MI CAMINO DE ORACIÓN EUCARÍSTICA 1.- JESÚS EUCARISTÍA, CREO EN TI Y TE AMO

MI CAMINO DE ORACIÓN EUCARÍSTICA
 
 1.- JESÚS EUCARISTÍA, CREO EN TI Y TE AMO 
 
Jesús, te amo, ahora como siempre, con verdadero cariño, desde mis años primeros, como en mi primera comunión, donde tan cerca te sentí como sacerdote y amigo, invitándome a seguirte desde el corazón sacerdotal de mi madre Graciana.
Te amo, Jesús, con todo mi corazón y con todas mis fuerzas; sabes que has llegado a ser ya el centro de toda mi vida, de todo mi ser y existir sacerdotal, la respiración de mi corazón, operado y rejuvenecido desde hace un año, caminando ya desde los 78 años y 55 de ministerio sacerdotal, enamorado y felicísimo.
Te amo, Jesús, porque eres el Todo que busco y deseo y la única razón de mi ser y existir humano y sacerdotal. Ya no sé vivir sin Ti, sin sentir los latidos de tu corazón sacerdotal, como Juan en la Última Cena, sobre todo, cuando haces presente tu vida, tu muerte y resurrección en cada eucaristía por medio de mi humanidad prestada, o en ratos de oración eucarística, siempre ante el sagrario, apoyado en tu pecho.
Ya no sé vivir sin la vibración en mi ser y en mi alma de tu Amor, Abrazo y Beso de Espíritu Santo, Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, en el  que me siento amado y besado y abrazado en su mismo Amor Trinitario de Espíritu Santo.
Este Amor de Espíritu Santo, que me das principalmente en ratos de oración silenciosa con los Tres en mi alma, o de contemplación de Sagrario, Morada adorada de mis Tres, presencia permanente del Padre pronunciando su  Palabra Filial a todos los hombres con Amor de Espíritu Santo, o en celebración de la Eucaristía, entrega eterna de amor extremo del Hijo al Padre con Amor de Espíritu Santo para alabanza de Gloria de la Trinidad y salvación de todos los hombres, mis hermanos, que a veces me llena y me invade tan intensamente que me hace feliz en este mundo con barruntos y anticipos de cielo, ofreciendo mi vida contigo por todos los que me has confiado, mis feligreses, mis hermanos sacerdotes, mi seminario, mi diócesis de Plasencia, mi santa madre la  Iglesia Católica y el mundo entero. 
Cristo Jesús, deseo y te pido entregarme a tu Iglesia santa con Amor sacerdotal y apostólico de Pentecostés, en nostalgia infinita de encuentro pleno y total, porque ya mi vivir, vivir mi vida, es querer vivir tu misma vida, con tus mismos sentimientos, intercediendo contigo siempre al Padre por la salvación del mundo, de mis hermanos, todos los hombres, junto al “Cordero degollado ante el trono de Dios... que quita los pecados del mundo”. 
Señor Jesucristo, Hijo de Dios y Único Salvador del mundo, la verdad es que es un privilegio haberte “conocido”, y no precisamente por estudios teológicos, sino en Eucaristías-Última Cena (santa misa) y en ratos de oración-Sagrario (visitas y oración eucarísticas); qué gozo vivir junto a Ti, tener mi tienda junto a la tuya, ser tu vecino, encontrarte siempre que quiera y te necesite, teniéndote tan cerca en tu tienda-Sagrario, donde tratamos y revisamos juntos, todos los días, los problemas personales y parroquiales, los de mi diócesis y los de la Iglesia, los de todos los hombres, nuestros hermanos, con perspectiva siempre de eternidad y salvación eterna. 
Jesucristo Eucaristía y Sacerdote único del Altísimo, yo necesito tu cercanía penetrante, tu mirada amorosa, tu palabra encendida, que me muestra los caminos, a veces duros y sufrientes, <en soledad y llanto>, de mi marcha hasta el encuentro definitivo contigo, cumpliendo tu voluntad, con amor extremo, hasta dar la vida, para vivir eternamente como hijo en el Hijo, con amor Trinitario de Espíritu Santo, en la misma gloria del Padre, Fuente de Amor Permanente y Divino al Hijo amado, sacerdote eterno y Pontífice, Puente Único de salvación de los hombres hasta la casa del Padre.
Tú sabes, Jesús de mi Sagrario, de mi vida, cómo y cuánto te necesito, y cómo y cuánto te busco, y cómo y cuánto a veces te echo de menos, y cómo y cuánto te llamo, ¡y cómo y cuánto te grito y reclamo a veces también, porque necesito tu presencia y compañía, en noches oscuras de fe, de esperanza y amores divinos! sobre todo, en noches terribles de soledad y desolación, cuando no te encuentro, cuando te llamo y no te oigo, y me siento solo y abandonado, sin Tí... contigo en noches de Getsemaní: “¡Padre, si es posible, pase de mí este cáliz… pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”! 
¡Cuánto necesito purificar y matar este yo que tanto se busca en las mismas cosas santas, incluso cuando te busco a Ti mismo, pero buscándome a mí en cargos, honores y prestigios… ¡Iglesia Santa de Dios --obispos, sacerdotes, seminaristas-- busca solo la honra y estima de tu Dios Trino y Uno y te encontrarás totalmente en Él, pero olvidándote y olvidado de Ti!
¡Señor, ayúdame a buscarte solo a Ti! ¡Ayúdame a amarte y seguirte solo a Ti, sin sombras de mi yo, sin sentir nada de mi yo y sin pisadas de mi honra y  estima y cargos, en noches de soledad y pobreza de estimas, en soledad de alabanzas y reconocimiento de superiores y compañeros, sin verte ni sentir a veces tu presencia y mirada, en noches de fe, esperanza y amor sanjuanistas, “en sequedad y llanto”, junto con meses y años también de incomprensiones, envidias, renuncias, deseos y sufrimientos…a solas, buscándote sólo a Ti, sólo a Ti; y en lágrimas también de ofrenda de amor y gozo por mis hermanos, los sacerdotes, a los que tanto amo en Ti y por Ti; y por todos los hombres, amados por Ti, pero que no creen, no adoran, no esperan, no te buscan y no te aman; y se han alejado de la fe y del amor a Ti, y al alejarse de Ti, se han alejado del sentido de la vida y están tristes, “porque nos hiciste, Señor, para Ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti”; está triste este mundo, Señor, esta España nuestra, más que en mis treinta primeros años de sacerdocio, y están más tristes matrimonios y familias que se rompen, padres que matan a esposas e hijos, incluso madres… no hay amor y confianza entre los hombres, y eso… 
 teniéndolo todo, más sexo, placeres, droga y dinero que antes, y todo porque le faltas Tú, les falta el “Todo” de todo, que eres Tú:  “porque nos creaste, Señor, para Ti, y nuestro corazón estará inquieto hasta que descanse en Ti”: familias tristes, matrimonios tristes, hijos tristes, feligreses tristes, ya no hay vecinos y amigos… porque se han alejado del Padre, del Dios Amor-Trinitario, del Dios Trino y uno, del Dios Amor y Familia, del Dios Unidad de Amor, Padre, Hijo y Espíritu Santo. ¡Tú no existes para el mundo actual, Tú no existes para muchos de este mundo, no existes, y por eso ha desaparecido el Amor! 
Y por eso, nos encontramos solos en medio de todos, no nos sentimos hermanos y amigos, nos encontramos tristes y solos, en medio de multitudes, que no pueden suplirte, que no dan compañía ni quitan soledad y tristeza de afecto y amor, en medio de compañías de posesiones y placeres y del mundo, porque nos falta el Todo Amor que eres Tú, Dios Trino y Uno, Tres en Unidad de Ser, Palabra y Amor, que eres Tú.
 
