RETIRO AÑO SACERDOTAL A

ES MUY INTERESANTE PARA UN RETIRO ESPIRITUAL: 1ª MEDITACIÓN LO QUE MÁS ME GUSTE DE ESTE DOCUMENTO, AUNQUE LA VERDAD ES QUE HAY PARA DOS MEDITACIÓN; ; 2ª meditación: el tema mío de la necesidad de la oración; 3ª meditación: la oración eucarística

Conferencia Episcopal Española

Mensaje a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal

XCIV Asamblea Plenaria

58

Editorial EDICE · Madrid 2009

Madrid, 27 de noviembre de 2009

 

Índice

1. «Vosotros sois mis amigos» (Jn 15, 14) ............................. 10

2. «Se la carga sobre los hombros, muy contento» (Lc 15, 5)... 14

3. Queridos sacerdotes: «Cristo nos necesita»........................ 18

 

Queridos hermanos sacerdotes:

Reunidos en Asamblea Plenaria en el Año Sacerdotal, los

obispos os recordamos en nuestra oración y damos gracias a

Dios por todos vosotros: por el don de vuestra vocación, que es

regalo del Señor, y por vuestra tarea, respuesta en fidelidad.

Una fidelidad que manifestáis a diario con el testimonio de

vuestra vida y con la dedicación de cada uno al anuncio del

Evangelio, a la edificación de la Iglesia en la administración de

los Sacramentos y al servicio permanente de los hombres y

mujeres de nuestro tiempo. Damos gracias al Señor, porque

seguís con la mano puesta en el arado, a pesar de la dureza de

la tierra y de la inclemencia del tiempo.

Esperamos que este Año Sacerdotal produzca abundantes

frutos en consonancia con los objetivos propuestos por el Papa

Benedicto XVI: «Promover el compromiso de renovación interior

de todos los sacerdotes, para que su testimonio evangélico

en el mundo de hoy sea más intenso e incisivo»; «favorecer la

tensión de los sacerdotes hacia la perfección espiritual, de la

cual depende sobre todo la eficacia de su ministerio»; «para

hacer que se perciba cada vez más la importancia del papel y

de la misión del sacerdote en la Iglesia y en la sociedad contemporánea

»1.

En nuestra Asamblea hemos reflexionado y dialogado sobre la

vida y el ministerio de los presbíteros en España, deseosos de

seguir buscando juntos, con la ayuda del Espíritu Santo, las

actuaciones pastorales necesarias que respondan a las diversas

situaciones que nos afectan a los obispos y presbíteros como pastores

de la Iglesia.

Más que una enseñanza completa sobre nuestro ministerio,

queremos ofreceros un mensaje de esperanza con la invitación

a que volváis de nuevo a la abundante doctrina sobre el sacerdocio

que nos ofrecen el Concilio, el Magisterio Pontificio y los

documentos de la Conferencia Episcopal. Os invitamos a leerlos

y meditarlos de nuevo y, sobre todo, a llevarlos a la vida.

 

 

1. «Vosotros sois mis amigos»

(Jn 15, 14)

Estamos convencidos, y también vosotros, de que nuestra vida

y ministerio se fundamentan en nuestra relación personal e íntima

con Cristo, que nos hace partícipes de su sacerdocio. Esta vinculación

Jesús la sitúa en el ámbito de la amistad: «Vosotros sois

mis amigos», nos dice.

Hoy escuchamos estas mismas palabras. La iniciativa partió de

Él. Fue Jesús quien nos eligió como amigos y es en clave de amistad

como entiende nuestra vocación. Llamó a los apóstoles «para

1 Cf. BENEDICTO XVI, Carta para la Convocatoria del Año Sacerdotal (16 de junio de

2009), y Discurso a la Congregación para el Clero (16 de marzo de 2009).

estar con Él y enviarlos a predicar» (Mc 3, 14). Lo primero fue

«estar con Él», convivir con Él, para conocerle de cerca, no de

oídas. Él les abrió el corazón. Como amigo, nada les ocultó. Ellos

pudieron conocer, incluso, su debilidad, su cansancio, su sed, su

sueño, su dolor por la ingratitud o por el rechazo abierto, el miedo

en su agonía... Conocerle a Él, en esta experiencia de amistad,

supera todo conocimiento, afirma san Pablo (cf. Flp 3, 8-9).

