la teología y la verdad de la Eucaristía es que pudo hacerse, Cristo pudo hacer, pudo imaginar una salvación de otro modo sin presencia real y verdadera suya, como afirman hermanos separados. Pero Cristo quiso quedarse expresamente con nosotros “hasta el final de los tiempos.” Quiso quedarse no sólo como sacrificio y comunión eucarística; sino en un sacramento específico, al que debemos descubrir más desde el amor de Cristo y el nuestro que desde la razón que no llega a veces a descubrir la verdad completa de los misterios.

       Es como en Pentecostés. Hasta que Cristo no vino hecho fuego y experiencia de amor y llama de amor viva, los Apóstoles no perdieron el miedo ni abrieron las puertas ni comprendieron todo lo que Jesús le había dicho. La teología debe ser sumisa y discreta y tiene que ir detrás de la fe y no hacerse dueña de ella. Debe como Juan decir con todo respeto: “Es el Señor.” Y luego dejar que el hombre completo, que es razón y corazón, vaya descubriendo el misterio, adquiriendo más luz cada día y no pensar que ya todo está conquistado por la liturgia como ciencia, cuando queda tanto por descubrir por la liturgia como experiencia. Y que luego la Teología contraste para que no haya oposición entre ambas. La liturgia  debe expresar y celebrar más y mejor la Eucaristía como sacramento de Amistad permanente, como tienda del Encuentro entre Dios y los hombres.  Yo pienso que el deseo y sentimiento y realidad de la presencia amiga y permanente del Señor entre nosotros debe estar más y mejor significada y celebrada en la Liturgia, como lo está la Eucaristía como sacrificio y comunión. 

La Eucaristíaes el sacramento de la Pascua y de la comunión del pan de la vida, porque el Señor lo instituyó en la  en la Última Cena. Pero en esa misma Cena también instituyó la Presencia Amiga, como sacramento permanente, como lo había prometido varias veces durante su vida: “No os quedaré huérfanos” “Me quedaré con vosotros hasta el final de los tiempos,” y no como resto o consecuencia del sacrificio y comunión; sino directamente querida por Él en intención y sacramento particular y concreto, no  sólo intencional o  interior o espiritualmente sino como don y gracia sacramental, es decir, como signo visible de realidades invisibles.

Pues bien, el sacramento eucarístico completo es la Eucaristía como sacrificio, comida y presencia, pero no presencia sólo para que haya sacrificio y comunión, sino para que haya amistad, como sacramento de la amistad de Dios con los hombres. La teología y la liturgia han  entendido y desarrollado siempre y perfectamente los dos primeros aspectos, y está perfectamente desarrollado en cuanto a su teología, liturgia y celebración, como podemos observar en todos los Misales y textos de teología y liturgia; sin embargo, en cuanto a la  presencia de Jesucristo como amigo no está igualmente entendido ni desarrollado teológica y litúrgicamente; sino que queda casi reducida a la presencia esencial y teologal en la consagración y comunión. Este aspecto no está desarrollado  litúrgicamente en la misma Eucaristía; aunque fuera brevemente, añadiendo algún signo o palabra que lo expresara suficientemente en la misma celebración. La liturgia tan sólo afirma que el pan consagrado se guarde en el sagrario para los enfermos y la adoración, que está bien, pero a mí me parece que esto no es suficiente.

 Y digo que esta es mi opinión, no defino; pero yo insinúo que la teología y la liturgia de la presencia eucarística se han quedado un poco cortas, y venimos un poco heridos desde los mismos textos y centros que nos han formado como  sacerdotes, porque por la historia y las controversias se desarrollaron más los aspectos de sacrificio y comunión de la Eucaristía, mientras la presencia fue siempre defendida, pero poco desarrollada en los textos de Teología y Liturgia; aunque devocionalmente hay Encíclicas o documentos oficiales preciosos. También hay que admitir que hubo épocas importantes en este aspecto, coincidiendo con personas concretas que cultivaron y predicaron esta  vivencia. La presencia de amistad de Jesucristo en la Eucaristía como don  sacramental no se ha desarrollado suficientemente,  con signos y liturgia sacramental propia y específica; sino sólo de paso y, como consecuencia, del pan que no era comido, comulgado. Yo opino que tenía que haber alguna oración o brevísima liturgia de celebración de la presencia dentro de la misma Eucaristía, porque se quedó en la mínima expresión o casi nula, mirando con excesivo respeto el Concilio de Trento a los hermanos protestante que negaban los dos misterios  celebrados desde el principio en la misma Cena: el sacrificio y la comunión. La presencia de Amistad, que fue los más largo en la Última Cena, donde el diálogo de amistad de Jesús con los suyos y con los que vendríamos después, fue largísimo y querido expresamente y celebrado litúrgicamente. Ahora todavía somos herederos de la presencia real, verdadera, substancial… de Cristo en la Eucaristía, pero de la Presencia amiga, o presencia como amistad se ha desarrollado poco en la Teología, quitando algún teólogo vivencial y eucarístico.