2.- JESUCRISTO, SACERDOTE Y EUCARISTÍA PERFECTA, TE AMO. 
 
Jesucristo, sacerdote y víctima eucarística, siempre ofreciendo tu vida y tu muerte y resurrección al Padre en oración y oblación perenne, en eucaristía perfecta de redención, petición y acción de gracias por tus hermanos, los hombres, yo te amo. 
Me gusta recibirte, entrar dentro de tu pecho dolorido, de tu corazón traspasado de amor a tus hermanos, los hombres, y escucharte, como Juan, en latidos, sin palabras, y saber que estás herido de amor, de tanto amarnos y amarme, en deseos y espera de entrega final, definitiva y eterna. 
He visto cómo nos buscas a todos, jadeante y polvoriento, como en Palestina, por todos los caminos de la vida, especialmente a tus sacerdotes ¡cómo nos amas! y que nos quieres confidentes, descansando en tu alma siempre amante, y penetrando agudamente en nosotros en <música callada>, sin sonidos externos, diciéndonos cosas infinitas sin palabras, con solo tu entrega sacerdotal y sacrificial, perpetuada por tu presencia eucarística, en silencio penetrante, con solo mirarte, en el pan eucarístico de eucaristías o en ratos de Sagrario. 
Allí explicas a las almas, en liturgia de entrega  sacrificial de amor victimal-la Eucaristía- o en ratos de amistad de Betania-visitas- con tus amigos, tus divinos secretos. Y así has descubierto tu Tesoro eucarístico a muchas almas, que han corrido a vender todas sus posesiones de defectos y pecados para comprarte a Ti solo, divino Tesoro: <quedéme y olvídeme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo, y dejéme dejando mi cuidado, entre las azucenas olvidado…>  <qué bien se yo la fuente que mana y corre, aunque es de noche. Aquesta eterna fonte está escondida, en este  vivo pan por darnos vida, aunque es de noche… Aquí se está llamando a las criaturas, y de este pan de hartan aunque a oscuras, porque es de noche…>. Primero, y durante años, noches de conversión oscura y mortificante; luego, en experiencia de ojos y corazón limpios de pecado e imperfecciones: “los limpios de corazón verán a Dios”.
Almas verdaderamente santas, que no serán canonizadas, pero que Tú las tienes rendidas a tus plantas, identificadas totalmente con tus sentimientos: madres y padres, esposas/os y solteras/os y hasta algunas niñas de mi parroquia…  Es uno de mis mayores gozos sacerdotales, haber conducido hasta Ti almas santas y místicas, como el peluquero aquel primero, los dos primeros adoradores parroquiales que tuve, aquellos hombres y mujeres de los primeros grupos parroquiales, como a dos o tres esposas y madres actuales, mis amiga del alma, alguna viuda, como la que acabas de llamar al cielo, almas que te sienten, han sentido los latidos de tu corazón triste o gozoso y vibraron al unísono contigo y viven ya enamoradas de Ti en tu presencia del cielo o de la tierra. 
Han aprendido y aceptado venderlo todo por Ti, para comprarte a Ti en amor total; purificarse de todo y vaciarse de todo, para llenarse de Ti, solo de Ti, solo del Todo, que eres Tú, nuestro Dios y Señor, uniéndose a ti y sacrificando y viviendo tu eucaristía, tu sacrificio, en ofertorio y consagración verdadera y permanente, convertidas en tu Cuerpo como el pan y el vino consagrados, y todo a veces en fe oscura de Calvario, en largas noches de sufrimientos, humillaciones, obscuridades, en la nada de afectos y reconocimientos humanos, fe oscura, “en soledad y llanto”, olvidado y abandonado por los suyos, como Tú, en Getsemaní y Calvario y cruz, sintiendo solo la compañía del respirar doloroso y angustiado de nuestra Madre, María, que tanto nos ayuda y acompaña a sus hijos, siempre junto a sus hijos, sin abandonarlos, en ratos y años de su pasión prolongada y muerte total del yo, a veces en entrega total a los hermanos, sin reconocimiento y amor, sin testigos, entre olvidos, envidias, incomprensiones,... lanzándose al abismo del vacío de todo lo humano, en inmolación total, para llegar a la vida nueva y resucitada contigo en eucaristías de gloria y resurrección y cielo anticipado, en vida nueva de amor verdadero y total a Dios, y por Dios, de amor verdadero y total a los hermanos en Ti, sólo por Ti y como Tu, que nosotros no sabemos hacer ni construir ni vivir. 
Y tras estas noches purificadoras de fe y amor, viene luego la resurrección y la gloria, la vida nueva, el esplendor y el gozo de un Tabor anticipado,  sobre todo, pasadas las noches y pruebas necesarias hasta la muerte del yo, soportando los sufrimientos de  purificación de la fe, esperanza y caridad, únicas virtudes teologales y sobrenaturales que nos pueden unir directamente a Ti como Palabra e Hijo del Padre Dios,  y en las que el alma, transformada ya en gracia de Tabor o luz anticipada del cielo, de Luz y Visión y Gozo Trinitario, ha empezado ya el cielo en la tierra: “Descubre tu presencia y máteme tu rostro y hermosura, mira que la dolencia de amor, que no se cura, sino con la presencia y la figura… ¿Por qué, pues has llagado este corazón, no le sanaste; y pues me lo has robado, porque así lo dejaste, y no tomas el robo que robaste? Quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado; cesó todo y dejéme, dejando mi cuidado, entre las azucenas olvidado”. 
¡Señor, te pido que todos nosotros, sobre todo tus amigos sacerdotes y hermanos, vivamos más este camino único de amor y amistad y encuentro de fe vivencial contigo; cómo me gustaría que se hablase más de esto en nuestros ratos de oración y retiros espirituales; que nosotros, tus sacerdotes, viviéramos más esta identificación sacramental de amor y de vida contigo para ser felices siendo totalmente tuyos y poder luego predicarlo y señalar el camino a nuestros hermanos y feligreses; cómo impresionaría a toda una congregación o instituto o diócesis escuchar a los superiores, a un obispo hablando así a sus sacerdotes.
 