Esta amistad, nacida de Jesús y ofrecida gratuitamente, es un

don valioso y espléndido. Es una experiencia deseada y generadora

de «vida y vida abundante». Lo primero es conocerle y

amarle personalmente. El conocimiento y el amor nos hacen testigos:

«Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo

que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron

nuestras manos acerca de la Palabra de vida, […] os lo anunciamos,

para que también vosotros estéis en comunión con nosotros.

Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su

Hijo Jesucristo. Os escribimos esto para que vuestro gozo sea

completo» (1 Jn 1, 3-5).

El Señor nos envía a «ser sus testigos». En la Evangelii nuntiandi

leemos que el mundo de hoy atiende más a los testigos que

a los maestros, y que, si atiende a los maestros, es porque son testigos2.

Con la fuerza del Espíritu Santo, los apóstoles confesarán

después de la Pascua: «Somos testigos» (Hch 3, 15). También

nuestro mundo necesita hoy que los sacerdotes salgamos a su

encuentro diciendo «somos testigos», «lo que hemos visto y oído

os lo anunciamos». La fuente de este anuncio está en la intimidad

con Jesús: «El mundo exige a los evangelizadores que le hablen

de un Dios a quien ellos mismos conocen y tratan familiarmente,

como si estuvieran viendo al Invisible»3.

11

2 Cf. PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 41.

3 PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 76.

«VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS» (Jn 15, 14)

El Santo Padre, en la Carta de convocatoria del Año Sacerdotal,

nos invita a «perseverar en nuestra vocación de amigos de

Cristo, llamados personalmente, elegidos y enviados por Él».

Una clave fundamental para vivir este Año Sacerdotal ha de ser

«renovar el carisma recibido», lo que implica «fortalecer la

amistad con el amigo». En la homilía de la Misa Crismal de

2006, nos decía el Papa: «Ya no os llamo siervos, sino amigos:

en estas palabras se podría ver incluso la institución del sacerdocio.

El Señor nos hace sus amigos: nos encomienda todo; nos

encomienda a sí mismo, de forma que podamos hablar con su

“yo”, “in persona Christi capitis”. ¡Qué confianza! Verdaderamente

se ha puesto en nuestras manos… Ya no os llamo siervos,

sino amigos. Este es el significado profundo del ser sacerdote:

llegar a ser amigo de Jesucristo. Por esta amistad debemos comprometernos

cada día de nuevo».

El trato con el Señor tiene un nombre, dice el Papa: la oración,

«el monte de la oración». «Sólo así se desarrolla la amistad…».

Queridos sacerdotes: «sólo así podremos desempeñar nuestro

ministerio; sólo así podremos llevar a Cristo y a su Evangelio a los

hombres». La expresión del Papa es rotunda: la oración del sacerdote

es acción prioritaria de su ministerio. «El sacerdote debe ser,

ante todo, un hombre de oración», como lo fue Jesús. Esta oración

sacerdotal nuestra es, a la vez, una de las fuentes de santificación

de nuestro pueblo. Lo expresamos mediante la Liturgia de las

Horas que se nos encomendó el día de nuestra ordenación diaconal.

Esto fue lo que vivió el santo Cura de Ars con las largas horas

de oración que hacía ante el sagrario de su parroquia.

«Amistad significa también comunión de pensamiento y de

voluntad»4. El poder de la amistad es unitivo. Los primeros cris-

12

MENSAJE A LOS SACERDOTES CON MOTIVO DEL AÑO SACERDOTAL

4 BENEDICTO XVI, Homilía de la Misa Crismal de 2006.

tianos hablaban de «tener los sentimientos de Cristo», que se asimilan

con el trato, la escucha, el amor. Nos acreditamos como

sacerdotes en la amistad e intimidad con Jesús. Él nos comunica

sus sentimientos de Buen Pastor. Esta realidad no se vive, no se

disfruta de modo inconsciente o rutinario, sino con el esfuerzo

necesario, con la esperanza en Él, con su gracia y con ilusión

compartida.