       Pasa igual con el Espíritu Santo. Es otra paradoja de la vida de la Iglesia. Resulta que según Cristo estamos en la economía del Espíritu Divino. Según el proyecto del Padre, Jesús ha terminado su misión y Él tiene que irse para que venga el Espíritu Santo, que nos ha de llevar a los Apóstoles y a la Iglesia hasta la verdad completa. Y los Apóstoles no lo comprenden y hasta se ponen tristes, cuando Jesús les dice: “Porque os he dicho esto os habéis puesto tristes, pero os digo la verdad, os conviene que yo me vaya, porque si yo no me voy, no viene a vosotros el Espíritu Santo, pero si me voy, os lo enviaré…Él os llevará hasta la verdad completa.” Tenía que irse de una forma para venir de otra: “Me voy pero volveré.”Y vino el mismo Cristo; pero hecho fuego y experiencia viva de Dios en sus corazones, no sólo en sus cabezas y en sus ojos, y lo comprendieron todo desde dentro, desde el amor y abrieron todos los cerrojos y cumplieron el mandato de Cristo de predicar y todos entendían; aunque eran de diversas lenguas y culturas.

       Queridos amigos, ahora estamos en la economía de la Iglesia, del Espíritu Santo. Y cuando yo estudié no había tratado de Pneumatología y aún hoy día, el Espíritu Santo es un apéndice de la teología, y como formamos según nos forman, por eso luego nuestra vida religiosa, nuestra piedad, la que vivimos y enseñamos, nuestro diálogo y oración, nuestra predicación es bipolar: Padre e Hijo. Yo estudié a Lercher, de los mejores textos de la época y sólo dimos dos o tres tesis de Espíritu Santo en el tratado de “Deo Uno et Trino, creante y elevante.” Allí empezábamos por el Deus inefabílis, Unicus, Unus… Por eso creo que seguimos necesitando que el Espíritu Santo venga en llamaradas fuertes  de fe viva y amor sobre las cabezas de los teólogos y liturgistas, “porque el Espíritu Santo  ha sido derramado en nuestros corazones.” Es sintomático que en la vida de los que han subido hasta metas altas no sólo de vida “cristiana,” de vida de Cristo, sino de vida “espiritual,” de vida según el Espíritu, aparezca poco a poco el Espíritu Santo como supremo maestro y director de almas y ya no desaparezca jamás de sus vidas, y desde entonces hasta la eternidad todo será en Espíritu Santo, en Amor Personal del Padre al Hijo y de los hijos en el  Hijo al Padre por su mismo Espíritu, que nos hace exclamar admirados y desbordados de amor: “Abba,” papá Dios. 

       “Le conoceréis porque permanece en vosotros.” Quizás esta sea la dificultad mayor: a la verdad completa, al Espíritu Santo no se le puede conocer por palabras, obras y milagros, sino por amor, sólo por amor, “porque permanece en vosotros,” en vuestro corazón, esto es, cuando las  palabras y gestos se hacen experiencia de fuego y amor, cuando Cristo, la Eucaristía, el Espíritu Santo no es concepto sino llama de amor vida, entonces se entienden y viven y comprenden estos misterios.