3.- RATOS DE SAGRARIO: ORACIÓN EUCARÍSTICA
 
Yo todo se lo debo a la oración, principalmente, a la oración eucarística, oración ante el Sagrario, o celebrando, o comulgando, pero siempre orando, hablando, encontrándome por la fe y el amor con Jesús Eucaristía.
Primero fue oración meditativa, pensando y meditando en tu presencia; luego, oración afectiva, contemplativa, solo amando, contemplando, oración contemplativa-purificatoria de tu  amor divino, que a la vez que quema, purifica las manchas y suciedades del alma, porque soy pecador, pero lucho con todas mis fuerzas y las suyas por amarte a Ti, mi Cristo Eucaristía, con todo mi corazón.
Por eso, necesidad absoluta y diaria de oración, oración de inteligencia primero, pero luego de amor, silenciosa de palabras, pero de eucaristías, de misas, con la cabeza reclinada sobre tu pecho, de mi Cristo Eucaristía, victimado y sacrificado y olvidado, uniéndome a Él en eucaristías duras que me exigían perdón y sacrificios de yo, que tanto se busca, para entrar así, limpio, en tu Corazón, humilde y paciente, pero ya glorioso. 
Por lo que respecta a mí, repetiré mil veces, siempre, que todo se lo debo a la oración, a la oración personal o encuentro personal contigo, oración primero meditativa de conversión y lucha permanente de mis faltas y pecados, especialmente capitales, <cabeza de otros muchos>, como decía el catecismo Ripalda; y así, durante muchos años, muchísimos, bueno, hasta que me muera, porque ya tengo casi ochenta, pero me amo, nos amamos tanto a nosotros mismos, pecado original, que tengo dicho y escrito que no estoy seguro de que no dejaré de amarme a mí mismo más que a Dios mismo, hasta seis horas después de haberme muerto; antes decía media hora, una hora… tres horas… qué cariño me tengo, cómo nos amamos a nosotros mismos, es el pecado original, la raíz de todos los pecados…porque hay que perdonar siempre y a todos, olvidarlo todo, como si no me enterara y me diera cuenta de lo que te hacen o dicen, superiores y compañeros, de no hablar ni exigir nada de nada, reaccionando amando siempre, como Tú, Señor, en la Eucaristía, en la misa y en el Sagrario. 
Porque sin hacerlo así, sin victimarme contigo así en cada misa u oración, esta mirada o diálogo de amor personal contigo, Sacerdote Único, todo creyente, incluso yo, sacerdote, sin diálogo personal contigo mientras celebro o participo en la misa, me convierto en un profesional de lo sagrado; la misa es puro rito diario, externo a mí, a mi alma, a mi vida, sin encontrarte a Ti, sin sentir tu amor extremo y tu presencia sacerdotal y victimal en cada misa; sin diálogo contigo --que muchas veces exteriorizo en palabras y los liturgos cargan contra mi y tienen razón, pero es que…--, sin oración personal, sin deseos de victimarme contigo y sacrificar contigo la carne de pecado que tengo, que es mucha, más que lo que yo pensaba, no hay encuentro personal con mi Cristo Sacerdote y Víctima en la Eucaristía, en la misa de cada día, ni en el Sagrario de  su presencia y  amor de amistad permanente, ni en la liturgia plena y completa ni en los hermanos ni en apostolado ni en nada… Y lógicamente no puede haber gozo de encuentro y abrazo y experiencia de tu amor.
Yo, Señor, soy un torpe e inculto, pero está claro, Señor, que yo no puedo conocerte y comunicarte y sembrarte en el corazón de mis fieles,  en el apostolado, si primero no me he encontrado contigo en oración amorosa, porque el conocimientos teológico se puede adquirir sin amor y no vale para comunicar amor porque con ese conocimiento no te he sentido, no te he conocido pentecostalmente, no te he encontrado y te llevo conmigo de una forma viva y encendida  de amor: “¡Oh llama de amor viva, qué profundamente hieres de mi alma en mi más profundo encuentro, pues ya no eres esquiva, rompe la tela de este dulce encuentro!” Hay que romper la tela de mis faltas de fe y de amor que me impiden verte por la fe viva y sentirte con amor personal para poder luego comunicarte así, de una forma encendida.
Cómo poder darte, comunicarte con amor encendido si lo tengo apagado, si no te llevo conmigo en vivencia de amor, si antes no te he encontrado en mi oración diaria y permanente encendida de amor y deseos, sobre todo, ante el Sagrario. Cómo entusiasmar a mi gente contigo si yo personalmente no te amo, adoro, visito, paso ratos contigo, si a mi, aunque sea sacerdote, tu presencia me aburre. Es fe predicada, pero no vivida; fe muerta en mí y para los demás, fe que enciende amor a Ti. A veces me quejo: ¡Es que no tengo eficacia en mi apostolado, es que no consigo almas que se enamoren de Ti y te sigan…! 
Es que, Señor, yo no podré llevar las almas hasta Ti, no podré ser  camino hacia Ti, no podré darte a los demás, si primero no te he encontrado. Y tengo que reconocer que este mundo, con sus aparatos y medios, lo está poniendo cada día más difícil; y si no te encuentro y siento personalmente por la oración personal en tu presencia eucarística, si tu misma presencia eucarística me aburre,  pues me aburrirá también la misa, la oración y el estar contigo, y no podré comunicarte ni darte a los demás. 
Y esta es mi paradoja sacerdotal, tratar de llevarte las almas a Ti, para eso soy sacerdote, sin haberte yo antes encontrado en amor y amistad personal por la oración que es “trato de amistad… estando muchas veces tratando a solas con aquel que nos ama”, Santa Teresa, y Tú ya lo dijiste claro:“sin mí no podéis hacer nada”. Porque los encuentros contigo de teología, incluso de ceremonias y ritos y demás, no digamos de pantallas, de ordenador y demás medios modernos, sin esto, poco o nada valen. Menos mal que a la liturgia, a los sacramentos, los salvas sólo Tú con el “ex opero operato”, porque el “opus operantis”, mi oración y unión contigo en el rito, a veces falla.
Por eso repito:Todos los creyentes, pero sobre todo tus sacerdotes, debemos estar más enamorados de Ti, no solo para  conocerte y amarte personalmente, sino para poder comunicarte; porque con conocimiento puramente teológico,  si no hemos sentido y vivido tu teología en la oración,  en teología hecha oración y vida, en conocimiento de amor, de teología sentida y vivida, como los Apóstoles en Pentecostés, y te hemos visto y sentido en oración pentecostal con María, madre sacerdotal, poco podremos comunicarte en nuestro apostolado a los hermanos; y para eso, como Tú lo hacías en Palestina, ratos y ratos de oración y noches enteras de soledad y encuentro con el Padre. 
Y luego, cuando el alma se encuentra contigo en amor de oración,  comprueba que existes y vives de verdad, que eres “Verdad y Vida”, y  puede hablar y encontrarse contigo en fe, esperanza y amor, virtudes sobrenaturales que nos unen a Ti, como tantas veces nos repite san Juan de la Cruz y todos los verdaderos santos: “oh llama de amor viva(fe viva), qué tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro, pues ya no eres esquiva, rompe la tela de este dulce encuentro”. 
Por eso lo digo alto y claro, para que todos me entiendan, aunque esto me suponga y reporte a veces disgustos e incomprensiones: el Sagrario no es un trasto o imagen más de la Iglesia, al que se le ponen flores y adornos, especialmente los días de fiesta; el Sagrario eres Tú en persona, mi Cristo, nuestro Cristo, y el trato con el Sagrario es el trato personalmente contigo, el que todo cristiano, todo creyente, debe darte y tú mereces: ¿Cómo y cuánto tiempo es el tuyo, querido hermano sacerdote, cristiano, cura, fraile o monja o bautizado…? 
El Sagrario es Cristo en persona, esperándonos en diálogo de amor y amistad permanente, todos los días, especialmente a sus sacerdotes, como un cielo anticipado o en ratos de soledad y sufrimientos de fe, de amor, de compañía, de amistad gozosa o de ofrecerle al Seños los cinco panes y los dos peces de nuestro trabajo y apostolado: Cristo he predicado que Tú…, he dicho a los jóvenes…, dije a aquella persona, necesito más catequistas… trabajo y me estoy esforzando en… pero… Cristo Eucaristía, Tú lo ves y lo sabes todo… no tengo más que cinco panes y tres peces… multiplícalos, haz el milagro y que se conviertan, y te conozcan y te amen, que me ayuden, te ofrezco lo que tengo… mi presencia y oración, pero Tú lo puedes todo, multiplica a tus seguidores, a los que crean y te amen… yo no tengo más que… Querido feligrés: ¿cuántas veces y tiempo ves a tu párroco, a nosotros, sacerdotes y  obispos, junto al Sagrario, rezando, pidiendo la multiplicación de los panes y los peces? 
Queridos niños: ¿cuántas veces habéis visto a vuestras madres y padres en misa o junto al Sagrario? Así estamos… Sin embargo en mi tiempo, hasta hace 30 años, había muchas madres y padres… por eso había más amor eucarístico, más amor a Dios y a los hombres, eran verdaderas Comuniones las que se hacían.
Yo, cuando recibo a los niños de Catequesis de la Primera Comunión, todos los martes, ante el Sagrario, les hago tres preguntas, que son tres catequesis breves pero necesarias:
 
1ª pregunta: “Hacer la Primera Comunión”… responden ellos: ES SER AMIGOS DE JESÚS PARA SIEMPRE.
2ª pregunta: “Sin misa de domingo”: responden:NO HAY PRIMERA COMUNIÓN. Bueno, no hay primera comunión, yo no celebro la primera comunión de un niño que no vaya a misa todos los domingos. Algunos se van a otras…. 
3ª pregunta: “Si tenemos padres cristianos”… responden: NO NECESITAMOS NI CURAS. Estoy convencido por la misma experiencia y ess una de las charlas a los padres, donde les explico todo esto. Por eso, muchas primeras comuniones son primeras y últimas porque algunos padres dejan la misa.
 