Esta amistad es expresión de la fidelidad de Dios para con su

pueblo y reclama nuestra fidelidad, que es una nota del amor

verdadero. La fidelidad brota espontánea y fresca de la amistad

sincera. En la fidelidad el primero es el otro. Nosotros somos

sacerdotes por la amistad indecible de Jesús, una amistad que

exige gratitud y reconocimiento de su señorío: escucharle, no

ocultarlo, transparentarlo, darle siempre el protagonismo. Él ha

de crecer y nosotros menguar. La fidelidad reclama, a la vez,

perseverancia, porque la fidelidad es el amor que resiste el desgaste

del tiempo.

Somos conscientes de que esta amistad, núcleo de nuestra

vida y ministerio, «es tesoro en vasijas de barro» (2 Cor 4, 7);

reconocemos nuestras fragilidades y pecados; nuestras manos

son humanas y débiles. Sin embargo, confesamos con María,

nuestra Señora, que en los pobres y débiles Dios sigue haciendo

obras grandes.

Queridos sacerdotes: el Año Sacerdotal es una ocasión propicia

para agradecer, profundizar y dar testimonio de nuestra amistad

con Jesús, y repetir con el salmista: «Me ha tocado un lote

hermoso, me encanta mi heredad» (Sal 16). Y no olvidemos que

la satisfacción y alegría por el ministerio sacerdotal es una clave

fundamental de la pastoral vocacional...

13

«VOSOTROS SOIS MIS AMIGOS» (Jn 15, 14)

2. «Se la carga sobre los hombros,

muy contento» (Lc 15, 5)

Los mismos que fueron llamados para «estar con Él» fueron

«enviados a predicar». La misión apostólica es constitutiva de la

vocación. Nuestra misión es la del propio Jesús: «Como el Padre

me envió, así os envío yo»; y ha de llevarse a cabo como lo hizo

Jesús: «Yo soy el buen pastor».

La imagen del «buen pastor», recordada y admirada en las

primeras comunidades en referencia a Cristo Resucitado y presente

en medio de su Iglesia, sirvió también para identificar a los

que en nombre de Cristo cuidaban de la comunidad cristiana:

«Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la

cual os ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear

la Iglesia de Dios» (Hch 20, 28).

La tarea del pastor es cuidar, guiar, alimentar, reunir y buscar.

Buscar es hoy especialmente necesario. Desde el seno del Padre,

el Señor vino a buscar a la humanidad perdida5. La parábola del

buen pastor da fe de ello y en la parábola del buen samaritano el

hombre apaleado en el camino representa a la humanidad caída,

ante la que, conmovido, Cristo se inclina, la cura y levanta. Él vino

a buscar a los alejados y a ofrecerles el amor de Dios. Vino a buscar

la oveja perdida y, compadecido, se la echó al hombro lleno de

alegría, como narra san Lucas. Buscó a los dos de Emaús, la

misma tarde de Pascua. Buscó a los apóstoles en su miedo y desilusión

y les regaló el soplo del Espíritu Santo. También hoy Jesús

sale cada día a buscarnos y no deja de enviarnos la fuerza de su

Espíritu, principal agente de la evangelización6.

14

MENSAJE A LOS SACERDOTES CON MOTIVO DEL AÑO SACERDOTAL

5 Cf. JUAN PABLO II, Carta apostólica Tertio millennio adveniente, 7.

6 PABLO VI, Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi, 75.

Buscar es hoy tarea del buen sacerdote. Nuestros rediles

decrecen. Las palabras «también tengo otras ovejas que no son

de este redil; también a esas las tengo que conducir» (Jn 10, 16)

siguen resonando en nuestro corazón. «Salid a buscar», decía el

rey, para celebrar la boda de su Hijo (cf. Lc 14, 21). Todos los

hombres son ovejas del rebaño que Dios ama. Por tanto,

siguiendo las huellas de Jesucristo, el pastoreo del sacerdote no

es sedentario, sino a campo abierto. Por eso nos sentimos tan

orgullosos de los sacerdotes que anuncian el Evangelio en otros

países.