       En la Eucaristía, ante el Sagrario, es el Espíritu de Cristo, memoria de Dios, quien me recuerda en el “acordaos de mi” todos los dichos y hechos salvadores de Cristo, pero haciéndolos presentes en mi corazón; hace memorial, hace presente en mi espíritu las palabras, los sentimientos y las emociones de Cristo: A..De nuevo volveré y os llevaré conmigo...@, ANo os dejaré  huérfanos, volveré a vosotros@. AComo el Padre me amó, yo también os he amado; permaneced en mi amor@, AYa no os llamo siervos, os llamo amigos@AMuchas cosas tengo aún que deciros, mas no podéis llevarlas ahora; pero cuando viniere Aquél, el Espíritu de verdad, os guiará hacia la verdad  completa, porque no hablará de sí mismo, sino que hablará lo que oyere y os comunicará las cosa venideras@. A... Pero de nuevo os veré, y se alegrará vuestro corazón, y nadie será capaz de quitaros vuestra alegríaA. APero no ruego sólo por estos sino por cuantos crean en mi por su palabra, para que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mi y yo en tí,  para que también ellos sean  en nosotros y el mundo crea que tú me has enviado@. APadre, lo que tú me has dado, quiero que donde esté yo estén ellos también conmigo, para que vean mi gloria, que tú me has dado, porque me amaste antes de la creación del mundo@“Porque os dicho estas cosas,os habéis puesto tristes... pero volveré y ya nadie os podrá quitar vuestro gozo...Padre, no sólo ruego por estos, sino por los que creerán en tu nombre@

ADijo Jesús: Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre....hijitos  míos, amaos los unos a los otros....En la casa de mi Padre hay muchas moradas, me voy a prepararos sitio....Os tomaré conmigo para que donde yo estoy estéis también vosotros...si me conocéis, conoceréis también a mi Padre...Felipe )no crees que yo estoy en el Padre y el Padre en mí? Pero vosotros me veréis porque yo vivo y vosotros viviréis...En aquel día conoceréis que yo estoy en mi Padre...Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él y en él haremos morada...Yo soy la vid, vosotros los sarmientos...Como el Padre me amó, yo también os he amado, permaneced en mi amor....Vosotros sois mis amigos,  porque todo lo que oí de mi Padre os lo he dado a conocer....Padre, glorifica a tu Hijo, para que el Hijo te glorifique... Ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo.... Padre santo, guarda en tu nombre estos que me has dado, para que sean uno como nosotros... (Jn17).

Cristo se hace presente para hacer presente su pascua y salvarnos, comiendo su carne resucitada, llena de la nueva vida; pero también se hace presente para permanecer  en el sagrario, como presencia de amistad, ofrecida a todos los hombres. Es precisamente esa presencia de Amistad, ese amor de Cristo amigo, sentido hasta el extremo y por obediencia al Padre, que “tanto amó al mundo que le entregó su Hijo Unigénito, para que no perezca ninguno de los que creen en É;” fue este amor de Espíritu Santo, encarnado en el Hijo, por la potencia de ese mismo Amor Divino del Padre y del Hijo en la Palabra pronunciada por amor eterno en el Padre en la que el Padre se dice a sí mismo en Palabra cantada en amor y que la dice y pronuncia también para nosotros en el Hijo amado, fue esa Palabra dicha con amor y en carne humana para el hombre, fue ese Hijo encarnado el que primero estuvo y tiene que estar presente para luego, desde ese amor presente a los hombres ya, aún antes de la pascua eucarística, hacerse sacerdote y víctima de su propia ofrenda al Padre por los hombres y luego, desde ese amor primero, permanecer para siempre, porque para eso vino, como amistad salvadora de la Trinidad ofrecida a todos los hombres.

Por eso, si se ha celebrado bien, si la eucaristía ha sido completa, algo habrá que decirle y adorarle y besarle despacio a este Cristo en la misma celebración eucarística, para                          celebrar esa amistad; algo habrá que decirle también en la comunión y algo luego también, cuando pasemos, una vez que hemos ofrecido y comulgado, junto a su presencia amiga y continuada en el Sagrario. Y cuantas veces hagáis esto, acordaos de mí.@(Señor! pues a ver si les insinúas algo de esto sobre todo  a los que corren tanto que no te dan tregua a decirnos casi nada de amistad y muchas veces, por la forma y el modo, no te dejan consagrar emocionado y despacio y decir lo que tienes y quiere decirnos, porque todo es correr y correr, casi sin entender bien lo que  celebran; pero como de todo tiene que haber en la viña del Señor,  también hay hermanos y amigos que dicen lo contrario, que por qué tan despacio esto o lo otro, que guardar mejor el ritmo...etc.