4.- NECESIDAD DE LA ORACIÓN-CONVERSIÓN EUCARÍSTICA
 
Querido hermano católico, sobre todo, querido hermano sacerdote, todos necesitamos ratos de oración-conversión, esto es, de adoración “en espíritu y verdad” con Jesucristo Eucaristía, en el Sagrario; lo necesitamos como ejercicio de fe y amor apostólico, para poder luego contagiar a los demás, a nuestros feligreses, de ese mismo amor. 
Si no lo hacemos ¿Cómo hablar y poder contagiar de amor a Cristo a los demás? ¿Cómo hablar y entusiasmar con Él? Si no tienes experiencia de Cristo, si nosotros no damos ejemplo, si no lo hacemos, cómo contagiar a los demás. Hay que pasar de la religión de cumplimiento, del cumplo y miento, a la del amor sincero y entregado.
Pido al Señor y me gustaría que nuestros feligreses nos vieran con más frecuencia, todos los días en ratos de Sagrario, haciendo oración, pidiendo, orando, rezando, contemplando con amor a nuestro modelo y Señor, Cristo Sacerdote y Eucaristía perfecta. 
¿Cómo entusiasmar con  el Cristo del evangelio, cómo decir que creemos en Él y le amamos, si teniéndolo tan cerca, y no solo de palabra, sino vivo, vivo y resucitado, en persona y tú eres el primero que no amas su presencia y pasos ratos con Él, y eres el primero que no lo buscas ahí… y no le saludas, ni te arrodillas? 
¡Bendito seas Jesús Eucaristía, que nos has amado hasta este extremo, y te quedaste para siempre entre nosotros, a pesar de sufrir y saber de nuestros fallos y faltas de amor!
Cristo Eucaristía, te necesito, te necesitamos; te necesito en horas de oración ante el Sagrario; así podré encontrarte y darte a los demás, a mis feligreses. Por eso, Tú, Cristo del Sagrario, Jesús del alma, quiero que seas el único Dios de mi vida, ¡Abajo todos los ídolos! Pero me cuesta.
Me cuesta matar mi yo a quien tanto quiero y al que doy culto todos los días idolátricamente desde la mañana a la noche, ¡qué cariño y amores me tengo! A este sí que le dedico tiempo y amor. Por los menos hasta tres horas después de mi muerte no estaré convencido de que haya muerto mi yo, como te dije antes, de que haya dejado de amarle más que Tí; qué cariño nos tenemos, cómo nos buscamos en todo, de la mañana a la noche, hasta no tener tiempo para Ti, tanto la Iglesia de arriba como la de abajo, tanto desde Cardenales hasta simplemente bautizados, qué cuidados y ternura  nos damos, cómo nos buscamos, hasta en la cosas sagradas, 
qué poco luchamos para matar el yo y que sea Cristo el que habite en nosotros y a quien demos culto y busquemos de la mañana a la noche, a quien prestemos nuestra humanidad, corazón, palabra y sentidos; matar este yo, ni sé ni puedo, solo el fuego de tu Amor, amor divino de Espíritu Santo puede descubrirlo y quemarlo en mí… hasta que pueda decir con san Pablo, “ya no soy yo, es Cristo quien vive en mí…, y mientras vivo en esta carne, vivo en la fe del Hijo de Dios que me amó y se entregó por mí…”, solo el Espíritu Santo, la llama encendida del Amor divino, puede  quemarlo todo en sus raíces, y llenarlo de amor a Tí. 
Es que llevo años y años sin oír hablar y predicar esto, de que hay que morir, de matar el yo para encontrarte a Tí,  para amarte a Ti más que a mí, para caminar y llegar hasta Ti, hasta la transformación en Ti, hasta poder decir con san Pablo: “ya no soy yo, es Cristo quien vive en mi”. 
Comprendo, querido hermano sacerdote, que tener que hablar así en charlas o meditaciones en este mundo comodón y consumista, es duro, pero es el evangelio: “Quien no renuncia a su padre, a su madre y a todos su bienes, sus posesiones del yo, no es digno de mí…”, Así que muchos, incluso sacerdotes y consagrados, hoy día lo ignoran, es que no se habla o se habla poco de esto, es que algún obispo durante años jamás habló de esto, entre otras cosas, porque…
¡Jesucristo Eucaristía, quiero que Tú seas el único Dios y Señor de mi vida, abajo todos los ídolos! “Dueño de mi vida, vida de mi amor, ábreme la herida de tu corazón… corazón divino, dulce cual la miel, tú eres el camino para el alma fiel”… 
Dueño de mi vida que me inundas, me habitas y me posees totalmente, vacíame de todo lo mío: “Si alguno quiere ser discípulo mío, niéguese a si mismo, tome su cruz y me siga…” y solo de esta forma “si alguno me ama, mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada en él”; matado mi yo por  las purificaciones del alma llevadas a cabo por tu Amor de Espíritu Santo, Amor tuyo en nosotros al Padre y a los hombres, nuestros hermanos, solo así llegaremos a la luz y fulgores de tu presencia, que, a la vez que ilumina, quema y limpia y purifica, cual volcán en llamaradas eternas de resplandores de misterios y de saberes y sabores infinitos que no pueden expresarse en palabras, sólo en sueños de amor, sólo así llegaremos al : <quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo, y dejéme mi cuidado, entre las azucenas olvidado...> 
¡Gemidos de eternidad y de amores encendidos ya en el alma: <Descubre tu presencia, y máteme tu rostro y hermosura, mira que la dolencia de amor no se cura, sino con la presencia y la figura…> <oh llama de amor viva… rompe la tela de este dulce encuentro…> encuentro eterno de cielo empezado ya en la tierra, que <<barrunto> escucho sin palabras, en silencio de oración, en <música callada…> San Juan de la Cruz.
 