Buscar es trabajo misionero. Se nos preparó a muchos, preferentemente,

para cuidar una comunidad ya constituida. Hoy, en

cambio, cuando en muchos de nosotros ha aumentado la edad,

además de cuidar la comunidad existente, el Señor nos pide

«conducir otras ovejas al redil». Es tiempo de «nueva evangelización

» y de primer anuncio en nuestro propio territorio. En esta

tarea, la comunidad y el pastor, a la vez, han de ser hoy los

misioneros. De aquí que el buen sacerdote sea consciente, y sepa

bien, en qué medida ha de apoyar a los laicos y contar con ellos.

Asimismo, ha de unir esfuerzos con los distintos carismas de la

vida consagrada. De todo ello nos habla el Papa en su Carta del

Año Sacerdotal.

Pedía el Señor, por otra parte, que el Padre no nos saque del

mundo. Los sacerdotes, como el propio Cristo, estamos en el

mundo y somos para el mundo, sin ser del mundo. Así lo pidió

Jesús al Padre en la última cena con los apóstoles. La Iglesia está

plantada en el mundo y es para los hombres, pero no es del

mundo. Así somos los pastores. Y aprendemos de Jesús que:

«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único… Porque

Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo,

sino para que el mundo se salve por Él» (Jn 4, 16-17). Esta

15

«SE LA CARGA SOBRE LOS HOMBROS, MUY CONTENTO» (Lc 15, 5)

misión, en muchas ocasiones, es dolorosa para nosotros por las

circunstancias en que la hemos de realizar, y esto nos une a la

Cruz de Nuestro Señor Jesucristo. Confiando en la palabra de

Cristo, recordamos en los momentos de dolor que el Señor prometió

la bienaventuranza a los perseguidos, a los que sufren, a

los que lloran.

Sabemos que somos instrumento sacramental de la acción

salvadora de Cristo, y en consecuencia hemos de ser con nuestra

vida transparencia del amor de Dios que salva al mundo amando

a los hermanos. La respuesta diaria de Dios a un mundo alejado,

de espaldas a su amor, es seguir enviando a su Hijo Único

para salvarlo. Esto se realiza de modo pleno en la celebración de

la Eucaristía, en la que el Hijo se ofrece al Padre por la salvación

del mundo. Testigos excepcionales de ello somos los sacerdotes,

no sólo con la celebración litúrgica, sino haciendo de nuestra

vida, «por Cristo, con Él y Él», una ofrenda permanente. Dice el

Papa, citando al santo Cura de Ars: «Siempre que celebraba

tenía la costumbre de ofrecer también la propia vida como sacrificio:

¡cómo aprovecha a un sacerdote ofrecerse a Dios en sacrificio

todas las mañanas!»7.

Queremos compartir con vosotros que el corazón del sacerdote

que fija la mirada en Jesús está lleno de amor, amor que tiene

un nombre extraordinario: misericordia. San Lucas pone nuestra

perfección en ser «misericordiosos», como el Padre lo es. Y

comentaba el Papa Juan Pablo II que «fuera de la misericordia

de Dios, no existe otra fuente de esperanza para la humanidad»8.

Si esto es así, el futuro del mundo pasa por la misericordia de

Dios, de la que nosotros somos ministros, especialmente en el

16

MENSAJE A LOS SACERDOTES CON MOTIVO DEL AÑO SACERDOTAL

7 BENEDICTO XVI, Carta para el Año Sacerdotal.

8 BENEDICTO XVI, Homilía en la consagración del Santuario de la Divina Misericordia

(17 de agosto de 2002).

sacramento de la Reconciliación. Nosotros hemos de recibir frecuentemente

en este sacramento el perdón y la misericordia de

Dios que nos renuevan. Regatear esfuerzos en el ejercicio de la

misericordia, tanto en la vida de cada día como en la disponibilidad

para ofrecer a otros el sacramento de la Reconciliación, es

restarle futuro al mundo. El sacerdote, como Cristo, es icono del

Padre misericordioso.

Dice san Juan que Cristo murió «para reunir en uno a los hijos

de Dios que estaban dispersos». Él es el Pastor que dio la vida

para reunir el rebaño. El sacerdote, que prolonga la misión de

Cristo, tiene también la misión esencial de «reunir», es decir, ser

ministro de comunión, hasta dar la vida si es preciso. La fidelidad

al Buen Pastor nos sitúa en la expresión suprema de la amistad:

dar la vida, ¡cuánto más el prestigio o una situación cualquiera!