Es que como me gusta tanto esta miel de la Eucaristía y este sabor de vino profundo de las bodas de Cristo y de los pactos de amistad con Dios que Él me brinda, a veces me paso ratos y ratos repasando la teología y la liturgia que me enseñaron o actual, y al degustar con los labios y la lengua gustativa de ahora este vino tan sabroso, encuentro  nuevos matices y sabores de vino viejo y de pan  reciente de Eucaristía recién celebrada y  no siempre coinciden doctrinas y sabores. Y esto sólo en cuarenta años.

Había que hacer la liturgia y la teología no solo de rodillas, que ya es un paso importante y obligado para todo verdadero teólogo;  sino habiéndola gustado, esto es, bebiendo siempre este vino viejo de amor eterno de mil sabores de amor y amistad y este pan tan reciente de cada día del horno y corazón eucarístico, que tanto quema y ha quemado a los santos de todos los tiempos, -ninguno que no fuera eucarístico-, y a nuestros padres y mayores, que no tuvieron más clases de  teología y Biblia y liturgia que el sagrario y allí lo aprendieron todo, uniendo la Eucaristía en latín de las siete de la mañana con la liturgia larga de la visita de amistad al Señor en el sagrario por la tarde.

OCTAVA MEDITACIÓN

 

LA PRESENCIADEDIOS ENTRE LOS HOMBRES/C: (CONTINUACIÓN)

 

 AYo soy la vid y vosotros los sarmientos@, y los sarmientos están siempre  unidos a la vid, porque de otra forma mueren y se secan:ASin mí no podéis hacer nada...@Eucaristía, Afonte que mana y corre@, vid, sagrario.... son para un cristiano realidades que se complementan e ilustran entre sí: la comunidad después de celebrar la Eucaristía y después de comer el pan, debe permanecer ya siempre unida con Cristo y entre sí como sarmientos a la vid, que es la misma persona de Cristo, que les alimenta en pascua, comunión y amistad personal con Él permanente en vida de casados, solteros, sacerdotes....Es claro que Cristo ha querido quedarse en los sagrarios de la tierra como centro de vida y de caridad en medio de cada comunidad cristiana, como fuente de vida que mana y corre, aunque es noche, por la fe. Me gustaría ser pintor, para plantar la viña, que es Cristo, en un Sagrario, y desde allí, por la puerta abierta, pintar unidos a la Vid Eucarística, todos los sarmientos de la Iglesia, que son los cristianos, los creyentes en Cristo Eucaristía.

       La Hostia presente en cada sagrario nos invita a nosotros a ser hostia, a ofrecernos al Padre, a adorarle, a cumplir su voluntad. La Hostia presente en cada sagrario es pan, comida, que nos invita a seguir comiendo Dios, infinitud, vida divina y a ser comidos por Él en sus mismos sentimientos de generosidad, caridad y servicio permanente como El. Este es el sentido de los signos sacramentales, significar y hacer lo que significan, traer, encarnar, acercar al mismo Dios al hombre, a nuestras personas y actividades, a nuestro mundo concreto.

La Hostiapresente en el Sagrario, como sacramento de amistad, nos invita a comprender la verdad del amor de Dios al hombre por esta encarnación continuada, signo y presencia de su amor perpetuo, presencia amorosa del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo en atardeceres del paraíso. Por eso, cuando entramos en una Iglesia católica, nuestros ojos espontáneamente van hacia la Hostia santa, a la persona de Cristo Eucaristía, al Amigo por excelencia, al Sacramentado por Amor a los hombres, que nos mira y  siempre está en casa esperándonos.

 Por eso, me gusta que esté en un sitio visible, porque Él es el Señor del templo, el verdadero Templo reconstruido y vivo. Yo nunca me quedo mirando y cantando @la puerta del sagrario quién la pudiera abrir@como cantábamos en el seminario. Yo la abro y me meto en la Hostia Santa, la Morada de Dios más real en la tierra  para cada uno de nosotros. 