 5.-CRISTO, SACERDOTE ÚNICO Y EUCARISTÍA PERFECTA
 
“Estáte, Señor, conmigo, siempre sin jamás partirte” ¡Cuánto he aprendido en nada de tiempo ni de estudio ni de  teologías, y sin libros ni reuniones “pastorales”, cuánto he comprendido y penetrado, más que con todos mis estudios y títulos universitarios, estando, Señor, en tu presencia eucarística!
¡Cuánta belleza y hermosura de esencia de Amor de mi Dios Trino y Uno he descubierto y gozado en el pan Eucarístico, en Jesucristo Eucaristía en ratos de Sagrario en silencio de todo! Qué claro y gozoso he visto que Tú, Padre, Abba-Papá bueno de cielo y tierra, Principio de todo, qué claro he visto y gozado que Tú has soñado conmigo: si existo, es que me has amado y soñado desde toda la eternidad y con un beso de amor de Padre me has dado la existencia en al amor de mis padres. “Abba”, Papá bueno del cielo y tierra, te doy gracias porque me creaste...
Me has revelado, he comprendido que si existo, es que me has preferido a millones y millones de seres que no existirán y me has señalado con tu dedo,  creador de vida y felicidad eterna. Yo soy más bello para Ti y tienes deseos de abrazarme eternamente como hijo en el Hijo, con tu mismo Amor de Espíritu Santo. 
Si existo, soy un cheque firmado y avalado por la sangre del Hijo muerto y resucitado por la potencia de Amor del Santo Espíritu; y he sido elegido  por creación y redención para vivir eternamente en la misma felicidad de Dios Trino y Uno. Y me besarás eternamente en el mismo beso infinito de amor a tu Hijo, sacerdote único del Altísimo, con el cual me identificaste y consagraste por tu Amor de Espíritu Santo. Soy eternamente sacerdote en tu Hijo Jesucristo, Único y eterno Sacerdote.
Padre bueno de cielo y tierra, te pido que venga a nosotros tu reino de Santidad, Verdad y Amor;  que se haga tu voluntad de salvación universal de todos los hombres; que cumplamos tu deseo revelado en tu Palabra hecha carne: “sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto”;  danos muchos y santos sacerdotes predicadores de tu reino  que prolonguen la misión que confiaste a tu Hijo Encarnado, Sacerdote Único del Altísimo y Eucaristía perfecta. 
Jesucristo Eucaristía, muchas veces no correspondido en amor y amistad por nosotros, incluso sacerdotes y consagrados; Tú eres amor apasionado y extremo, en presencia humilde y callada de Sagrario, pidiendo  el amor de tus criaturas. Si de esta forma tan extrema y humillante nos pides amor, Cristo amado, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te pregunto: ¿Por qué nos buscas así, humillándote tanto? ¿Es que no puedes ser feliz sin el amor de tus criaturas? ¿Es que necesitas mi amor?
¡Dios infinito, no te comprendo! No comprendo que no quieras ser feliz sin mí, que no quieras un cielo eterno, tu cielo, sin mí, sin tus criaturas, creadas por Ti para amarlas y sumergirlas en Amor de Espíritu Santo, Amor Trinitario del Padre y del Hijo, para un amor y amistad y abrazo de felicidad eterna del Padre, por el Hijo con amor de Espíritu Santo… No lo entiendo. 
No entiendo que siendo Dios y teniéndolo todo, necesites de tus criaturas para cumplir tus deseos de felicidad eterna y por ellas hayas venido en su busca y hayas sufrido y muerto por todos los hombres para que tengamos felicidad eterna contigo. 
¡Cristo Eucaristía, eres presencia de Dios, Amor Infinito, tan cerca de nosotros, en presencia permanente, incompresible e incomprendido, por tu amor extremo, hasta dar la vida por mí, por todos, siendo Dios y haciéndote hombre para poder sufrir y morir… por tu exceso de amor 
¡Cristo amado, no te comprendo! ¡Es que nos amas como si fuéramos personas divinas, con el mismo amor que amas al Padre, con tu Amor de Espíritu Santo; es que nos amas con Amor y en Amor Trinitario… pues tiene que ser así, porque no tienes otro Amor, solo Amor de Espíritu Santo, con el que el Padre nos ha soñado como hijos eternos y divinizados en el Hijo que vino a decírnoslo y realizarlo, siempre con amor de Espíritu Santo,  mediante su Encarnación, Muerte y Resurrección, para transformarnos en eternidades de Luz Divina, siempre con el mismo Amor de Dios, de los Tres, Amor de Espíritu Santo. 
Señor Jesucristo, Sacerdote y Único Salvador de los hombres, ¡que todos los hombres se salven y lleguen por tu vida eucarística, ofrecida y participada, a la gloria y alabanza eterna de la Trinidad, participación del cielo y de la vida divina ya en la tierra; que lleguemos así a la plenitud de la gloria y felicidad divina para la que nos has soñado y existimos!
Yo, como sacerdote y en nombre de todos mis hermanos los hombres, ungidos sacerdotes por el Espíritu Santo en el sacramente del Bautismo y del Orden Sagrado, pido que todos entremos dentro de nosotros mismos y nos sintamos identificados y habitados por Cristo Sacerdote que a través de nosotros quiere ejercitar su único Sacerdocio para gloria de la Santísima Trinidad y salvación del mundo. 
Yo quiero dedicar mi vida y todo mi ser y existir a esta misión divina; yo creo, adoro, espero y te amo a Ti, mi Dios Trino y Uno y quiero que todos mis hermanos los hombres crean, adoren, esperen y te amen a Ti, Dios mío Padre, Hijo y Espíritu Santo: “Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayudadme a olvidarme enteramente de mí, para establecerme en Vos, tranquilo y sereno como si mi alma ya estuviese en la Eternidad”.
 
 
 
 
 
 
 