Dar la vida como a diario hacéis, porque «el discípulo no

es más que su maestro».

¡Cuántas veces, como sacerdotes, tenemos que llevar la cruz

en el ministerio! Bendita Cruz de Cristo, que siempre estará presente

en nuestras vidas. Llevando la cruz participamos de un

modo especial en el ministerio.

Hoy suena igualmente con fuerza la oración de Jesús:

«Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno

en nosotros para que el mundo crea que tú me has enviado» (Jn

17, 21). Hasta cinco veces aparece esta petición en la oración

sacerdotal. La pasión por la unidad es necesaria en la vida de un

presbítero, si no quiere renunciar a su identidad de pastor.

Pasión por la unidad y por la comunión con el obispo, también

con los hermanos presbíteros, con los laicos y con las personas

de vida consagrada. Pasión por la unidad y por la comunión de

toda la Iglesia diocesana y de la Iglesia entera bajo la guía del

Sucesor de Pedro, evitando toda desafección y alejamiento.

17

«SE LA CARGA SOBRE LOS HOMBROS, MUY CONTENTO» (Lc 15, 5)

Servir hoy a la comunión es una señal clara de nuestra fidelidad

a Cristo, Buen Pastor.

Estamos llamados a vivir todo esto en el ejercicio de la caridad

pastoral, la virtud que anima y guía la vida espiritual y

ministerial del sacerdote. Con ella imitamos a Cristo, el Buen

Pastor, con ella le somos fieles y con ella unificamos nuestra

vida, amenazada de dispersión. Gracias a la caridad pastoral

nuestro ministerio, más allá de un conjunto de tareas, se convierte

en fuente privilegiada de nuestra santificación personal.

3. Queridos sacerdotes: «Cristo nos

necesita»

«Un buen pastor, un pastor según el Corazón de Dios, es el

tesoro más grande que el buen Dios puede conceder a una

parroquia, y uno de los dones más preciosos de la misericordia

divina», decía el santo Cura de Ars. Benedicto XVI, recogiendo

esta cita en su Carta con motivo del Año Sacerdotal, subraya:

«Hablaba del sacerdocio como si no fuera posible llegar a percibir

toda la grandeza del don y de la tarea confiados a una criatura

humana».

Como sacerdotes, y con nuestros sacerdotes, queremos cantar,

con humildad pero a la vez con voz potente, como María, nuestro

propio Magnificat. El testimonio de la vida entregada de la

inmensa mayoría de los sacerdotes es un motivo de alegría para

la Iglesia y una fuerza evangelizadora en nuestras diócesis y cada

una de sus comunidades, donde se admira y se reconoce con gratitud

su trabajo pastoral y su testimonio de vida. Ellos son también

un regalo para el mundo, aunque a veces no se les reconozca.

Verdaderamente, vosotros, los sacerdotes, sois importantes no

18

MENSAJE A LOS SACERDOTES CON MOTIVO DEL AÑO SACERDOTAL

sólo por lo que hacéis, sino, sobre todo, por lo que sois. Por eso

queremos recordar con afecto entrañable y gratitud sincera a los

sacerdotes ancianos y enfermos que siguen ofreciendo con amor

su vida al Señor. ¡Ánimo a todos! La gracia de Cristo nos precede

y acompaña siempre. Él va delante de nosotros.

En este momento, con satisfacción, traemos a nuestra memoria

y a nuestro corazón, y hacemos nuestras las palabras de Juan

Pablo II en Pastores dabo vobis: «Vuestra tarea en la Iglesia es

verdaderamente necesaria e insustituible. Vosotros lleváis el

peso del ministerio sacerdotal y mantenéis el contacto diario con

los fieles. Vosotros sois los ministros de la Eucaristía, los dispensadores

de la misericordia divina en el sacramento de la Penitencia,

los consoladores de las almas, los guías de todos los fieles

en las tempestuosas dificultades de la vida. Os saludamos con

todo el corazón, os expresamos nuestra gratitud y os exhortamos

a perseverar en este camino con ánimo alegre y decidido. No

cedáis al desaliento. Nuestra obra no es nuestra, sino de Dios. El

que nos ha llamado y nos ha enviado sigue junto a nosotros

todos los días de nuestra vida, ya que nosotros actuamos por

mandato de Cristo»9.