Por eso lo digo con toda sinceridad, no tengo ninguna envidia a los Apóstoles que le vieron materialmente a Jesucristo en Palestina; no me gustan mucho las Aapariciones@, aunque sea en personas santas y no voy a profundizar en esta materia, para no hacer dudar de algunas hagiografías. Sólo digo que todas las apariciones de Cristo resucitado no fueron suficientes para que los Apóstoles conocieran el misterio de Cristo y fue necesario Pentecostés, ese mismo Cristo hecho fuego en su corazón.

Lo único que quiero es que Él, mejor dicho, su mismo Espíritu de Amor Personal a su Padre venga a mí y me aumente la fe y el amor, porque yo no puedo hacerlo ni sé ni comprendo todo esto que a veces siento, y que también ya, por otra parte, ni sé ni quiero vivir sin Él: (Eucaristía divina, Tú lo has dado todo por mí, con amor extremo, hasta dar la vida! ¡También yo quiero darlo todo por Ti! Porque para mí Tú lo eres todo, yo quiero que los seas todo. ¡Jesucristo Eucaristía, Yo creo en Ti! ¡Jesucristo Eucaristía, yo confío en Ti! ¡Jesucristo Eucaristía, Tú eres el Hijo de Dios!

El Cristo que yo quiero es el que los Apóstoles contemplaron después de Pentecostés, cuando ya no le veían históricamente, ese que les quemó el corazón con fuego de  Espíritu Santo, y les  robó el corazón y les puso fuego en su torpe cabeza y pensamientos egoístas y les hizo hablar  las lenguas del amor a Dios y a los hombres y que todos entendieron y seguimos entendiendo a través de los siglos,  y  ya no pudieron callarse y fueron profetas verdaderos sin miedo ya a morir, únicamente  pendientes de agradar y obedecer a Dios más que a los hombres.

Con el Cristo externo, visible, autor de milagros incluso, hecho sólo Teología,  pero no hecho fuego de Pentecostés, de experiencia verdadera de Dios y de su amor infinito, siguieron teniendo  miedo, le abandonaron....y aún viéndole incluso resucitado, siguieron  con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Yo quiero el Cristo experimentado por Pablo: APara mí la vida es Cristo... no quiero saber más que mi Cristo y este crucificado...@;yo quiero sentir y vivir el Cristo de los místicos verdaderos.

La fe eucarística es la palabra que hace presente a Cristo en ambiente de cena de despedida y de reencuentro resucitado de perdón y amistad: APaz a vosotros.@La fe eucarística es la mano que alarga el pan de vida eterna para comerlo, es la boca que lo recibe en respuesta a la invitación del Señor: ATomad y comed@, es la puerta que se abre, porque es Cristo quien llama y abre la puerta Apara cenar con el discípulo@(Ap3,20),  para vivir su presencia en amistad, en conocimiento y amor mutuos. Los ojos de los discípulos de Emaús no se abrieron por sí mismos, sus ojos Afueron abiertos@según la versión griega de Lc. 14,31.

Nosotros no podemos ni sabemos y, al principio, por falta de ojos limpios,  ni queremos... Sólo Cristo, sólo Cristo por la fe y la fe es don de Dios. Nosotros la recibimos y podemos pedirla; pero no fabricarla  ni merecerla, porque es divina, es el conocimiento que Dios tiene de sí mismo y de su  proyecto de Salvación y, al ser de Dios, nos desborda, es don gratuito e infinito.