 
« JESÚS, TE AMO»
Jesús, te amo, ahora como siempre, como en mis años primeros, como en mi primera comunión, donde tan cerca te sentí como sacerdote y amigo, invitándome a seguirte, desde el corazón sacerdotal de mi madre Graciana, que estaba en el banco, a mi lado, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 29 de junio 1946; me siento feliz contigo, sin los fulgores de aquella juventud primera, pero con la entrega incondicional de una vida cargada de caricias y misterios, de ciencia teologal en mis últimos años de seminario, pero sobre todo, de sabor, de <sapientia>, de sabiduría teologal de aquellos <scholium> de los textos de Lercher y meditaciones de D. Eutimio, que aún conservo, y de vivencias eucarísticas, ante el Sagrario de mi seminario, acompañado por aquellos superiores santos y amigos verdaderos del seminario, escuela de perfección y santidad sacerdotal, qué buen curso, qué hombres de oración y Eucaristía, sellada finalmente por la gracia y el carácter del sacramento sacerdotal. 
Te amo, Jesús, con todo mi corazón y con todas mis fuerzas; sabes que has llegado a ser ya el centro de toda mi vida, de todo mi ser y existir sacerdotal, la respiración de mi corazón, operado y rejuvenecido, caminando hacia los 78 años y 54 de minisferio sacerdotal, enamorado y felicísimo. 
Te amo, Jesús, porque eres el Todo que apetezco y la única razón de mi ser y existir. Ya no sé vivir sin Ti, sin sentir los latidos de tu corazón sacerdotal, como Juan en la Última Cena, sobre todo, cuando haces presente tu vida, muerte y resurrección por medio de mi humanidad prestada, o en ratos de sagrario, apoyado en tu pecho; ya no sé vivir sin la vibración de tu Amor, Amor de Espíritu Santo, Beso y Abrazo de Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, en el que me siento besado y abrazado, centrado sólo y siempre por este Amor tuyo en la búsqueda de la gloria de mi Dios Trinidad, "in laudem gloriae ejus"-lema de la estampa de mi ordenación sacerdotal y la salvación de mis hermanos, los hombres, a los que tanto amo y quiero con tu mismo amor, el que me das en ratos de Sagrario y Eucaristía, que a veces tanto siento, sobre todo, por los que Tú me has dado, y por los que viven alejados de Ti y de tu Iglesia. 
Deseo y te pido entregarme a tu Iglesia santa con Amor sacerdotal y apostólico de Pentecostés, en nostalgia infinita de encuentro pleno y total, porque ya vivir mi vida es querer vivir tu misma vida "del Cordero degollado ante el trono de Dios... que quita los pecados del mundo" intercediendo siempre ante el Padre por la salvación del mundo, de mis hermanos, todos los hombres. 
Señor Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador de los hombres, la 
verdad es que es un privilegio haberte "conocido" en " Eucaristía-Última Cena y en ratos de oración-Sagrario, estando y viviendo junto a Ti; tenerte tan cerca en el Sagrario-Cielo, tener mi tienda junto a la tuya, ser tu vecino y poder encontrarte siempre que quiera y te necesite. 
Jesucristo Eucaristía y Sacerdote único del Altísimo, yo necesito tu cercanía penetrante, tu sonrisa insinuante, tu mirada amorosa, que me muestra los caminos, a veces duros y sufrientes,  <en soledad y llanto>, de mi marcha hasta el encuentro definitivo contigo, cumpliendo tu voluntad, con amor extremo, hasta dar la vida, para vivir eternamente en la gloria del Padre. 
Jesús, amigo del alma, Tú eres el centro de mi vivir, Tú eres la alegría de mi corazón enamorado, la plenitud del amor de mi pecho, de mi abrazo siempre anhelante de reposar abrazado a Ti mediante la contemplación de tu alma sacerdotal iqué nostalgia de mi Dios todo el día, qué hambre de Ti, de tu rostro penetrado de infinitos resplandores, otras veces crucificado y coronado de las espinas por nuestras faltas de amor y correspondencia, por las ausencias de amor del amigo, que no tiene ratos de amistad y oración personal y diálogo afectivo contigo, sino meramente ritual y oficialista, lo obligado, a veces en vida distante, paralela, seca, árida y sin cariño. 
Jesucristo Eucaristía, quiero verte para tener la luz del camino, de la verdad y de la vida. Quiero adorarte para cumplir la voluntad del Padre, como Tú, hasta dar la vida; quiero comulgarte para que vivas en mí tu misma vida, tu mismo amor, tus mismos sentimientos, tu misma entrega de amor total al Padre por amor a los hombres. 
Tú sabes, Jesús de mi Sagrario, cómo y cuánto te necesito, y cómo y cuánto te busco, y cómo y cuánto te echo de menos, y cómo y cuánto te llamo, iy cómo y cuánto te reclamo en las noches de terrible soledad y desolación, cuando no te encuentro, cuando te llamo y me siento solo y abandonado, sin Tí...en noches de Getsemaní! 
Por eso, quiero amarte en amores de entrega, de renuncias, de deseos y sufrimientos, y en lágrimas también de amor por los que no te aman, no te buscan, por los que se han alejado del Padre, Origen y Proyecto de Amor, y al alejarse del Dios-Amor, se han alejado de la felicidad y del sentido de la vida que tú nos diste y se han quedado tristes: familias tristes, matrimonios tristes, hijos tristes, feligreses tristes, ya no hay vecinos y amigos ... como en mis primeros años sacerdotales.
Tú eres mi todo, y en Ti y por Ti todas las cosas, para mí, tienen su fuerza, su sentido y su razón de ser. Buscar en Ti y en todos cuantos me encomendaste el hacer tu voluntad, que es la gloria del Padre y la salvación de los hombres; esta es la única exigencia de mi corazón sacerdotal, enamorado y consagrado, en entrega total e incondicional de amor, desde mi juventud sacerdotal a los 23 años, hasta el momento presente, 77, con 54 años de sacerdocio, todo en historia de amor, con pecados y fallos, pero siempre superados por tu amor, levantándome siempre con tu ayuda y esforzándome por hacer todo lo que Tú me pedías y me pides, cayendo, levantándome, siempre levantándome con tu gracia y por tu amor.
Mi existir, mi vivir, mi callar, mi sufrir, mi luchar, mi esperar y aun mi morir, es sólo amor sacerdotal al Jesús que viene lleno de amor y salvación en la consagración de mis misas, presencia permanente de tu eterna y única misa, única eucaristía, de mi entrega sacrificial y victimal permanente y renovada en Ti y por Ti y contigo, único sacerdote y víctima agradable al Padre.
Y porque te amo y quiero amarte, estoy dispuesto, con tu ayuda, a seguirte siempre, y aun a esperarte, en ratos de cielo de
Sagrario o de soledades y sufrimientos de Getsemaní, si así me lo
pidieras y realizaras en noches oscuras de fe y amor de mi alma, por una mayor purificación de mis defectos y pecados y por la salvación de mis hermanos, los hombres, especialmente de los que me has encomendado en mi parroquia y diócesis. 
Yo quiero ser totalmente tuyo y permanecer unido a Ti, único Sacerdote de Altísimo, en la tierra y en el cielo, implorando contigo la misericordia divina para este mundo nuestro que se ha alejado tanto del Padre, para mi amada Diócesis de Plasencia, su obispo, sus sacerdotes, especialmente los más abandonados o desconsolados, y por mi amadísima parroquia de san Pedro y Cristo de las Batallas.
Desde el seminario, comprendí claramente lo que me pedías:
que mi vida sólo tenía sentido prestándote mi humanidad para que
Tú siguieras cumpliendo el mandato del Padre, encarnándote en la
humanidad de otros hombres, los sacerdotes, para salvar a todos
tus hermanos, los hombres, y llenarnos con la plenitud de tu vida
trinitaria. 
Me gusta y quiero terminar la vocación de mi peregrinar sacerdotal, agotado por una vida cargada de trabajos y entregada a la salvación del mundo para la gloria de la Santísima Trinidad, entre días claros y noches obscuras de fe, esperanza y amor, junto a Ti, vividos en etapas prolongadas de Tabor, de resplandores de Gloria, y también de noches y días desoladores de Getsemaní, y también, como la tuya, en momentos y años juveniles, a veces sufrientes y cargados de envidias, incomprensiones y desprecios.
Por eso, desde lo más profundo de mi ser, en lo más hondo de mi alma, a veces en largas noches de obscuridades de sentido y espíritu, a veces en nostalgias irresistibles de encuentro definitivo contigo, <que muero porque no muero... > solo ansío y necesito para ser feliz estar contigo, donde Tú quieras, como Tú quieras, pero siempre contigo; Jesús Eucaristía, siempre contigo; vivir junto a Ti, teniendo mi tienda junto a la tuya, siendo tu vecino.