«Ahí tienes a tu Madre». Desde la Cruz, Jesús nos entregó a

María, discípula perfecta y Madre de la unidad, indicándole al

discípulo amado: «Ahí tienes a tu Madre» (Jn 19, 27). Cada discípulo

está invitado a «recibirla en su casa». Invocamos a María,

Madre de los sacerdotes, con esta bella oración conclusiva de

Juan Pablo II en la Exhortación apostólica Pastores dabo vobis:

«Madre de Jesucristo,

que estuviste con Él al comienzo de su vida y de su misión,

lo buscaste como Maestro entre la muchedumbre,

19

9 JUAN PABLO II, Exhortación apostólica Pastores dabo vobis, 4.

QUERIDOS SACERDOTES: «CRISTO NOS NECESITA»

lo acompañaste en la cruz, exhausto por el sacrificio único y

eterno,

y tuviste a tu lado a Juan, como hijo tuyo,

acoge desde el principio a los llamados al sacerdocio,

protégelos en su formación

y acompaña a tus hijos en su vida y ministerio,

oh, Madre de los sacerdotes. Amén».

Queridos hermanos sacerdotes, queremos concluir este mensaje

con la invitación que el Papa nos hace al final de su Carta

para el Año Sacerdotal: Dejaos conquistar por Cristo.

Recibid el saludo afectuoso y fraterno en el Señor de vuestros

obispos.

20

MENSAJE A LOS SACERDOTES CON MOTIVO DEL AÑO SACERDOTAL

1. MATRIMONIO Y FAMILIA

• XXXI Asamblea Plenaria de la CEE (6 julio 1979).

2. DOS INSTRUCCIONES COLECTIVAS DEL EPISCOPADO ESPAÑOL

• XXXII Asamblea Plenaria de la CEE (23 noviembre 1979).

- Sobre el divorcio civil.

- Dificultades graves en el campo de la enseñanza.

3. DECLARACIÓN DE LA COMISIÓN PERMANENTE DE LA CEE

SOBRE EL PROYECTO DE LEY DE MODIFICACIÓN DE LA

REGULACIÓN DEL MATRIMONIO EN EL CÓDIGO CIVIL

• LXXXIII Comisión Permanente de la CEE (3 febrero 1981).

4. LA VISITA DEL PAPA Y EL SERVICIO A LA FE DE NUESTRO

PUEBLO

• XXXVIII Asamblea Plenaria de la CEE (28 julio 1983).

- Programa Pastoral de la Conferencia Episcopal Española.

5. TESTIGOS DEL DIOS VIVO

• XLII Asamblea Plenaria de la CEE (24-29 junio 1985).

- Reflexión sobre la misión e identidad de la Iglesia en nuestra sociedad.

6. CONSTRUCTORES DE LA PAZ

• CXI Comisión Permanente (20 febrero 1986).

- Instrucción Pastoral.

7. LOS CATÓLICOS EN LA VIDA PÚBLICA

• CXII Comisión Permanente en su reunión especial (22 abril 1986).

- Instrucción Pastoral.

8. ANUNCIAR A JESUCRISTO EN NUESTRO MUNDO CON OBRAS

Y PALABRAS

• XLVI Asamblea Plenaria de la CEE (27 febrero 1987).

- Plan de Acción Pastoral para el trienio 1987-1990.

21

Documentos

de la Conferencia Episcopal

Española

9. ANUNCIAR A JESUCRISTO EN NUESTRO MUNDO CON OBRAS

Y PALABRAS

- Programas Pastorales de la CEE para el trienio 1987-1990.

10. DEJAOS RECONCILIAR CON DIOS

• L Asamblea Plenaria (10-15 abril 1989).

- Instrucción Pastoral sobre el Sacramento de la Penitencia.

11. IMPULSAR UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN

• CXXXIX Comisión Permanente de la CEE (4-6 julio 1990).

- Plan de Acción Pastoral de la CEE para el trienio 1990-1993.