Estoy hablando de la fe, del conocimiento que Dios tiene de Sí mismo y de su esencia e intimidad, que me desbordan y se convierten en misterios porque mi capacidad es limitada. Necesito que me capacite para este conocimiento y eso solamente lo realiza la gracia, que es vida y conocimiento y amor de Dios en sí mismo. Así lo piensa S. Juan de la Cruz. De ahí la necesidad de noches y purificaciones para prepararme; aunque nunca comprenderé como Dios se comprende, ni siquiera en la eternidad; aunque allí el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, los Tres me lo expliquen  mejor y con más detalles, en el Sacramento Trinitario del amor y de la amistad eterna, con su misma Palabra y con su mismo Amor Personal, o si queréis, con Única Palabra Completa y Total del Padre cantada con Amor de Espíritu Santo al Hijo, que en eco total y eterno la recibe y la acepta infinitamente, totalmente, por la potencia del mismo Espíritu de Amor, que los hace Padre e Hijo, canturreada por el Padre y en eco eterno de amor repetida y aceptada por el Hijo en un acto eterno de Amor esencial, que es Espíritu Santo, que es la esencia del Dios Trino y Uno, porque “Dios es Amor,” su esencia es amar y si Dios dejase de amar y amarse, dejaría de existir, de ser Tri-unidad, de ser Tres en Unidad de Ser, que es Amor. Dios no puede dejar de ser Padre lleno de amor, no puede dejar de perdonar al hombre, creado gratuitamente porque ha querido hacerle partícipe de su mismo Amor y Palabra, en la que contempla todo su Ser, desde el amanecer de su existir. Por eso, no puede dejar de ser Padre, que pronuncia para Sí y para nosotros de Palabra en la que se dice y nos dice todo su Amor, todo lo que nos ama en su mismo Amor, que es Espíritu Santo.

Por eso, como “Dios es amor,” esa es su esencia y el Padre no puede dejar de ser Padre, de estar engendrando con amor y felicidad al Hijo que le hace al Padre ser Padre y feliz eternamente, porque es su vida, su paternidad, porque le ama como es amado por el mismo Amor Personal y Esencial, que es Espíritu Santo.

Allí, en el altar del cielo, ya no celebraremos la Eucaristía como pascua, porque ya hemos llegado a la tierra  prometida, a  la meta y no habrá más pascua, porque ya no habrá más paso ni más tránsito, porque hemos llegado al final del proyecto, al esjatón, a lo Último, a Dios en su Ser primero y último y único; allí no habrá más Eucaristía como viático de eternidad, como comida y  alimento del pan para la vida eterna, porque hemos llegado a Vida Eterna, porque los peregrinos  ya han conseguido llegar al corazón amigo del Dios Uno y Trino, que tanto me amó que entregó su vida, que era su Hijo, para que yo pudiera tenerla eterna en su misma intimidad y esencia divina.       Todos los medios y signos terrestres ya han pasado, fueron provisionales: el templo, el sacerdocio, la pascua, la comida, la liturgia, los sacramentos, hasta la misma Eucaristía: AAquí no tenemos ciudad permanente, sino que andamos en busca de la futura@(Hb 13,14). A(Que deseables son tus moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma se consume y anhela los atrios del Señor, mi corazón y mi carne retozan por el Dios vivo.@

 La Eucaristía es la presencia corporal de Cristo, del evangelio entero y completo, de la fuente de gracia de todos los sacramentos, de todos los misterios de Dios para con nosotros, de toda la Salvación y del esjatón final anticipado y metido como cuña en el tiempo: AAnunciamos tu muerte, proclamamos tu resurrección, ven, Señor Jesús.@La Eucaristía es la presencia más presencia corporal del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo en la tierra por el Hijo Amado. Y todo por amor total en amistad de Dios con los hombres. La Eucaristía como Eucaristía, como comunión y como sagrario siempre será presencia de amistad y de amor hasta el extremo: A.... mientras la Eucaristía es conservada en nuestras iglesias y oratorios, Cristo es verdaderamente el Enmanuel, es decir, Dios con nosotros... Habita con nosotros lleno de gracia y de verdad, ordena las costumbres, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles...@(Mysterium fidei 67).

El diálogo eucarístico se dirige siempre, a través del signo, a la persona misma de Cristo celeste y pascual, vivo y resucitado, el único que existe, porque la Eucaristía es el pan escatológico, el banquete del reino de Dios, su explicación y parábola más bella y que en lenguaje vulgar llamamos cielo; el sagrario es la amistad del cielo, querida y anticipada por Jesucristo en la Eucaristía para su Iglesia peregrina, cuya Aciudad se encuentra en los cielos@(Flp 3,20). Es el banquete donde  la amistad es condición indispensable y esto no hay que olvidarlo nunca para ver y analizar cómo y para qué comulgamos y celebramos, y aquí está la clave para entender plenamente  la Eucaristía, sobre todo, los frutos de la comunión y de la Eucaristía.