Te amo, Jesús Eucaristía, siempre ofreciendo tu vida y tu muerte y resurrección al Padre en oración y oblación perenne, en
Eucaristía perfecta de petición y acción de gracias por tus hermanos, los hombres. Me gusta escucharte, recibirte, entrar dentro de tu pecho dolorido, como Juan, y saber que estás herido
de amor! de tanto amarnos y amarme. 
He visto que nos buscas a todos, jadeante, por todos los caminos de la vida, especialmente a tus sacerdotes icómo nos amas! y que nos quieres confidentes, descansando en tu alma siempre amante, y penetrando agudamente en nosotros en  <música callada>, sin sonidos externos, diciéndonos infinitas cosas sin palabras, con solo tu presencia eucarística, en silencio penetrante, con solo mirarte.
Y así explicas a las almas, en ratos de sagrario, tus divinos secretos. Y así has conseguido en tu parroquia de san Pedro, descubrir tu rostro y hermosura, tu Tesoro eucarístico a muchas almas, que han corrido a vender todas sus posesiones de defectos y pecados para comprarte a Ti solo, divino Tesoro: «quedéme y olvídeme, el rostro recliné sobre el Amado, cesó todo, y dejéme dejando mi cuidado, entre las azucenas olvidado ... >  <qué bien se yo la fuente que mana y corre, aunque es de noche. Aquesta eterna fonte está escondida, en este vivo pan por darnos vida, aunque es de noche... Aquí se está llamando a las criaturas, y de este pan de hartan aunque a oscuras, porque es de noche... >.
Almas verdaderamente santas, que no serán canonizadas, pero que Tú las tienes rendidas a tus plantas. Es uno de mis mayores gozos sacerdotales, haber conducido hasta Ti almas mlstlcas, que re slenten y están enamoradas de Tí. Han aprendido y aceptado venderlo todo para comprarte a Ti en amor total, purificarse de todo, vaciarse de todo, para llenarse solo de Ti, del Todo, que eres Tú, nuestro Dios y Señor, uniéndose a ti y sacrificando o viviendo tu misa, tu sacrificio, en ofertorio y consagración verdadera, convertidas en tu Cuerpo como el pan y el vino consagrados, y todo, a veces, en fe oscura de Calvario, en largas noches de sufrimientos, humillaciones, obscuridades, en la nada de afecto y reconocimiento, olvidado y abandonado por los suyos como Tú en la cruz, sintiendo solo la compañía del respirar doloroso y angustiado de nuestra Madre, María, siempre junto a sus hijos, sin abandonarlos nunca, en pasión prolongada y muerte total del yo, en entrega total a los hermanos, sin reconocimiento y amor, sin testigos, entre incomprensiones, olvidos, envidias... lanzándose al abismo del vacío de todo lo humano, de puestos y colocaciones, en inmolación total, para llegar a la resurrección contigo en Eucaristías de muerte y resurrección unidos a Tí, a la vida nueva de amor verdadero, purificado y total a Dios, y por Dios a los hermanos en Ti y por Ti y como Tu. Y luego ya, para largos tiempos, pasadas las noches del dolor y purificación necesarias pero siempre dolorosas, en las que muchos se echan para atrás, en el esplendor y gozo del Tabor, en tu Luz de gracia y Tabor, que se prolongan sin fin, toda la vida, pasadas las pruebas necesarias de purificación y transformación en tu ser y exisitir. 
He tenido el gozo de conocer aimas verdaderamente santas que no serán canonizadas en la tierra, pero que ya lo están por la Santísima Trinidad en el templo de su Gloria. 
Y todo esto conseguido principalmente por el camino de la oración contemplativa, silenciosa, de eucaristías con la cabeza reclinada en tu pecho. Todo se lo deben a la oración, a la oración personal o encuentro personal contigo, especialmente en la Eucaristía, en la misa y en ratos de Sagrario. Porque sin esta mirada o diálogo personal contigo, Sacerdote Único, todo creyente, incluso yo, sacerdote, ya lo expliqué largamente en uno de mis libros, sin diálogo personal contigo mientras celebro o participo en la misa, soy un profesional de lo sagrado; la misa es puro rito, sin encontrarte a Ti, ni sentir tu amor extremo sacerdotal y victimal; sin diálogo contigo, sin oración personal, sin deseos de victimarse contigo y sacrificar la carne de pecado contigo, no hay encuentro personal con Cristo ni en la misa, ni en el Sagrario ni en la liturgia ni en los hermanos ni en apostolado ni en nada... 
Yo, Señor, soy un torpe e inculto, porque no te encuentro en el apostolado si no te llevo conmigo, si antes no te he encontrado en la oración, sobre todo ante el Sagrario. Es que no sé darte a los demás si primero no te he encontrado. Y eres Tú, encontrado en amor, el que me empujas, me llevas con tu amor a los demás. Porque eso lo digo claro y alto para que todos me entiendan; el Sagrario no es un trasto más de la Iglesia, aunque se le pongan muchas flores y adornos; el Sagrario es una persona, eres Tú, Cristo en persona, esperándonos en diálogo de amor y amistad iTodo se lo debo al Sagrario en oración personal y conversión permanentes! 
Tú, Cristo del Sagrario, Jesús del alma, quiero que seas el único Dios de mi vida, iAbajo todos los ídolos! mi yo a quien tanto quiero y doy culto todos los días idolátricamente iqué cariño y amores me tengo! hasta tres horas después de mi muerte no estaré convencido de que haya muerto mi yo, qué cariño nos tenemos, qué cuidados y ternura nos damos, cómo nos buscamos de la mañana a la noche, en todo, hasta en la cosas sagradas, y muchos, aunque sean cardenales, obispos, sacerdotes y estén consagrados a Ti, no se dan cuenta, o si se dan cuenta, qué poco luchamos para matar el yo y que sea Cristo el que habite en nosotros y a quien prestemos nuestra humanidad, corazón, sentidos; matar este yo, ni sé ni puedo, solo el fuego de Amor del Espíritu Santo puede descubrirlo y quemarlo... solo el Espíritu Santo, la llama encendida del Amor divino puede quemarlo todo y quemarme de amor a Ti: <¡oh llama de amor viva, qué tiernamente hieres de mi alma en su más profundo centro ... rompe la tela de este dulce encuentro>. 
Quiero que Tú seas el único Dios y Señor de mi vida, dulce Dueño mío, que me inundas, me habitas y me posees totalmente ya, vaciándome de todo lo mío: "Si alguno me ama, mi Padre le amará y vendremos a él y haremos morada e él"; matado mi yo por las purificaciones del alma llevadas a cabo por tu Amor al Padre y a nosotros, Espíritu Santo, en luz y fulgores que, a la vez que iluminan, queman y limpian y purifican, cual volcán en llamaradas eternas de resplandores de misterios y de saberes y sabores infinitos que no pueden expresarse en palabras, sólo en sueños de amor: < quedéme y olvidéme, el rostro recliné sobre el amado, cesó todo, y dejéme mi cuidado, entre las azucenas olvidado ... > iGemidos de eternidad, de amores encendidos,  < Descubre tu presencia, y máteme tu rostro y hermosura, mira que la dolencia de amor no se cura, sino con la presencia y la figura... Oh llama de amor viva... rompe la tela de este dulce encuentro...> encuentro eterno de cielo empezado ya en la tierra, que <barrunto> y escucho sin palabras, en silencio de oración, en «música callada... » 
Y estando en tu presencia eucarística, <estáte, Señor, conmigo, siempre sin jamás partirte>, icuánto he aprendido en nada de tiempo y de estudio ni de teología, y sin libros ni reuniones "pastorales", cuánto he comprendido y penetrado, más que en todos mis estudios y títulos universitarios! iCuánta belleza y hermosura de esencia de Amor de mi Dios Trino y Uno he descubierto y gozado en el pan Eucarístico, en Jesucristo Eucaristía en ratos de Sagrario en silencio de todo! 
Qué claro y gozoso he visto que Tú, Padre, Abba-Papá bueno de cielo y tierra, Principio de todo, qué claro he visto y gozado que Tú has soñado conmigo: si existo, es que me has amado y soñado desde toda la eternidad y con un beso de amor de Padre me has dado la existencia en al amor de mis padres. "Abba", Papá bueno del cielo y tierra, te doy gracias porque me creaste. 
Me has revelado, he comprendido que si existo, es que me has preferido a millones y millones de seres que no existirán y me has señalado con tu dedo, creador de vida y felicidad eterna. Yo soy más guapo para ti y tienes deseos de abrazarme eternamente como hijo en el Hijo, con tu mismo Amor de Espíritu Santo. 