12. IMPULSAR UNA NUEVA EVANGELIZACIÓN

• CXXXIX Comisión Permanente de la CEE (4-6 julio 1990).

- Plan de Acción Pastoral de la CEE y Programas de las Comisiones

Episcopales para el trienio 1990-1993.

13. LA VERDAD OS HARÁ LIBRES

• Instrucción Pastoral de la LIII Asamblea Plenaria de la CEE sobre la

conciencia cristiana ante la actual situación moral de nuestra sociedad

(20 noviembre 1990).

14. LOS CRISTIANOS LAICOS, IGLESIA EN EL MUNDO

• LV Asamblea Plenaria de la CEE (19 noviembre 1991).

- Líneas de acción y propuestas para promover la corresponsabilidad y

participación de los laicos en la vida de la Iglesia y en la sociedad civil.

15. ORIENTACIONES SOBRE PASTORAL DE JUVENTUD

• LV Asamblea Plenaria de la CEE (18-23 noviembre 1991).

- Orientaciones de la CEE para la elaboración de un Proyecto de

Pastoral de Juventud.

15b. SENTIDO EVANGELIZADOR DE LOS DOMINGOS Y DE LAS

FIESTAS

• LVI Asamblea Plenaria de la CEE (22 mayo 1992).

- Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Española.

16. DOCUMENTOS SOBRE EUROPA

• Declaración de la LVII Asamblea Plenaria de la CEE y Nota de la CLIV

Comisión Permanente.

- La Construcción de Europa, un quehacer de todos.

- La Dimensión Socio-Económica de la Unión Europea. Valoración Ética.

17. LA CARIDAD EN LA VIDA DE LA IGLESIA

• LX Asamblea Plenaria de la CEE (15-20 noviembre 1993).

- La Iglesia y los Pobres.

22

DOCUMENTOS DE LA CONFERENCIA EPISCOPAL ESPAÑOLA

18. PARA QUE EL MUNDO CREA

• LXI Asamblea Plenaria de la CEE (25-29 abril 1994).

- Plan Pastoral para la Conferencia Episcopal Española (1994-1997).

19. PASTORAL DE LAS MIGRACIONES EN ESPAÑA

• LXI Asamblea Plenaria de la CEE (25-29 abril 1994).

20. SOBRE LA PROYECTADA NUEVA «LEY DEL ABORTO»

• Declaración de la CLX Comisión Permanente de la CEE (20-22 septiembre

1994).

21. MATRIMONIO, FAMILIA Y «UNIONES HOMOSEXUALES»

• Nota de la CLIX Comisión Permanente de la CEE con ocasión de algunas

iniciativas legales recientes (21-23 junio 1994).

22. LA PASTORAL OBRERA DE TODA LA IGLESIA

• LXII Asamblea Plenaria de la CEE (14-18 noviembre 1994).

- Propuesta operativa.

23. EL VALOR DE LA VIDA HUMANA Y EL PROYECTO DE LEY

SOBRE EL ABORTO

• Estudio interdisciplinar. Jornada organizada por la Secretaría General

(26 julio 1995).

24. MORAL Y SOCIEDAD DEMOCRÁTICA

• Instrucción pastoral de la LXV Asamblea Plenaria de la CEE (14 febrero

1996).

25. PROCLAMAR EL AÑO DE GRACIA DEL SEÑOR

• LXVI Asamblea Plenaria de la CEE (18-22 noviembre 1996).

- Plan de Acción Pastoral de la CEE para el cuatrienio 1997-2000.

26. LA EUTANASIA ES INMORAL Y ANTISOCIAL

• Declaración de la CLXXII Comisión Permanente de la CEE (19 febrero

1998).

27. EL ABORTO CON PÍLDORA TAMBIÉN ES UN CRIMEN

• Declaración de la CLXXIV Comisión Permanente de la CEE (17 junio

1998).

28. DIOS ES AMOR

• LXX Asamblea Plenaria de la CEE (27 noviembre 1998).

- Instrucción Pastoral en los umbrales del Tercer Milenio.

29. LA INICIACIÓN CRISTIANA

• LXX Asamblea Plenaria de la CEE (27 noviembre 1998).

- Reflexiones y Orientaciones.

 

Visto 252 veces