La amistad, mejor, el deseo de amistad es indispensable y se celebra y aumenta,  como en toda comida. Aquí es donde mejor y más se alimenta la  intimidad mutua de Cristo con los suyos y de los suyos con Dios Uno y Trino, y la posibilidad de amarse mutuamente sin medida. La Eucaristía, el sagrario es siempre un libro silencioso pero abierto permanentemente para leer las cosas del amor divino, sea cual sea el lugar y el rincón que ocupe en la iglesia; el sagrario es Cristo Eucaristía, el mejor maestro de oración, santidad y vida cristiana; es Dios mismo cercano, amigo y confidente, es nuestro Dios Trino y Uno con los brazos abiertos a la intimidad y a la amistad con el  hombre por el Hijo  Amado: Jesucristo vivo, vivo y resucitado.

Toda la liturgia de la tierra termina en la liturgia del Apocalipsis, allí ya será y está el fin y la síntesis de todo y de todos que es Dios, que es la Amistad eterna con el Eterno, nuestro Dios Trino y Uno, es decir, Dios Amor-Amistad en diálogo infinito con los Tres y con todos en el Todo del Círculo Trinitario y allí y eternamente celebraremos en visión celeste de gloria esta Amistad soñada por Dios desde el amor más gratuito que nunca el hombre pudo soñar y que por eso mismo le cuesta creer y comprender: “En esto consiste el amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él no amó primero…” ; amistad celebrada como anticipo en la Eucaristía y  añorada en plenitud desde la fe, la esperanza y el amor, virtudes sobrenaturales que nos unen directamente con Dios durante el peregrinaje.

       El autor del Apocalipsis contempla el evento escatológico como una solemne liturgia celeste, celebrada por los ángeles y santos, llena de luz y de cantos y de gloria. El canto del Aleluya expresa el gozo de todos aquellos, que habiéndose mantenido fieles hasta el final, han sido invitados a la cena nupcial delACordero degollado, el Viviente, que estuvo entre los muertos pero ahora vive para siempre@. Es el símbolo de la plena y beatífica comunión con el Dios Trino y Uno. Hasta allí me llevó la pascua de la Eucaristía, la comida del pan de la vida eterna, la presencia amiga del Sagrario, puerta del cielo, en la «que se nos da la prenda de la gloria futura»: «et futurae gloriae pignus datur@».

       A¡Oh Jesús, mi dulce recuerdo, que das los verdaderos gozos del corazón! Tu presencia es más dulce que la miel y que todas las cosas.

No se puede cantar nada más suave, ni oir nada con más júbilo, ni  pensar nada más dulce, que Jesús, el Hijo de Dios.

Jesús, Tú eres la esperanza para los arrepentidos,  qué generoso para los que te suplican,  cuán bueno para todos los que te buscan y qué decir para los que te encuentran.

Ni la lengua sabe decir ni la letra puede expresar lo que es amar a Jesús; sólo puede saberlo el que lo experimenta.

Jesús, que seas Tú siempre nuestro gozo, nuestro último premio; que seas Tú nuestra gloria por todos los siglos. Amén».

        No puedo olvidar en estos momentos a la que fue la primeratienda de la Presencia de Dios en la tierra, el arca de la Alianza Nueva y Eterna, el primer sagrario de Cristo en la tierra, la madre de la Eucaristía: María, la hermosa Nazaretana, la Virgen bella, la Madre del Verbo de Dios hecho carne, la Virgen del Sagrario, ¡Madre del alma, cuánto me quieres, cuánto te quiero! ¡Gracias por haberme llevado a tu Hijo Eucaristía! ¡Gracias por querer ser mi madre! ¡Mi Madre y mi Modelo! ¡Gracias!. Desde aquí mi beso más filial y  el agradecimiento más sincero: ADios ha puesto en tí, oh Virgen, su tienda como en un cielo puro y resplandeciente. Saldrá de ti como el esposo de su alcoba e, imitando el recorrido del sol, recorrerá en su vida el camino de la futura salvación para todos los vivientes, y extendiéndose de un extremo a otro del cielo, llenará con calor divino y vivificante todas las cosas@(S.Sofronio, Sermón 2, PG3, 3242,3250).

Visto 274 veces