Si existo, soy un cheque firmado y avalado por la sangre del Hijo muerto y resucitado por la potencia de Amor del Santo Espíritü; y he sido elegido por-creación y redencion para-vivir eternamente en la misma felicidad de Dios Trino y Uno. Y me besarás eternamente en el mismo beso infinito de amor a tu Hijo, sacerdote único del Altísimo, con el cual me identificaste y consagraste por Amor de Espíritu Santo. Soy eternamente sacerdote en tu Hijo Jesucristo, Único y eterno Sacerdote. 
Padre bueno de cielo y tierra, te pido que venga a nosotros tu reino de Santidad, Verdad y Amor; que se haga tu voluntad de salvación universal de todos los hombres; que cumplamos tu deseo revelado en tu Palabra hecha carne: "sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto"; danos muchos y santos predicadores de tu reino que prolonguen la misión que confiaste a tu Hijo Encarnado, Sacerdote Único del Altísimo y Eucaristía perfecta. 
Jesucristo Eucaristía, muchas veces no correspondido en amor y amistad por nosotros, incluso sacerdotes; Tú eres amor apasionado y extremo, en presencia humilde y callada de Sagrario, pidiendo el amor de tus criaturas. Si de esta forma tan extrema y humillante nos pides amor, Cristo amado, en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, te pregunto:¿Por qué nos buscas así, humillándote tanto? ¿Es que no puedes ser feliz sin el amor de tus criaturas? ¿Es que necesitas mi amor? Me estás demostrando claramente que sí... y Tú eres Dios y no quieres ser feliz sin tus criaturas y por eso te has rebajado y humillado tanto, hasta dar la vida, hasta clavarte en la cruz, hasta quedarte hasta el final de los tiempos en todos los sagrarios de la tierra sabiendo que muchos no te buscarían ni te agradecerían tu amor eucarístico hasta el extremo de tu amor y de los tiempos ... y todo y tanto por mi, por nosotros ... 
iDios infinito, no te comprendo! No comprendo que no quieras ser feliz sin mí, un cielo eterno sin mí, sin tus criaturas creadas para un amor y amistad y abrazo de felicidad eterna en abrazo trinitario del Padre, por el Hijo con amor de Espíritu Santo y que por eso hayas venido, muerto, resucitado y quedarte ahí en el Sagrario hasta el final de los tiempos... ¿Cree o no creemos? No lo entiendo. No entiendo que siendo Dios y teniéndolo todo, necesites de tus criaturas para cumplir tus deseos de felicidad eterna y por ellas hayas venido en su busca y hayas sufrido y muerto por todos los hombres para que tengamos felicidad eterna contigo. 
iCristo Eucaristía, eres presencia de Dios permanente incompresible e incomprendida por tu exceso de amor, por tu amor extremo hasta dar la vida por mí, por todos, siendo Dios y haciéndote hombre para poder sufrir y morir... iCristo bendito, que no te comprendo! iO es que nos amas como si fuéramos seres divinos, porque nos has soñado el Padre para ser divinos en Ti y por Ti, verdaderos hijos del mismo Padre con su mismo amor de Espíritu santo! Pues así es: el Padre nos ha soñado como hijos eternos y divinizados en el Hijo que vino a decírnoslo y realizarlo mediante su Encarnación, Muerte y Resurreción-Transformación en eternidades de Luz Divina, siempre con Amor de los Tres, Amor de Espíritu Santo. 
Señor Jesucristo, Sacerdote y Único Salvador de los hombres, que todos los hombres se salven y lleguen por tu vida de gracia a la gloria y alabanza eterna de la Trinidad, participación en la tierra de la vida divina, a la plenitud divina para la que nos has soñado; yo, como sacerdote, a este proyecto quiero dedicar mi vida y todo mi ser y existir; yo solo creo, espero y amo y adoro a mi Dios Trino y Uno: "Oh Dios mío, Trinidad a quien adoro, ayudadme a olvidarme enteramente de mí, para establecerme en Vos, tranquilo y sereno como si mi lama ya estuviese en la Eternidad". 
y a veces la deseo tanto, tanto, que quiero olvidarme de mi y todo lo creado "para establecerme en Vos, tranquilo y sereno, como si mi alma ya estuviese en la eternidad”; Cristo Jesús, yo como san Pablo, pero de verdad, Tú lo sabes y me oyes decirlo muchas veces: añoro, deseo el encuentro total y eterno contigo, tu abrazo de Dios y hombre sacerdote y amigo, te lo dije cuando me operaron de corazón, que perdiste una ocasión estupenda.
Señor, haz que al menos nosotros, tus sacerdotes, que tenemos que predicar, convencer y llevar hasta Ti a nuestros hermanos, los hombres, haz que reparemos con nuestra presencia
de amor y de oración diaria y prolongada los olvidos de aquellos que no te miran, que no creen en ti y no te han conocido en la tierra, que no pasan ratos de amor junto a ti, incluso religiosos y sacerdotes que predican de ti sin haber hablado contigo en el Sagrario, sólo con el conocimiento frío de la ciencia teológica. Todos los días, en nuestra parroquia, ante la Custodia Santa, antes de Laudes, rezamos por la santidad de los cardenales, obispos, sacerdotes, religiosos, seminaristas, por nuestro seminario y sus vocaciones, todos los días. Es importántisimo.
Jesucristo, Eucaristía divina, Templo, Sagrario, Morada y Misterio de mi Dios Trino y Uno iTú me amas... yo te amo...! Quisiera en ratos de amor apagar los gemidos de tu corazón herido y tu alma lacerada. iMe hiciste confidente de tus misterios de amor, especialmente para tus escogidos, tus sacerdotes, contándome cuanto encierras en peticiones de gracias y cariño para los tuyos! Ya lo he proclamado en todos mis libros y predicaciones. Y he tenido que sufrir por ello iCuánto supe en un instante junto a Ti! iSupe también allí, cuánto amas y deseas la compañía y la amistad personal de tus sacerdotes y seminarlstas y almas consagradas. Me diste en la parroquia el consuelo de almas enamoradas, de feligresas limpias y entregadas por tus sacerdotes, por tu seminario, por las vocaciones.
Sacerdote, seminarista de Cristo, novicia, alma Consagrada, cualquiera que seas, llena tu vocación y tu vida de amor a Cristo Sacerdote y Eucaristía perfecta de sacrificio, alabanza y adoración al Padre. Escucha sus palabras, sus anhelos, sus locuras de amor al mundo y a los hombres en ratos de Sagrario; principalmente en ratos de oración-conversión-amor a Dios sobre todas las cosas; y
trata de darle a los demás por los medios que Él mismo te descubra. Querer amar a Dios es buscarle en la oración que te lleva a la conversión de toda tu vida al amor del Padre por Jesús Eucaristía. Estas tres palabras significan lo mismo y siempre están
unidas,si son verdaderas: amor a Dios, oracióny conversión.
iSacerdotes  de Cristo, bautizados y consagrados a Cristo, queridos hermanos todos, amados y soñados por el Padre Dios para una eternidad de gozo en Él, llena tu vocación y tu vida del vivir de Dios, de su gracia y de su amor y dedica tu vida a darlo a los hombres que son eternidades, eternidades creadas por nuestro Dios Trinidad para fundirlas para siempre, para siempre, para siempre, eternamente, en el Abrazo de Amor de nuestro Dios Trino y Uno, entre fulgores y resplandores eternos del Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, Espíritu Santo, Beso de Amor del Padre al Hijo y del Hijo al Padre, con María, presencia maternal de Dios Padre en la tierra para con su Hijo, Único Sacerdote y Salvador de los hombres, y para con sus hijos sacerdotes, otros Cristos, consagrados con el mismo Amor de Espíritu Santo en el día de su Ordenación, como encarnaciones o prolongaciones y humanidades prestadas al Hijo del Eterno Padre, para que el Único Sacerdote continúe  y prolongue en ellos el misterio de salvación soñado por el Padre y confiado al Hijo encarnado sacerdote en seno de María, madre sacerdotal. 
Señor Jesús yo contigo “Sacerdos in aeternum”, semper vivens in Trinitate, cum Maria, in vitam aeternam! Eternamente. iSeñor Jesucristo, Único Sacerdote del Altísimo,danos muchos y santos sacerdotes semejantes a Tí! iHermanos y hermanas todas: "Rogad al dueño de la mies que envíe obreros a su mies!". iMaría, hermosa nazarena, Virgen bella, Madre sacerdotal, danos muchos y santos sacerdotes como tu Hijo, Eterno y Único sacerdote del Altísimo. 
Visto 265 veces